Marx Y Froid
aguafiesta27 de Septiembre de 2012
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FREUD, SIGMOND
ELLO
O "id". Concepto psicoanalítico perteneciente a la llamada "segunda tópica" (descripción del psiquismo propuesta por Freud en los términos ello - yo - super-yo). El ello es la instancia o estructura del aparato psíquico más antigua; el bebé tiene sólo ello, y sólo el enfrentamiento con la realidad provocará en él la aparición del yo y del superyó. Del ello toma el sujeto la energía para el desarrollo de su vida psíquica. En el ello descansan los instintos, deseos y experiencias traumáticas. Es el enlace entre lo somático o corporal y lo mental. El principio que rige su actividad es el principio de placer y los mecanismos o procesos que dominan en él son los procesos primarios. Es inconsciente.
YO
Concepto psicoanalítico. Presentado por Freud en la llamada "segunda tópica", junto con el ello y el super-yo, el yo (o "ego") es la parte de la personalidad que se organiza como consecuencia de la influencia del ambiente. Por su capacidad para evaluar y comprender la realidad, el yo le permite al sujeto superar las amenazas externas e internas. El yo se rige por el principio de realidad y en él funcionan los procesos secundarios (percepción, pensamiento, ...). Es básicamente consciente y de su dominio en las actividades del sujeto depende la salud psíquica del mismo.
SUPER-YO
O "superego". Aunque en Freud prima la perspectiva biologicista, no desatendió la importancia de la sociedad y la cultura, pues ésta se halla presente en la mente del individuo en el superyó. El niño aprende de sus padres el código moral y valorativo que determinará sus actitudes y motivaciones posteriores; este aprendizaje se da fundamentalmente en las etapas pregenitales y como consecuencia del temor al castigo y de la necesidad de afecto. El superyó tiene como función integrar al individuo en la sociedad. Es la instancia que va a observar y sancionar los instintos y experiencias del sujeto y que promoverá la represión de los contenidos psíquicos inaceptables. En gran medida su influencia en la vida del sujeto es inconsciente. En el superyó se suele distinguir el llamado "ideal del yo" de la "conciencia moral", el primero para señalar las situaciones, estados y objetos valorados positivamente por el sujeto y a las que tenderá su conducta, y la conciencia moral para designar más bien el ámbito de las prohibiciones y las sanciones a las que las personas creen que deben someterse.
Ejemplo: si nos encontramos en un almacén comprando productos y nuestro cuerpo pide renovar energía, el ello lo notará y comenzará a mandar impulsos para comer, porque sabe que estamos rodeados de comida. El yo y el superyó como se encuentran en contacto con la realidad, saben que si no pasamos antes por la caja registradora para pagar, no se puede agarrar y abrir un paquete para comer, porque no está permitido. Una persona que no tenga desarrollado el superyó como sabe que no está permitido comer sin antes pagar, se escondería en donde pueda para saciar su necesidad.
Según Freud, el sujeto puede dirigir su energía pulsional hacia un objeto o una representación e impregnarlo, cargarlo o cubrirlo de parte de ella. Se llaman catexias a estas descargas de energía psíquica. A partir de la experiencia de catetización, el objeto cargado ya no le resulta indiferente al sujeto, más bien tendrá para él una halo o colorido peculiar. Si los objetos y personas nos resultan atractivas no es, para esta descripción, porque ellos mismos posean de forma objetiva el carácter de "deseable" o "atractivo", se trata más bien de una figuración consecuencia de nuestras proyecciones de energía libidinosa sobre ellos. La expresión más clara de las catexias es el enamoramiento. En la segunda tópica, Freud considera que el Ello es el origen de las catexias.
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