DIVERSIDAD

cada día se vuelve más agresivo y más peligroso.

Dicha discriminación desafortunadamente se da desde el primer momento en que las mujeres quedan embarazadas y se va acentuando conforme pasa el tiempo. Aunque muchas veces estaba “legitimada” la desigualdad, pues los mismos monarcas, reyes o gobernantes, tenía a su servicio personal a hombres y mujeres esclavos, que debían servirles en todo momento sin ninguna retribución económica ni derechos laborales. Es más, no tenían derecho ni siquiera a decidir sobre su vida. Lo mismo ocurría con los sacerdotes de las distintas religiones, quienes avalaban con sus actos y mandatos, la segregación, la discriminación e inclusive la violencia.

En la actualidad, no podemos, desafortunadamente, decir que ya se acabaron estas prácticas. Nada más lejos de la realidad. Y ésta conducta agresiva hacia los alumnos, o las personas, se manifiesta en todos los ámbitos de la vida en sociedad, lo mismo que en la escuela. ¿Cómo lograr que los alumnos desarrollen una convivencia armónica, si nuestra propia conducta les indica lo contrario.

Es común que –y reprobable- que algunos profesores se dirijan de manera despectiva hacia sus alumnos y les llamen por el apodo (o peor aún, que ellos mismos se lo pongan) con que los conocen; sin tomar en cuenta el derecho que tienen de ser respetados

...