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La buena mesa


Enviado por   •  24 de Febrero de 2015  •  Apuntes  •  480 Palabras (2 Páginas)  •  157 Visitas

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La buena mesa

Como todo buen banquete, nos habla sobre los buenos manjares, que deleitaban las familias en los sitios, como la campiña francesa y la villa italiana, y cultivaban un arte tan delicado como suculento.

En la mesa diaria se escanciaba el buen vino y pan campesino, tablas de queso de la provincia y fuentes con pirámides de frutas y dulce.

Mientras que las muchachas de servicio, desfilaban trayendo humeantes soperas de porcelana, y bandejas de guisados esenciales para los comensales.

Las mesas cubiertas por manteles de demasco, almidonados, brillan las copas de cristal, las alcuzas del aceite más puro de oliva, y el vinagre balsámico, los floreros y candelabros de plata, mudos testigos de varios siglos de excelente cocina.

Hablando de una buena cocina sabemos que cada cocinero es dueño de ese espacio donde hace sus creaciones, como también se encarga de que las cosas sean perfectas platillos excelentes y de un delicioso sabor.

En tiempos pasados dentro de las cocinas siempre se respetaba las tradiciones de dentro de ellas ya sean las técnicas que cada cocinero utilizaba como también las recetas que se seguían al pie de la letra, era muy difícil en épocas pasadas que se emplearan cambios en las cocinas ya que cada cocinero tenía sus propias creencias.

Cocinando desnudos

Cada persona tenemos gustos diferentes con respecto a la atracción del sexo opuesto, la manera en que nos atraen física y sexualmente.

Las mujeres nos impresionamos con los hombres que les gusta la cocina, cosa que no ocurre al revés, un hombre que cocina es sexi, la mujer no, tal vez porque es algo muy domestico. El contraste y la sorpresa son eróticos. Una muchacha que enzima de una motocicleta puede resultar algo muy excitante para los hombres. En cambio un hombre en la misma situación es solo un macho ridículo.

Aquellos que escogen amorosamente los ingredientes más frescos y sensuales, los preparan con arte y los ofrecen como un regalo, para los sentidos y el alma.

Esos varones con clase para descorchar la botella de vino, olisquear y escanciarlo primero en la copa, para dárnoslo a probar, mientras describen los jugos, el color y la suavidad, el aroma y la textura del platillos elaborado que refiere a nuestros propios encantos.

Esos hombres tienen todos los sentidos afinados, incluso el del humor.

Cuando observamos como limpian y cocinan esos manjares, imaginamos esa paciencia y destreza aplicadas a la tarea de darnos un masaje erótico.

Si prueban delicadamente un trozo de carne, para verificar su cocción,

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