Resumen De Critón O Del Deber
BlancaRG18 de Agosto de 2014
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CRITÓN O DEL DEBER
POR: BLANCA ROMERO GONZÁLEZ
Este dialogo de Platón, es uno de los textos que a la par de la Apología de Sócrates, son a mi parecer, los textos cumbre sobre la vida y obra de este filósofo, y no solo porque temporalmente hablando fueron de los últimos, sino porque en este dialogo en específico, el lector se encuentra con la esencia más pura y genuina de Sócrates
Un ciudadano ejemplar que “prefiere sufrir una injusticia que cometerla” y que con razones bien fundamentadas y el método de “preguntas y respuestas” que manejaba a la perfección como un método para encontrar la verdad, sostiene una apasionada discusión de lógica con uno de sus discípulos y amigo: Critón.
Critón visita Sócrates y lo intenta persuadir de que se escape pero él se niega para no romper las leyes que lo condenaron a beber la cicuta, a través del desarrollo del diálogo, Sócrates deja claro que él debe de obedecer como buen ciudadano, ya que lo acusan de corromper a los jóvenes, de hablar de otros dioses que no son griegos, pero él dice que a un hombre de bien como él más le vale padecer una injusticia que cometerla, porque al considerarse a sí mismo como un hombre de bien, está obligado a obedecer.
El más que nadie, así lo sostiene a su discípulo acongojado, debe obedecer la ley, puesto que ha sido un amplio propagador de la justicia y la verdad. Equipara la obediencia al estado y sus reglas, como algo superior incluso, a la obediencia, respeto y veneración que se tiene con los padres.
Habla de la nación como si de su propia madre se tratara y se cuestiona a sí mismo, que clase de “hijo” sería, si se atreviera a violentar las reglas que le hicieron nacer y crecer en una nación basada en la ley. La mayor parte de su discurso, se contempla las posibles contestaciones y objeciones que le haría el estado, al cuestionar la motivación de su proceder. Llega a decir que no puede traicionar las leyes porque sería peor aún que traicionarse a sí mismo.
Critón, que al principio es apasionado al hacerle saber a Sócrates, la grande perdida que sufrirá con su ausencia y cómo quedará frente al pueblo al no hacer nada para evitarle la pena de muerte, termina siendo convencido por el impecable pensamiento lógico de su maestro, que al principio, parece reprocharle que se atreviera a pensar que él pudiese violar su propio código ético al escapar de la condena.
Asegura que, aunque sea por causas infundadas, él debe someterse a las sentencias que el estado le impone, porque, si no ¿De qué serviría toda su vida de declaraciones acerca del respeto a la ley?... Dice que de hacerlo, sería como si su testimonio hubiera sido cosas de niños, palabras sin ningún valor. Reprende además en cierta forma a Critón, por preocuparse más por el reproche posible del pueblo por su aparente falla al no ayudar a su maestro, que en la supremacía de saber que tendrá apoyo de los hombres de razón (que comprenderán que sí quiso ayudarlo pero no a costa de su ética) aunque sean pocos, que del pueblo que ignora aunque sean muchos.
Termina pues, ensalzando el valor de los principios civiles y personales que una persona debe tener, aunque de por medio, se encuentre en peligro de terminar la vida misma. Afirma además no temer a la muerte, puesto que vivió conforme a lo que mandaba al estado y se entrega a la condena como todo ciudadano debe hacerlo.
Al finalizar el dialogo, Critón, ya desprovisto de cualquier argumento racional contra el discurso de Sócrates, no puede más que aceptar el destino de su maestro y se queda con la reflexión de que “no se debe devolver el mal por el mal” y no se puede “combatir una injusticia con otra injusticia”
Haciendo gala de su increíble sentimiento de pertenencia a la nación y en total
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