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Los anormales. El más importante logro de Sigmund Freud


Enviado por   •  28 de Octubre de 2015  •  Apuntes  •  2.358 Palabras (10 Páginas)  •  140 Visitas

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El más importante logro de Sigmund Freud fue la invención del primer instrumento para el examen científico de la mente humana. Los” Estudios sobre la Histeria”, publicado en mayo de 1895, permite rastrear las etapas iniciales del  desarrollo de este instrumento, narrando como fueron superados una serie de obstáculos, y  la historia del descubrimiento de esos obstáculos que debían ser superados.

Con los primeros casos clínicos, quedo en claro que el problema no consistía en la investigación de procesos conscientes, para los cuales bastarían los métodos de indagación ordinarios de la vida cotidiana, también había procesos psíquicos inconscientes, que requerían una herramienta especial. Esta era la sugestión hipnótica, utilizada, no con fines terapéuticos, sino para persuadir al paciente a que produjera material oriundo de la región inconsciente de la psique. Aunque no todos los histéricos eran tan accesibles, lo que denota un nuevo obstáculo, por esto Freud no era adepto al hipnotismo y fue su abandono lo que amplio su intelección de los procesos psíquicos, revelándole la presencia de otro obstáculo: la resistencia de los pacientes al tratamiento, su renuencia de cooperar con su propia curación. La elección de este segundo camino llevo a Freud a un mundo desconocido que exploraría durante toda su vida.

En el primer momento de la nosología freudiana años posteriores a los “Estudios sobre la Histeria”, Freud abandonó la sugestión y paso a confiar en el flujo de “asociaciones libres” de los pacientes. Esto abrió el camino para el análisis de los sueños, permitiéndole, primero, explicar el funcionamiento del “proceso primario” de la psique y la forma en que influye en la producción de los pensamientos más accesibles, quedando así un nuevo expediente técnico: la “interpretación” y en segundo lugar, posibilito descubrimientos de la sexualidad infantil y complejo de Edipo. Todo esto era cosa del futuro, hasta que se topó con otro obstáculo: “la transferencia”, advirtiendo que se trataba de uno de los principales instrumentos de la técnica psicoanalítica. Este concepto fue muy importante, junto con el texto la” Introducción al Narcisismo” (1914),  ya que marcan el segundo momento de la nosología freudiana.

La transferencia en psicoanálisis es el proceso en virtud del cual los deseos inconscientes se actualizan sobre ciertos objetos, dentro de un tipo de  relación establecida con ellos y, de un modo especial, dentro del vínculo  analítico, en cuanto a la transferencia hace una nueva  división, neurosis de transferencia y neurosis narcisistas, en  las primeras, la libido siempre desplazada sobre objetos reales o imaginarios, son más accesibles  al tratamiento psicoanalítico, las segundas, la libido esta desplazada al yo, lo que hace imposible que se logre la transferencia en análisis.

Para adentrarse en el tema de la transferencia. Freud en el texto “Sobre la dinámica de la transferencia” de 1912,  plantea que ésta  se produce necesariamente en una cura psicoanalítica y alcanza su consabido papel durante el tratamiento.

El  ser humano, ya sea por disposiciones innatas o por influencias que recibe en su infancia, adquiere un modo determinado de actuar en el ejercicio de su vida amorosa, dando lugar a un clisé que se repite de manera regular en la medida en que lo consientan las circunstancias exteriores y la naturaleza de los objetos de amor accesibles,  aunque sólo un sector de esas mociones determinantes de la  vida amorosa ha recorrido el pleno desarrollo psíquico; ese sector está vuelto hacia la realidad objetiva, disponible para la personalidad consiente, y constituye una pieza de esta última.

Si la necesidad de amor de alguien no está satisfecha por la realidad, él se verá precisado a volcarse con unas representaciones libidinosas hacia cada nueva persona que aparezca, y es muy probable que las dos porciones de su libido, la susceptible de conciencia y la inconsciente, participen de tal acomodamiento.

Es comprensible que la investidura libidinal aprontada en la expectativa de alguien que está parcialmente insatisfecho se vuelva hacia el médico. Éste pasara a formar parte del aparato psíquico del paciente.

Este afecto y estos sentimientos ligados al profesional no tienen que ver con su persona, sino con el lugar que está ocupando en ese momento. El monto de afecto se liga hacia la figura del analista.

La transferencia debe ser recíproca, ambos, analista y paciente deben encontrarse transferenciados para poder llevar a cabo el trabajo analítico. Si bien desde un primer momento existe transferencia hacia el analista por suponérsele un saber de parte del paciente, éste (el analista) debe abstenerse de pedagogizar, dominar, gobernar y seducir a su paciente. Así como tampoco debe responder a la demanda de amor, seducción y discurso histérico del analizado.

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La integración progresiva del descubrimiento del complejo de Edipo repercute en la forma que Freud entiende la transferencia, sosteniendo que ésta va ligada a prototipos infantiles, vivida con un marcado sentimiento de actualidad y lo que se revive en aquella es la relación del sujeto con las figuras parentales.

Esa investidura se atendrá a modelos, a clisés preexistentes en la persona en cuestión o, como también podemos decirlo, insertará al médico en una de las «series» psíquicas que el paciente ha formado hasta ese momento. La meta del analizado es hacer coincidir el objeto de sus mociones de sentimiento con el médico, ahora bien, ¿como la transferencia se vuelve un medio de resistencia?  Y esto se debe a que se vuelve difícil confesar una moción de deseo prohibida ante la misma persona sobre quien esa moción recae, por esto en la cura analítica la trasferencia se nos aparece siempre, en un primer momento, sólo como el arma más poderosa de la resistencia, y la intensidad y tenacidad de aquella son un efecto y una expresión de esta.

Es preciso separar una trasferencia «positiva» de una «negativa», la trasferencia de sentimientos tiernos de la de sentimientos hostiles, y tratar por separado ambas variedades de transferencia sobre el médico. La positiva, se descompone en  la de sentimientos amistosos o tiernos que son susceptibles de conciencia, y la de su continuación en lo inconsciente. Ahora bien, todos nuestros vínculos de sentimiento, simpatía, amistad, confianza y similares, que valorizamos en la vida, se enlazan genéticamente con la sexualidad y se han desarrollado por debilitamiento de la meta sexual a partir de unos apetitos puramente sexuales, por más puros y no sensuales que se presenten ellos ante nuestra autopercepción consiente. En el origen sólo tuvimos noticia de objetos sexuales; y el psicoanálisis nos muestra que las personas de nuestra realidad objetiva estimadas pueden seguir siendo objetos sexuales para lo inconsciente en nosotros. Entonces, la trasferencia sobre el médico sólo resulta apropiada como resistencia dentro de la cura cuando es una trasferencia negativa, cuando aparece la tensión de odio en el marco del análisis, si se supera pasa a ser un instrumento para llevar adelante la cura, o una positiva de mociones eróticas reprimidas.

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