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El carnaval en Buenos Aires después de Caseros. Una aproximación desde los sujetos sociales intervinientes (1850-1900)


Enviado por   •  18 de Mayo de 2017  •  Síntesis  •  1.637 Palabras (7 Páginas)  •  295 Visitas

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El carnaval en Buenos Aires después de Caseros. Una aproximación desde los sujetos sociales intervinientes (1850-1900)

Introducción

En el presente estudio pretendemos reflexionar acerca del carnaval como una categoría de análisis que nos permita recrear el orden social existente luego de la Batalla de Caseros en Buenos y de los sujetos sociales participantes.

El carnaval reproduce simbólicamente el orden de la sociedad. Además de suspender el tiempo en el transcurre la celebración, en el cual se crea una vida extraordinaria en la cual sus festejantes pueden reírse de sus reflejos e invenciones, se invierte y subvierte el orden de las dignidades y jerarquías. Durante este tiempo, todo estaba permitido. En el carnaval, el humor y la risa cobran importancia y los conflictos de diferencias de clases pierden poder. Además en éste, se violan los cánones impuestos por la sociedad, se satirizan las figuras públicas, la Iglesia y los representantes del poder se degradan y se rebajan.

Tal como afirma Bajtin , las festividades son una forma primordial determinante de las culturas humanas, “La fiesta se convertía en esta circunstancia en la forma que adoptaba la segunda vida del pueblo, que temporalmente penetraba en el reino utópico de la universalidad, de la libertad, de la igualdad, y de la abundancia...”

Analizaremos entonces al carnaval porteño, como una rica fuente para el análisis cultural, escenario donde se expresaron tradiciones africanas, pese a la persistencia del discurso dominante en la Argentina moderna, que ha negado o minimizado la existencia e influencia de población afro-descendiente tanto en la historia nacional como en su gravitación.

El carnaval

Luego de la batalla de Caseros, el paso a la época constitucional importa una transformación profunda de la política, la economía y también de las costumbres de la sociedad argentina. Las tradicionales fiestas de carnaval resultan un importante indicador de los cambios sociales que se producen y dan cuenta de la nueva configuración que adoptarán las relaciones interpersonales. Lejos de constituir un hecho social de carácter lineal, el carnaval del período revela en su desarrollo y sus contradicciones las características peculiares de la naciente organización nacional y, fundamentalmente, el impacto de las fuertes corrientes inmigratorias de origen europeo. De todos modos, lo que se percibe como constante en la segunda mitad de la centuria es el interés y hasta la impaciencia con que todas las clases sociales esperan las fechas consagradas al carnaval por el calendario. Los periódicos de Buenos Aires de 1870, calculaban que participaban en ellos al menos 80.000 personas, cuando la ciudad contaba en ese entonces con algo más de 120.000 habitantes.

A pesar de que el carnaval es considerado como una fiesta pagana en la cual se la ha enfrentado a la religión oficial, generalmente se haya atada al calendario litúrgico de la Iglesia Católica. Esta fiesta se celebra los días previos a la Cuaresma finalizando el Miércoles de Cenizas.

Durante el día, el carnaval se desarrollaba en distintos contextos, el cual condicionaba un grado de interacción diferente entre el pueblo y la elite. A lo largo del día se definían tres fases clásicas: en primer lugar el juego del agua, que se extendía desde el mediodía hasta el atardecer. En su forma clásica consistía en un grupo de personas, generalmente mujeres, que escondidas en las azoteas descargaban baldes de agua y huevos sobre los transeúntes. No obstante, cuando el juego era entre hombres, alcanza mayor grado de belicosidad, y el agua era reemplazada por huevos de avestruz podridos, barro o bolas de estiércol. En segundo lugar, estaban los corsos callejeros, cuya instancia más importante era el desfile de carrozas y comparsas que marchaban por las calles iluminadas y decoradas con flores, figuras alegóricas y banderas de distintas colectividades de inmigrantes. Por último, estaban los bailes de disfraces que eran organizados por sociedades y clubes que circulaban invitaciones entre sus socios para no compartir con los bienes societarios con extraños. Este constituía el único momento de segmentación, ya que en estos ambientes semi-privados de los teatros y los salones se disolvía la noción igualitaria que se había creado durante el dia.

Dos dibujos de Fortuny. A la izquierda “el varón es derrotado por las mujeres que lo sumergen en la tina”. A la derecha, el carnaval entre las clases altas: ” …en carruaje, con serpentinas y disfraces paquetes”.

Las interacciones entre los sujetos sociales

En la segunda mitad del siglo XIX, el carnaval era de carácter multiclasista y multiétnico. En el desfile o corso, se reunían cientos de comparsas que tenían orígenes tan diversos como hijos de las familias más poderosas del país, inmigrantes o hijos de antiguos esclavos.

En el imaginario político de las elites urbanas, la extensión del asociacionismo y la vigencia de las instituciones republicanas eran las bases sobre las que habría que construir a la Nueva Nación Argentina, el cual no enfatizaba la unidad cultural de los miembros de la nación, sino que al contrario la nueva nación debía ser ante todo cosmopolita, y el carnaval, como resultado y espejo de esa sociedad civil, debía manifestar la unidad

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