La Conspiración De Valladolid

La ocupación de España por el ejército francés produjo una grave crisis en la península y desde luego en Nueva España. Se empezó el planteamiento de soberanía del pueblo, el establecimiento de un régimen monárquico constitucional y democrático, la división de poderes, la igualdad de derechos entre españoles y americanos. Ante estos acontecimientos acaecidos en España, el 19 de Julio de 1808 en sesión del cabildo de la ciudad de México, el síndico Primo de Verdad y Ramos declaró que el virrey Iturrigaray debía seguir encargado provisionalmente del mando supremo en el reino de Nueva España, hasta que Carlos IV y sus hijos prisioneros del gran corzo, emperador de Francia, recobraran su libertad; también planteaba que el poder que se entregaba al funcionario Novo hispano, era transferido a nombre de la nación mexicana.

De Verdad y Ramos argumentaba, en unión del sacerdote peruano Melchor de Talamantes y otros, que con esta acción el pueblo mexicano recobraba su soberanía y la transmitía a las personas de su confianza y, por lo tanto, se especificaba que el pueblo tocaba la custodia y conservación de estos dominios para entregarlos en su tiempo, a su legítimo soberano. El licenciado Primo de Verdad y Ramos, proclamo que, además de la conservación de la religión, era indispensable el respeto a las propiedades de los indios y el mejoramiento de su entorno social y económico. El 15 de Septiembre de 1808, el virrey fue depuesto y aprehendido por un grupo de conspiradores encabezado por Gabriel de Yermo, y nombraron virrey al anciano Pedro Garibay. Primo de Verdad y Ramos fue encarcelado y asesinado dentro de su celda.

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