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La República Restaurada Y La Educación, Un Intento De Victoria Definitiva


Enviado por   •  5 de Noviembre de 2012  •  4.393 Palabras (18 Páginas)  •  1.019 Visitas

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En el año 1867 los liberales, quienes habían vuelto a ganar, se dieron cuenta de esto, de que habían tenido un triunfo político, sin embargo también se dieron cuenta de que hacía falta fortalecer este triunfo ¿cómo?: asegurando un cambio en las conciencias de los ciudadanos que definirían el rumbo del país en un futuro, pero ¿cómo hacer esto? Bien, ellos resolvieron la respuesta dándose cuenta de que la única forma en que esto se podía dar era a través de la escuela, que es la que forma a esos ciudadanos del futuro. En 1861 Benito Juárez había promulgado una ley de educación el 15 de Abril, en ella se veía reflejada la convicción de que el gobierno tenía que controlar este medio insustituible de la formación que tenía el ciudadano. Este decía lo siguiente: La instrucción en el Distrito y territorios, queda bajo la inspección federal, la que abrirá escuelas para niños de ambos sexos, y auxiliará con sus fondos las que se sostengan por sociedades de beneficencia y por las municipales, a efecto de que se sujeten todos al presente plan de estudios… el mismo gobierno federal sostendrá en los estados profesores para niños y niñas, que se destinarán a la enseñanza elemental en los pueblos cortos que carezcan de escuela.

A las que eran las materias de primaria elemental, las cuales eran: moral, lectura, escritura, gramática, aritmética, sistema de pesos y medidas se le agregó lo que eran las leyes fundamentales del país mexicano. En esta se exigía el estudio de la Constitución y de la historia del país, se llegó a pensar que esto iba a ser suficiente para permitir la derrota del clero, sin embargo la falta de fondos y el caos que se aconteció impidieron que esto se llevara a cabo.

Los liberales habían perdido la fe en la simple libertad, la constitución seguía garantizando la libertad de enseñanza, pero se operaría un cambio de espíritu que iba a llevar a un control mayor del que se te tenía en la educación para el estado.

Zarco resumió lo que Prieto había expresado en un congreso: El señor Prieto declara que por algún tiempo lo alucinó la idea de la vigilancia del estado, como necesaria para arrancar al clero del monopolio de la instrucción pública y corregir el abuso de la hipocresía y de su inmoralidad; pero una reflexión más detenida lo hizo comprender que había incompatibilidad entre las dos ideas, que querer libertad de enseñanza y vigilancia del gobierno es querer luz y tinieblas, es ir en voz de lo imposible y pretender establecer una vigía para la inteligencia, para la idea, para lo que no puede ser vigilado y tener miedo a la libertad. El orador considera la instrucción como base de la libertad y asienta que los pueblos embrutecidos debes sufrir gobiernos tiranos.

Quizá algunos liberales tenían los mismo pensamientos que Prieto, pero estaban convencidos que tenían que evitar que el poder espiritual que el clero seguía teniendo se convirtiera en un nuevo intento armado. Había que hacer algo más que iluminar las conciencias, se tenía que aprovechar la juventud cuando las ideas hacen una impresión profunda lo que ocasiona que sea un fenómeno muy raro el que un hombre se desprenda de lo que aprendió en sus primeros años. Para avanzar se tenía que arrancar el clero de la educación pública por medio de la difusión de los medios de aprender y “la inculcación de los deberes sociales”.

Las ideas que tenía Mora eran un menoscabo de la libertad como la percibían los integrantes de lo que era el constituyente de 1856, pero no había remedio.

El momento era el ideal y el partido liberal no solo había vencido si no que se identificaban con lo que era la defensa de la soberanía nacional. El clero que tenía aún autoridad, había sido debilitado económicamente por la pérdida de sus bienes y estaba desprestigiado en alguna medida por el hecho de que participaron en la intervención.

El ejército había licenciado en 1860, y así los liberales contaban con el apoyo de los beneficiados con las medidas reformistas, esa clase sería llamada la Burguesía Mexicana.

El 15 de Julio de 1867 entró Juárez en la ciudad de México y unos meses después se formó una comisión para discutir las condiciones de una ley de instrucción, esta estaba formada por Francisco Díaz Covarrubias y José Díaz Covarrubias, Pedro Contreras Elizalde, Ignacio Alvarado y Eulalio María Ortega y presidida por Gabino Barreda. De los trabajos de estos personajes resultó la ley orgánica de instrucción pública del 2 de Diciembre de 1867, la introducción era muy expresiva del espíritu del que fue originada, esta era:

Considerando que difundir la ilustración en el pueblo es el medio más seguro y eficaz de moralizarlo y de establecer de una manera sólida la libertad y el respeto a la constitución a las leyes…

Esta ley establecía la instrucción primaria como gratuita para las personas que vivían en un bajo nivel económico y obligatorio en los términos que expondrá el reglamento. También excluía la enseñanza religiosa del plan de estudios.

A excepción de la escuela de sordomudos que sí enseñaba catecismo y principios religiosos. En los demás se sugería a los deberes que tenían las mujeres en la sociedad, de las madres en relación a la familia o de moral a secas y como sutilmente se observa “moralizar al pueblo es discreta alusión al catolicismo” por O’Gorman. Se decía que la iglesia ni ninguna religión eran indispensables para la existencia de una ética social.

El 24 de Enero de 1868 apareció la ley reglamentaria, esta aunque estaba dirigida al distrito y territorios federales tuvo como otras, resonancia en todo el país mexicano.

La ley de instrucción del estado de Jalisco del 25 de Marzo de 1868 reflejaba ya la influencia de la federal mencionada anteriormente, y también desaparecía completamente la enseñanza religiosa; a cambio de enseñanza moral, obligaciones y derechos de los ciudadanos y un compendio de la historia y geografía del país.

En lo que se refería a la educación secundaria la ley de 1867 establecía la existencia de las siguientes:

Secundaria para personas del sexo femenino, de estudios preparatorios; de jurisprudencia, de medicina, cirugía y farmacia; de agricultura y veterinaria; de ingenieros; de naturista; de bellas artes; de música y declamación; de comercio; normal de profesores; de artes de oficios; para la enseñanza de sordomudos; un observatorio astronómico; una academia nacional de ciencias y literatura y un jardín botánico. Lo más importante de todo esto, desde luego, lo más sobresaliente, era la organización del antiguo colegio de San Ildefonso en escuela de estudios preparatorios de acuerdo a los principios del positivismo.

Según

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