GOLPE DE ESTADO EN EGIPTO
danidc15 de Agosto de 2013
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El final del gobierno de la Hermandad Musulmana en Egipto
Basem Tajeldine y Laila Tajeldine
RebeliónEl gobierno de la Hermandad Musulmana en Egipto liderado por Mohamed Mursi ha llegado a su fin. La coalición política de oposición representada en el frente Tamarod y el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas han puesto en marcha un gobierno de transición en Egipto luego del fin del ultimátum dado por el ejercito al presidente Mursi.
El derrocado presidente egipcio nunca cumplió las exigencias de las reivindicaciones económicas y políticas que llevaron al pueblo egipcio a salir a las calles y mantenerse en ellas incluso después de la caída de la tiranía de Hosni Mubarak que lo mantuvo subyugado por más de 30 años. En cambio, sus políticas económicas de corte neoliberal exigidas por el Fondo Monetario Internacional; de flexibilización laboral; de apertura a las privatizaciones, pero también de corte sectario y antidemocrático que pretendieron restringir los derechos políticos y sociales de las minorías religiosas, además de limitar los derechos de la mujeres egipcias, elevada por el gobierno de Mursi a rango de Constitución, han radicalizado a las masas populares, a la oposición egipcia y en especial a los movimientos juveniles organizados en la plaza Tahrir que desde un principio denunciaron que la revolución del 11 de febrero de 2011 habìa sido traicionada. La inestabilidad política y las medidas económicas neoliberales que distinguieron al primer año del régimen de Mursi contribuyeron a empeorar la situación económica y política de Egipto.
Situación actual El ultimátum de 48 horas dado por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA) al presidente Mohamed Mursi ha expirado con el anuncio de una “hoja de ruta” que suspende la Constitución, depone el cargo presidencial a Mohamed Mursi y en su lugar dispone la conformación de un gobierno de transición el cual será asumido provisionalmente por el presidente del Tribunal Constitucional Supremo del país norteafricano, Adli Mansur, quien se encargará de gobernar por decreto y llamar a nuevas elecciones presidenciales en Egipto, al tiempo declara un Estado de Excepción y amenaza con reprimir duramente las protestas violentas que puedan generarse por los partidarios de la Hermandad Musulmana.
La oposición agrupada en el movimiento Tamarod (espacio que agrupa al Frente de Salvación Nacional, Corriente Popular, al partido Al Wasat, y el movimiento Kefaya, junto a otras individualidades y movimientos juveniles) ha manifestado completo apoyo al gobierno de transición. El líder designado por el movimiento, Mohamed Al Baradei, declaró que “la revolución de 2011 se ha relanzado y que la hoja de ruta satisface las demandas de celebración de elecciones presidenciales anticipadas”.
Cabe recordar que Mohamed Al Beltagi, miembro del Partido de la Libertad y la Justicia, que tiene estrechos lazos con los Hermanos Musulmanes, había hecho un llamado a los partidarios del presidente Mursi a realizar “sacrificios” en defensa de la legitimidad del presidente frente a las peticiones de dimisión. "Despídete de tu madre, de tu padre y de tu esposa, porque sacrificarás tu almas para defender la legitimidad de Mohamed Mursi," fueron las palabras de Al Beltagi. Por su parte el derrocado presidente Mursi, también había manifestado estar dispuesto a “proteger la legitimidad con su propia vida”.
Las masas egipcias reunidas en Plaza Tahrir y en otras ciudades importantes de Egipto han celebrado con mucha alegría la caída del gobierno de la Hermandad Musulmana. Todo parece indicar que no habrá marcha atrás.
En Egipto se vuelven a imponer la voluntad de las mayorías en las calles, su espíritu de respeto a las minorías religiosa que sólo puede garantizar un Estado secular y las banderas de libertades políticas y justicia social.
Últimas noticias informan sobre Innumerables muertes se están producido en duros enfrentamientos en el Cairo y otras ciudades del país a consecuencia de la jornada de protestas violentas convocada por la Hermandad Musulmana contra la caída de Mursi.
Pero quién es la Hermandad Musulmana en EgiptoLa Hermandad Musulmana o Hermanos Musulmanes (HM) es el más importante de todos los movimientos y agrupaciones políticas pertenecientes al llamado “Islam Político” que hoy ha perdido el control del poder político en la República Árabe de Egipto, y posiblemente lo perderá en la República Tunecina y otros países de la región como efecto dominó. En Egipto, la HM se encuentra liderizada por el derrocado presidente Mohamed Mursi, vencedor en las pasadas elecciones presidenciales celebradas entre el mes de mayo y junio de 2012, bajo el Partido Libertad y Justicia fundado oficialmente un año antes el 30 de abril de 2011.
