René Descartes

Las narices de los filósofos

René Descartes (1596-1650) Padre de la modernidad.

Primer regla del método cartesiano: Dudar de todo lo que captamos por medio de los sentidos. A Descartes se le ocurre: por mucho que dude, tengo que existir. “Pienso, luego existo”.

Llega a la primera verdad: Yo soy una cosa pensante. Lo único que nos asegura la verdad es la claridad y la distinción, la concebimos como una idea clara y distinta, con evidencia absoluta. Aquello que el intelecto capta con absoluta distinción no puede ser falso. Si solo aceptamos ideas claras y distintas, nos aseguramos que vamos por el buen camino. Pero es ahí donde Descartes piensa que puede existir un Dios que me haga confundir lo verdadero y lo falso y que aquello que me parece claro y distinto en realidad no lo sea.

Para despejar esta duda se debe demostrar la existencia de un Dios. Llega a la conclusión de que Dios existe y que ha puesto en los seres humanos la idea de sustancia infinita. Dice que sin el supuesto de la existencia de Dios sería imposible conocer con evidencia. Cuando la razón lo hace existente estoy seguro de mi propia existencia y de la de Dios y de la del mundo material.

Relación entre cuerpo y mente:

Descartes no puedo solucionar esta relación y se la atribuyó a una parte del cuerpo: Glándula Pineal, lo cual fue un error.

Meditaciones acerca de la filosofía primera en la cual se prueba la existencia de Dios y la distinción entre el alma y el cuerpo.

Meditación primera:

De las cosas que podemos poner en duda.

Según Descartes:

Decidí deshacerme de todos los conocimientos y comenzar de nuevo.

• Todo lo que hasta ahora he tenido por verdadero y cierto ha llegado a mí por mis sentidos, yo no debo fiarme de mis sentidos. Se pregunta si estará soñando en el mismo instante en que escribe la meditación, o si la vida misma es un sueño. Pero no duda de que si está dormido o no el cuadrado tiene cuatro lados y 2+3 es 5 y estas son verdades claras.

• Luego comenta la idea de un Dios que lo ha creado tal cual es y que éste no querrá que se equivoque, es por eso que apela a su bondad. “Cuánto más probable sea que incurra siempre en un error, tanto menos poderoso será Dios”.

• Supone que Dios es un genio astuto y maligno que emplea su poder para engañarlo, como si el cielo, la tierra, los colores, el aire son ilusiones y entonces se preparará para rechazar las astucias y que no se le imponga nada falso.

Meditación segunda:

De la naturaleza del espíritu humano, que es más fácil de conocer que el cuerpo.

Según Descartes:

Continuaré

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