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La Etica En La Administracion Tributaria


Enviado por   •  13 de Enero de 2015  •  3.505 Palabras (15 Páginas)  •  836 Visitas

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LA ÉTICA EN LA ADMINISTRACIÓN TRIBUTARIA

La Ética Pública:

Son los principios morales o normas de conducta que rigen la conducta en el ámbito público. Ser “ético” es hacer lo que es moralmente correcto, justo y honorable. La definición del término no es el problema, se puede llegar a un consenso fácilmente. Los verdaderos retos que se enfrentan son desarrollar, implementar y mantener una “cultura ética” dentro de una administración pública, especialmente en la administración fiscal, que está directamente relacionada con la percepción y administración de los ingresos del Estado y en la administración de justicia.

La sinceridad del gobierno en la eliminación de la corrupción depende no sólo de formular y publicitar medidas contra la corrupción, o crear entes burocráticos ineficaces en la lucha contra la corrupción. Su credibilidad se basa en la implementación efectiva de dichas medidas y sus consecuentes efectos en la conducta de los funcionarios y empleados públicos y la sociedad en su conjunto, concretando sanciones administrativas, civiles y penales en contra de los funcionarios y empleados corruptos.

La Ética y su Importancia:

Existen oportunidades para las entidades recaudadoras de ingresos fiscales, de todos los países, de participar en prácticas corruptas, cuando está se da, los problemas morales que resultan son siempre controvertidos, en cualquier contexto social, económico o político que se ha derivado de lo anterior, la ética se ha convertido en una seria preocupación de quienes trabajan ya sea en el sector público o en el privado. Tradicionalmente, la idea se aplicaba a la conducta individual, no a la conducta de grupos y menos todavía a un organismo de gobierno o una gran sociedad anónima.

La ética en la administración pública debe ser un proceso permanente y continuo, que exige mucho esfuerzo. Su éxito dependerá de la voluntad de toda la sociedad. Es una condición fundamental de un gobierno democrático. El combate contra la corrupción y la promoción de la ética pública son elementos decisivos para mantener el desarrollo económico y un pre-requisito para hacer una transición exitosa a la economía de mercado, es indispensable en un Estado de derecho y contribuye a la Gobernabilidad.

Carácter Ético de la recaudación tributaria:

La obra que el Estado desarrolla requiere de gastos, los cuales son colectivos, por lo que teniendo en cuenta la utilidad de los particulares asociados, deben repartirse entre ellos. Si el Estado recurriera sólo al poder de la coacción para obtener los ingresos públicos, esto le sería imposible porque los habitantes tratarían de eludir la obligación, y el Estado debería luchar contra ellos en condiciones que determinarían que el gasto y la reacción política suscitada por la exacción de los ingresos superarían la utilidad realmente obtenida de los tributos; por ello el componente ético de la tributación jamás debe ser menospreciado. Según Héctor Villegas, el fundamento ético-político de la tributación se puede resumir así: “Si los ciudadanos han creado el Estado, es lógico que contribuyan a su funcionamiento”; sin embargo esas contribuciones deben ser percibidas y aplicadas correctamente.

El Centro Interamericano de Administraciones Tributarias (CIAT) ha identificado tres garantías necesarias para una administración tributaria moderna y progresiva, que son las siguientes:

1. Garantizar la integridad e imparcialidad de una administración tributaria.

2. Garantizar la continuidad de una administración tributaria adecuada.

3. Garantizar la confianza de los contribuyentes.

LA CORRUPCIÓN Y LA ADMINISTRACIÓN TRIBUTARIA

Hay entidades públicas en las cuales, las precondiciones clásicas de corrupción institucional están tan convenientemente presentes como en las administraciones recaudadoras. La potente mezcla de monopolio administrativo junto con el ejercicio de una amplia discreción, particularmente en un trabajo cuyo medio ambiente puede carecer de los sistemas de control y rendición de cuentas adecuados, puede fácilmente llevar a la corrupción. Una administración tributaria infectada con corrupción será gravemente disfuncional, y por ello, la consecuencia de la corrupción llegará a sentirse en todo el país. Además, las administraciones tributarias no deben ser armas de terrorismo fiscal en contra de los adversarios políticos, la Prensa independiente y los críticos de los gobiernos de turno; ese es un peligroso expediente que debe evitarse por todos los medios posibles, debido a que con ello se inmiscuye en la vida privada de las personas confines obscuros y nefastos, que persiguen la detentación del poder político por parte de los gobernantes corruptos.

Un reciente estudio hecho por el Banco Mundial señala: “Por ser a menudo el servicio público más visible e interactivo que presta un gobierno, la administración tributaria, desempeña un papel clave en formar la percepción que tiene el ciudadano de la “confiabilidad e integridad del gobierno”, a fin de mantenerse competitivo.

La eficacia y eficiencia de una administración tributaria, en la realización de su función primordial de recaudar es de enorme importancia. Esto es particularmente cierto y evidente en la actual economía globalizada, en la que los gobiernos están confrontados con la reducción del déficit y la deuda, combinados con la creciente tendencia a nivel mundial de no aumentar la carga tributaria, e incluso de reducirla.

La capacidad de la Administración Tributaria para cumplir con ese cometido depende de una variedad de factores, dentro de los cuales se incluyen: el estado de la economía, el apoyo del público a las prioridades gubernamentales, su opinión respecto a la legitimidad del régimen de gobierno y la voluntad de la ciudadanía de cumplir con las normas del sistema tributario.

La voluntad de la ciudadanía de cumplir las normas del sistema tributario es afectada, en gran medida, por el hecho de si el público percibe el sistema como justo, equitativo y confiable. Una administración tributaria, aunque no sea necesariamente responsable por la formulación de tales políticas, es la responsable de poner en marcha los contrapesos y salvaguardias a fin de asegurar que esas políticas se realicen en la manera formulada. En consecuencia, las administraciones tributarias tienen un papel muy

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