Por el concepto de “Islam político” se definen dos corrientes políticas antagónicas. Una de resistencia antiimperialista y nacionalista representada por el eje Irán-Hezballah (fundamentalmente chiitá) y otra pro-imperialista y reaccionaria representada por los países del Golfo, sunitas (Arabia Saudita, Emiratos Árabes y Qatar).
El “Islam político” reaccionario proclama la “especificidad del Islam” en la sociedad, fundada en la razón de la no existencia de separación entre política y religión, al tiempo que pregona restaurar el pasado de grandeza de Comunidad Islámica (La Umma) que dicen “haberse perdido por la secularización de la sociedad” y el advenimiento del modelo político republicano. En realidad el Islam Político no se interesa por la religión que invoca; no se trata de un movimiento religioso sino de un movimiento político que se sirve de esta para la defensa de los intereses de la casta social que la promueve.
Las características más resaltantes que identifican la ideología que guarda el Islam político se pueden discernir de lo siguiente: El Islam político no se atreve a formular una crítica social revolucionaria y antisistémica más allá de la secularización de la sociedad. Mucho menos es una “teología de la liberación” análoga a la desarrollada en América Latina por prominente religiosos como el brasileño Leonardo Boff, el peruano Gustavo Gutiérrez Merino, el uruguayo Juan Luis Segundo, el colombiano Camilo Torres Restrepo, o los españoles Jon Sobrino, Manuel Pérez Martínez y Gaspar García Laviana.
El Islam político reaccionario profesa la sumisión de la sociedad al poder religioso y se alinea con el capitalismo dependiente y el imperialismo dominante. Defiende el principio del “carácter sagrado de la propiedad” sobre los medios de producción que legitima al sistema capitalista. En el fondo es una “ideología simplista que confiere legitimidad a una miserable economía de mercado/bazar totalmente contraria a los requisitos de cualquier desarrollo digno y plegada al proyecto neo-colonial” [1], que pretende el desmontaje de los Estados-nacionales y creación de modelos políticos similares a los califatos o emiratos que facilitaría la sumisión a los dictámenes imperiales (afín a los países del Golfo). Razón que explica el apoyo hacia este de las parásitas burguesías compradoras locales que se benefician de la globalización imperialista. Esto hace que el Islam político renuncie a cualquier posición antiimperialista y opte, en su lugar, por una postura más “antioccidental” como forma de manipulación de la sociedad.
Este movimiento fue un invento de Occidente para servir a sus propósitos hegemónicos neocolonialistas en el Norte de África y Asia occidental en la lucha contra los movimientos nacionalistas y revolucionarios Panarabistas, Panafricanistas que surgían a inicios del siglo pasado en toda esa región. Es por ello que en 1928 el Imperio Británico, con ayuda de las monarquías árabes, crea la HM, dirigida inicialmente por Hassan Al Banna (1906-1949), como instrumento para esa maquinación.
Históricamente la HM (corriente del Islam político) ha desempeñado un papel activo enfrentando desde muy temprano a las fuerzas políticas nacionalistas árabes (arabistas y panarabistas) y comunistas que en aquella época comenzaban a acumular fuerzas tras la caída del imperio otomano, y más tarde, en 1950-70, contra los nasseristas que habían llegado al poder tras la rebelión de los Oficiales Libres. Su fachada de islamista “moderados” les ha permitido manipular a la opinión pública a favor de sus propósitos dictatoriales.
Los grandes recursos financieros prestados a la HM por los Estados del Golfo (Petromonarquías) les ha facilitado un arraigo popular al traducir su funesta ideología en acción populista y propagandística eficaces como: ayudas financiera a la economía informal, los servicios de beneficencia (escuelas, mezquitas, dispensarios médicos, alimentos, etc), acciones que han logrado ganarse el corazón de muchos y que induce a la dependencia de los más humildes del pueblo egipcio a ese movimiento.
Tras la muerte de Gamal Abdel Nasser (1918-1970), la traición al nasserismo y la decadencia y fin de la tiranía secular de Hosni Mubarak, la HM , no sin apoyo de Estados Unidos e Israel, ha encontrado la oportunidad propicia de imponerse en ese país. Refiere Samir Amin que el advenimiento de la HM no se habría logrado tan fácilmente “si no hubiera estado en perfecto acuerdo con los objetivos de los estados del Golfo, Washington e Israel. Los tres aliados comparten la misma preocupación: frustrar la recuperación de Egipto. Un fuerte, erguido Egipto significaría el fin de la hegemonía triple del Golfo (la sumisión al discurso de la islamización de la sociedad), los Estados Unidos (un vasallaje y pauperización de Egipto, que sigue estando bajo su influencia directa), e Israel (no intervenir
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