Reseña de Apología de Sócrates

PLATÓN. Apología de Sócrates. En: Diálogos. Madrid: Gredos,1981 (cuarta reimpresión). Tomo I.  Traducción de J. Calonge Ruiz. (pp. 148-186).

El presente texto es un comentario de la obra “Apología de Sócrates” del filósofo griego Platón. El autor, quien nació en el año 427 a. C., influenció y aportó contenido valioso para la historia de la filosofía, es considerado como pionero y fundador de esta como disciplina académica. A temprana edad tuvo un encuentro con el filósofo clásico griego, Sócrates, conllevo que a sus veinte años se vuelva fiel seguidor del “maestro”, posteriormente considerado uno de sus principales discípulos.  Ambos compartían el pensamiento que los guío a combatir el relativismo y el subjetivismo de los sofistas. Sin embargo, Platón a diferencia de Sócrates dejó obras, escritos filosóficos de la época, en su mayoría presentados en forma de diálogo. Aquel detalle lo diferenció de otros autores, siendo el primero en emplear dicho estilo para exponer su pensar filosófico, que estaba enfocado en el cuestionamiento de los puntos de vista de la época y la caracterización psicológica de elementos culturales nuevos. Con respecto a la presente reseña, estará enfocada en uno de los principales diálogos que escribió Platón, en torno al diálogo que Sócrates sostuvo frente a sus acusadores a modo de defensa frente a las denuncias que hicieron hacia su persona.

A lo largo de la lectura se pueden identificar partes resaltantes que permiten estructurar el diálogo. En primer lugar, Sócrates narra que a los 70 años se encuentra frente a un tribunal deseando ser escuchado, piensa defenderse con la verdad y espera poder desmentir a sus acusadores. Para lograr ese fin, segmenta su defensa contra dos grupos, por un lado, contra los primeros acusadores, los que construyeron la falsa opinión que tienen los atenienses sobre él y no llegaron a presentar su acusación; y, por otro lado, contra los últimos acusadores, los que presentaron una acusación formal hacia Sócrates.

El primer punto de enfoque de Sócrates es explicar los factores que favorecieron a los primeros acusadores a construir su mala reputación. El filósofo alega que estos lograron su cometido, aprovechándose de la juventud e ingenuidad de los oyentes junto con la ausencia del acusado; a modo de persuadir y acusar mentirosamente. Por ello, relata que todo comenzó luego de que Querefonte fuera a Delfos y el oráculo le afirmara que él era el hombre más sabio, mensaje generó dudas y reflexiones en Sócrates. Él no se consideraba sabio, por lo que emprendió su búsqueda de alguien más sabio, para demostrarle al oráculo que se equivocaba. 

Primero, acudió donde un político, sin embargo, después de interrogarlo concluyó: «Me pareció que otras personas muchas personas creían que ese hombre era sabio y especialmente, lo creía él mismo, pero no lo era […], al menos soy más sabio que él en esta misma pequeñez, en que lo que no sé tampoco creo saberlo». Por consiguiente, se dirigió donde los otros políticos y reafirmó su postura, los de mayor reputación están carentes de lo más importante. Luego, visitó a los poetas, pensando que las obras literarias que elaboraban eran muestra de sabiduría, sin embargo, comprendió que «no hacían por sabiduría lo que hacían, sino por ciertas dotes naturales y en estado de inspiración». Por lo que concluyó que dicho grupo se colgaba de la belleza y majestuosidad de sus palabras para considerarse más sabios sobre el resto, y, por tanto, Sócrates era más sabio que ellos ya que no se atribuía conocimiento que no tenía. Por último, acudió donde los artesanos, quienes por el hecho de realizar adecuadamente su arte podrían ser sabios, pero dicho grupo incurrió en el mismo error que los anteriores, el creer saber algo que no saben. Ello llevo a Sócrates a buscar examinar a los demás atenienses, pero siempre resultaba que la mayoría de personas simula saber sin saber nada, y que nadie era capaz de admitir esa verdad. Aquellos factores hicieron que Sócrates ganara la enemistad de muchos y la mala fama de la que los primeros acusadores hablaban.

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