La Carta De Jamaica

LA CARTA DE JAMAICA

Una visión global de la América de hoy. Una de las preocupaciones del Libertador Simón Bolívar, era la condición de siervos para el trabajo, como dijera en su Carta de Jamaica, y también la de consumidores de los americanos.

No cultivar frutos de energía, el estanco de las producciones que el rey monopolizaba, etc, estas prohibiciones además coartaban la libertad y la América no estaba preparada para desprenderse de la metrópoli porque en ese entonces, ausentes del universo en cuanto lo relativo a la ciencia del gobierno y administración del Estado no podía otorgárseles el título de Virreyes, gobernadores a no ser por causas extraordinarias o cargos como Obispos y Arzobispos, Diplomáticos, Militares, nobles, pero sin privilegios, magistrados, ni financistas, casi no comerciantes, aún en contra de nuestras instituciones.

Simón Bolívar estaba en el exilio, en Inglaterra, buscando apoyo para la independencia de las naciones suramericanas. Bolívar escribe esa famosa frase contra Estados Unidos, enviada al representante de la monarquía inglesa, nada menos, lleno de temores de una oposición democrática que crecía contra su dictadura, de que fuera a instaurar la monarquía

Bolívar en su referencia a los acontecimientos de tierra firme, reconocía que cargos eminentes como las dignidades legisladores, magistrados, administradores del erario, diplomáticos, generales que conformaban una jerarquía, no eran adecuadas al carácter, costumbres y luces de esa época, por ejemplo, en Caracas, argüía el espíritu de partido tomó su origen en las sociedades, asambleas y elecciones populares y estos partidos tomaron a las gentes a la esclavitud, y así como Venezuela, señalaba ha sido la República Americana que más se ha adelantado en sus instituciones políticas, también ha sido el más claro ejemplo de la ineficiencia de la forma democrática y federal para nacientes estados.

Bolívar afirmaba que “mientras los compatriotas no adquieran los talentos y las virtudes políticas que distinguen a nuestros hermanos del Norte, los sistemas enteramente populares, lejos de sernos favorables, temo mucho que vengan a ser nuestra ruina. Desgraciadamente estas cualidades parecen estar muy distantes de nosotros en el grado que se requiere y por el contrario, estamos dominados de los vicios que contraen bajo la dirección de una nación, la española, que solo ha sobresalido en fuerza, ambición, venganza y codicia”.

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