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La alteridad y el hombre: aproximaciones a la filosofía de Emmanuel Levinas en el marco de la democracia


Enviado por   •  19 de Septiembre de 2020  •  Documentos de Investigación  •  2.483 Palabras (10 Páginas)  •  170 Visitas

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La alteridad y el hombre: aproximaciones a la filosofía de Emmanuel Levinas en el marco de la democracia

La democracia desde sus orígenes ha sido concebida como un espacio en virtud del cual todos los ciudadanos que hacen parte del conglomera do social llamado comunidad pueden proponer sus ideas y participar en las decisiones que se tomen dentro de este. Ella- fue visualizada como un ambiente de esparcimiento y entendimiento en el cual, cada opinión dada por sus integrantes sería analizada de una manera individualizadora pero equitativa. Esto debido a que, en la comunidad al ser entendida como un conglomerado social difusamente concebido, da pie a que cada uno de sus miembros sea visto como entes sin rostro, sin autonomía, sin identidad propia, por lo que debemos entender y diferenciar que este conjunto, este conglomerado está conformado por unidades, que cada individuo que hace parte de ella padecen de circunstancias que los individualizan y los hacen ser personas (o individuos).

La Democracia vista desde la concepción formalista (Haciendo alusión a la democracia griega) es comprendida como el lugar en el cual todos sus coasociados podían proponer sus ideas y con ello generar debates para así llegar a un consenso en el que todos los participantes estuvieran satisfechos y de acuerdo en cuanto a lo decidido. En esta democracia se está en un constante cuidado por el otro, y se analiza de manera exhaustiva como con mis decisiones afectaba al tercero, como con mi accionar perjudicaba o ubicaba a el otro en una situación de desventaja de acuerdo a mi proceder; tendían a que las decisiones fueran al agrado de todos producto de que tenían presente la relación de interdependencia entre lo asociados, intuían que el otro era reflejo de quien lo mirara, y como reflejo debía ser tratado de la misma forma en la que una persona comúnmente se trata a ella misma y por ello ha de depender de él y él dependerá de este.

Esa característica de ver al otro como reflejo nuestro, se traduciría en lenguaje de Levinas como Alteridad, entendiéndola como “La heterogeneidad radical de lo Otro”, afirmando que esta “sólo es posible si lo Otro es otro con relación a un término cuya esencia es permanecer en el punto de partida, servir de entrada a la relación, ser el Mismo no relativamente, sino absolutamente”, la alteridad sería comprendida desde Levinas como la forma de relacionarme con los otros a partir del hecho en el que ninguna conducta mía atente contra ellos, pero a su vez sin desconocer su calidad de persona, sin temer a que hayan choques o disputas dentro de este.

Por ello hemos de ver a la democracia y a la alteridad como conceptos inseparables, a tal punto de catalogarla como presupuesto o pilar de la misma, porque en la esencia de las democracias son como afirma Levinas la unión entre el Otro y el Yo. Hemos de entender al “Otro” como “La viuda, el extranjero, el huérfano”, al cual la conciencia no puede aprehender, ni tematizar, es todo ser humano que está en frente a mi (Yo, Mismo), y que pide justicia, afirma además que el otro no se muestra, no aparece, que es invisible, pero a su vez es absoluto y que permanece intacto en su alteridad, no es un concepto, ni una idea a la cual la conciencia del yo puede apresarla y hacerla suya y darle sentido, el otro viene de un mundo que el yo desconoce. Mientras que el “Yo” hace alusión al aspecto interno de la persona, a las concepciones, pensamientos e ilusiones que determinan la forma de actuar y de relacionarse con los demás.

Atendiendo a lo anterior, y relacionándolo en el cómo se desarrolla la democracia formal en la actualidad, podemos visualizar de una manera notoria, que realmente esta democracia se encuentra en una crisis de legitimidad, producto a que, en sus sustratos ideológicos, las teorías bajo las cuales sustentan su existencia discrepan de una manera clara y evidente de la realidad. Porque la democracia que se da mayoría de las sociedades (Democracia Material) no es vista como el lugar de esparcimiento o entendimiento en el cual las decisiones de las personas son atendidas y resueltas de una manera satisfactoria (Democracia Formal). Sino que ella es la base en la cual los partidos políticos, justifican sus decisiones, afirmando estos que su accionar va en pro de la sociedad, del individuo, del otro, pero en realidad todas las medidas adoptadas por estos grupos representan tan solo los intereses de unos pocos en los que hay un desligamiento del Otro, y una real primacía del Yo.

En este tipo de Sociedades en los que se dan esa clase de “democracia” se caracteriza por la total desconfianza de los coasociados al poder, incluso la desconfianza entre ellos mismos, los ciudadanos están sumidos en un estado de zozobra constante en el cual solo se sienten aliviados al no relacionarse con los demás, al desconocerlos, al ignorar esa relación de interdependencia que se les es implícitamente impuesta por el simple hecho de vivir en comunidad. En ojos de Levinas se está dando una separación tajante entre el Otro y el Yo, en el cual prima el ultimo sobre el primero porque los individuos en sus relaciones desconfían que sean utilizados, de ser cosificados en pro o beneficio de un interés particular, porque saben muy bien que ante las injusticias que se dan, los demás las ignoran, no les prestan la atención, las observan más no entran en acción.

Quizás esta crisis de legitimidad se ve respaldada en el hecho en el que los individuos antes de pensar en los demás siempre piensan en ellos mismos, piensan en el cómo satisfacer sus necesidades primero, que la de los demás, dejando de lado el bienestar del prójimo, y sobreponiendo el suyo, de pronto esa idea del individualismo sea consecuencia del concepto de propiedad privada que trajo consigo el liberalismo.

Esa falta de acción, de compromiso, de ayuda entre las personas, fue la misma situación que vio Emmanuel Levinas, en toda la segunda guerra mundial, cuando este era preso en un campo de concentración, producto de su ascendencia judía, el lituano veía como sus familiares, sus compañeros y las demás personas eran ejecutadas sin discriminación alguna, y lo peor de todo era que al no poderles hacer frente a sus medidas, sus “compañeros” se desentendían de tales circunstancias, y pensaban como ellos mismos podían sobrevivir un día más, en estos puntos se podía ver como los individuos primaban sus intereses, como desconocían la realidad misma, como sobreponían el yo sobre el otro, quizás se demostraba la naturaleza de ser humano,

Pero al ver eso la pregunta que se hacía era ¿Dónde queda la ética? ¿Por qué realmente vivimos en sociedad? ¿En realidad se puede contar con los demás o simplemente estamos juntos por una situación de necesidad exclusiva? Estas fueron cuestiones imposibles de solucionar que se hizo Levinas en ese punto álgido de su vida, y esas son las preguntas que nos debemos hacer los que vivamos en sociedad. De pronto debamos reflexionar sobre nuestros hechos pero aun así en la sociedad actual y en la democracia de nuestras comunidades (Democracia Material) pareciera ser que olvidamos la alteridad, que es comprendida como uno de los pilares fundamentales de la democracia (Democracia Formal,  a la cual debemos aspirar) que sin importar el tiempo o la situación, está nunca debería ser olvidada, ya que si comprendemos a la sociedad como un conglomerado social difusamente concebido estaríamos avalando la inconsistencia y el irreconocimiento entre los coasociados y ello en la filosofía del Lituano no será posible.

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