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O felicidad solitaria


Enviado por   •  11 de Enero de 2020  •  Apuntes  •  554 Palabras (3 Páginas)  •  95 Visitas

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Cada día tengo ocho intervenciones. Todo está escrito en la verde historia clínica. En la primera página mi nombre y apellido, edad, dos frases de verdad absoluta sobre: condrosarcoma, mi estado después de la cirugía mayor, estabilización bilateral en cuatro niveles e implantes. Después había casillas y dentro de ellas el programa para las próximas semanas: corriente interferencial de Nemec, gimnasia en agua salada, masaje seco, terapia magnética, movilización individual, relajación, masaje acuático. Vale, me digo a mí misma, estos son mis papeles, mi billete de entrada para cada fiesta de aquí, mi tarjeta de miembro legítimo.

  • Recomiendo comprar como extra un curso de acupuntura – recomienda la doctora Dziarska, mientras anota algo. – Las agujas no son grandes. El chino con el otro se lo inventaron bien.
  • Algo leí sobre eso, por así decirlo– digo, aunque no haya leído nada sobre acupuntura. Que yo ya no tenga nada que hacer, para que en mi tiempo libre leer sobre como pinchar el cuerpo humano. Aguja, me digo a mí misma. - ¿Y por qué acupuntura como un curso extra si tan bien ayuda?
  • ¿No se imaginará que la seguridad social (NFZ) apoye a la medicina china, señora?
  • Ah bueno, bueno.
  • Pues no se interese tanto en esto, ahora con estos papeles rapidito a cirugía. Ellas la dirán qué es lo siguiente. – Doctora Krystyna se me queda mirando un rato, como si me quisiera recordar, poniendo en eso toda su voluntad, para que la siguiente vez que nos veamos no preguntarme si no me conoce del colegio o si vendo algo. - ¿Esta vez lo cortaron todo?
  • No sé – digo. Porque no lo sé.

*

  • ¿Cuándo por fin llegarán? – Marzena espera, espera desde la mañana como loca yendo de la ventana a las puertas. Habla, mientras sus dedos índices en ambas manos señalan pequeñas interrogaciones.

Todas sentadas en las camas. Hace calor, mayo se come todo el oxígeno, la ventana esta apenas entreabierta, en los radiadores se seca nuestra ropa interior. Sábado, me digo a mí misma, es el día cuando a las dieciséis empieza la discoteca. ¿Cuántos años tiene esa Marzena para comportarse de esta manera? ¿Diez? Se comporta como una niña de guardería. Si esto sigue así, aquí todas empezarán preocuparse como ella, todo se irá al carajo, se colapsará nuestra estabilidad y en vez de esto tendremos histeria y vamos a sonarnos las narices como en infantil. No sé si conozco la palabra „estabilidad” pero eso es lo que creo. Pienso que hay que tranquilizara de alguna manera. Al fin y al cabo, luchamos por la paz, paz y salud para todas. Sin paz no hay salud y viceversa, claro, por eso lo más importante es que no esperemos demasiado. Que desaprendan a esperar los que no sepan que esto está en contra de la salud. En contra de su fundamento más profundo, a pesar de que los médicos y enfermeras, que día a día se desgarran las venas por nosotras, descuidan a sus hijos para poder pasar aquí con nosotras noches y días, no como los tutores, que nos van a vigilar en la discoteca, no como los cocineros o auxiliarles de enfermería. A pesar de todo vamos yendo, contra la voluntad del mundo, de ventana a puerta, suspirando y poniendo dedos en forma de pequeñas interrogaciones.

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