Gloriosa Batalla de Carabobo... Voluntad indómita, moral inquebrantable

República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación

Unidad Educativa Colegio Adventista “Venezuela”

Municipio: Angostura del Orinoco

Gloriosa Batalla de Carabobo… Voluntad indómita, moral inquebrantable

Autora:

Eylimar Vallejo

4to año

Aquel inmemorable 24 de junio de 1821, la vasta llanura carabobeña fue testigo expectante de la hazaña de nuestros libertadores. No interesaba qué calamidades se atravesaran en su camino. No importaba que la naturaleza se levantara como muro sólido frente a ellos, demorando su avance hacia el ejército español. Ya antes lo había dicho el Libertador: “Si la naturaleza se impone, lucharemos contra ella”. Tenían fijo su objetivo: lograr la victoria y la independencia. Aquellos valientes hombres no temían a la muerte, más bien, iban contentos hacia la batalla.

En las líneas patriotas se sentía una atmósfera de optimismo y en cada corazón se apreciaba el gozo que les infundiría las fuerzas necesarias para enfrentarse a los implacables realistas. Cada hombre tenía un solo propósito y la misma voluntad. Pero, ¿qué fue lo que marcó la diferencia entre los bandos? ¿La artillería? ¿El número de combatientes? ¿La caballería? No. La gran diferencia radicaba en la fuerza moral que poseía nuestro ejército republicano, donde sólo existía un genio como Simón Bolívar, un bravo llanero como Páez, había unidad y hermandad enlazando sus vidas; así como también aliados temerarios.

Los realistas hacían lo posible para no perder el yugo que tenían sobre el pueblo venezolano. Su mayor método para hacer que Venezuela dejara de intentar ser libre era el de infundir terror. Las decoraciones de las calles de los pueblos eran los esqueletos de los rebeldes. Las extremidades de estas personas, e incluso sus cabezas, colgaban de árboles. Pero el pueblo no desfalleció porque siempre tuvo la convicción de que la victoria les pertenecía. Y vencieron gracias a las insuperables estrategias del Genio de América, Simón Bolívar.

Así como también, al invaluable General de la 1era División José Antonio Páez. Su regimiento fue el primero que se lanzó a pelear contra las filas españolas y después de superar las barreras impuestas por la naturaleza. De igual forma, el sacrificio de la Legión Británica, integrante de esta 1era División, es recordada con verdadero agradecimiento. La alianza de aquellos extranjeros con nosotros era inquebrantable, y así lo demostraron cuando firmes y rodilla en tierra, cada hombre uno de ellos fue exterminado por Venezuela.

Muchos valientes guerreros perecieron en batalla. Lucharon con todas sus fuerzas hasta no poder más. No importaba la gravedad de sus heridas y nunca les pasó por la cabeza sentarse y echarse a morir. Jamás. Ignorando a la despiadada muerte que rondaba cerca y los reclamaba uno a uno, “intentaban todavía, arrastrándose cual si fueran serpientes, clavar la aguda lanza en el vientre de los soldados españoles”, como lo menciona el escritor Eduardo Blanco en su obra maestra “Venezuela histórica”. Demostrándose así, el amor y la lealtad que sentían por la patria amada.

Este tipo de hombre escaseaba en el bando enemigo. Sólo en nuestras líneas combatían personas como el Teniente Pedro Camejo, mejor conocido con el respetable apodo “Negro Primero”. Este hombre es un vivo ejemplo de la unión y hermandad que existía entre todos los patriotas. Estando a minutos de perecer, abandonó la lucha y se dirigió hacia donde se encontraba Páez y se despidió diciendo: “Mi General… Vengo a decirle adiós…, porque estoy muerto”. Se siente una profunda emoción y se llena nuestro pecho de orgullo al saber que debemos nuestra libertad a soldados que poseían tal grandeza de

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