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RESUMEN DEL CRITON

stephanie199911 de Mayo de 2014

960 Palabras (4 Páginas)721 Visitas

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RESUMEN

Sócrates, que en la Apología sólo pudo mantenerse filósofo a condición de divorciarse de la Constitución religiosa de Atenas, se rehace y convierte en este diálogo, por una especie de compensación, en un ciudadano inflexible en la obediencia a las leyes de la república. Someterse a las leyes es una obligación absoluta; es el deber. Tal es el objeto de este diálogo.

Los amigos de Sócrates, después de haber ganado al alcaide de la cárcel donde esperaba el día de su muerte, le enviaron uno de ellos, Critón, para que le suplicara encarecidamente que salvara su vida por la fuga. Pero Sócrates no quiso aceptar escapar.

Sócrates: ¿Cómo llegas a estas horas, Critón? ¿No es todavía temprano?

Critón: En efecto, es muy pronto.

Sócrates: ¿Qué hora, aproximadamente?

Critón: La del alba.

Sócrates: Me extraña que el guardián de la cárcel haya querido atenderte.

Critón: Ya es amigo mío, Sócrates, de tanto venir por aquí, y además, algún que otro favor se ha sacado también de mí.

Sócrates: ¿Llegas ahora, o llevas ya un rato aquí?

Critón: Llevo bastante rato.

Sócrates: Entonces, ¿cómo no me has despertado inmediatamente, en lugar de estarte ahí sentado en silencio?

Critón: Por Zeus, Sócrates, tampoco yo querría estar en tan gran desvelo y dolor. Sin embargo, hace rato que me admiro de ver cuán dulcemente duermes.

Sócrates: Sin duda, Critón, sería inoportuno indignarme, a mi edad, si es necesario morir ya.

Critón: También otros de tu edad se ven inmersos en situaciones como ésta, pero en nada les libra la edad de no indignarse por su suerte.

Sócrates: Así es, pero ¿por qué has venido tan pronto? Critón Porque traigo una noticia terrible, Sócrates

Sócrates: ¿Qué noticia?

Critón: Todavía no ha llegado, pero me parece a mí que llega hoy

Sócrates: yo no debo morir hasta el día siguiente de la vuelta de ese buque

Critón: Sócrates, sigue mis consejos, sálvate. Porque el pueblo jamás podrá persuadirse de que [94] eres tú el que no has querido salir de aquí cuando yo te he estrechado a hacerlo.

Sócrates: ¿debemos hacer tanto aprecio de la opinión del pueblo?

Critón: es muy necesario no despreciar la opinión del pueblo

Sócrates: ¡Ojala!!!!

Critón: Tranquilízate, Si tienes alguna dificultad en aceptar mi ofrecimiento

Sócrates: Mi querido Critón, tu solicitud es muy laudable, si es que concuerda con la justicia: si deberemos hacer lo que tú dices o si no deberemos; Si no me das razones más fuertes, debes persuadirte de que yo no cederé

Critón: mucho

Sócrates: ¿En este concepto, no es preciso estimar sólo las opiniones buenas y desechar las malas?

Critón: Sin duda.

Sócrates: ¿Las opiniones buenas no son las de los sabios, y las malas las de los necios?

Critón: No puede ser de otra manera.

Sócrates: Vamos a sentar nuestro principio. ¿Un hombre que se ejercita en la gimnasia podrá ser alabado o reprendido por [98] un cualquiera que llegue, o sólo por el que sea médico o maestro de gimnasia?

Critón: sin duda.

Sócrates: Por esta razón ¿debe ejercitarse, comer, beber, según le prescriba este maestro y no dejarse dirigir por el capricho de todos los demás?

Critón: Soy de tu dictamen, Sócrates.

Sócrates: Estame atento, yo te lo suplico; si adoptando la opinión de los ignorantes, destruimos en nosotros lo que sólo se conserva por un régimen sano y se corrompe por un mal régimen, ¿podremos vivir con esta parte de nosotros mismos así corrompida? Ahora tratamos sólo de nuestro cuerpo; ¿no es verdad?

Critón: De nuestro cuerpo sin duda.

Sócrates: mi querido Critón, no debemos curarnos de lo [100] que diga

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