La Crónica Colonial

La literatura en la colonia estaba profundamente marcada por las crónicas y relatos referidos a los sucesos de la vida cotidiana, tanto de los peninsulares, criollos como indígenas. Las costumbres los amores, conflictos económicos, aspectos religiosos, peleas y otros asuntos eran los temas preferidos por los escritores coloniales.

Los relatos en torno a la vida de los religiosos y religiosas ocupaban gran parte del tiempo, no solo de los cronistas sino de la población citadina. Muchos sucesos que implicaron a los religiosos, a las iglesias o a las autoridades eran el tema favorito. Hay que reconocer, que la iglesia católica tenía el control sobre la vida de los pobladores de las ciudades coloniales, por lo que delineaba la forma de pensar, sentir y actuar de todos ellos.

Otras formas que favorecieron la producción literaria fueron los enfrentamientos sangrientos y duelos entre personas, por ejemplo en el Potosí colonial, fue de mucha producción literaria los enfrentamientos entre vicuñas y vascongados. Unos eran los hijos de los españoles nacidos en esta tierra y los otros eran los españoles provenientes de Europa, que se disputaron el gobierno y el control de potosí. Peleando no sólo los principales cargos públicos, las grandes haciendas, los ricos ingenios mineros, sino, muchas veces el amor de las bellísimas criollas. Estos hechos han sido relatados por los cronistas coloniales entre ellos Don Bartolomé de Arzanz Orsúa y Vela (1668 - 1736).

La crónica es una obra literaria consistente en la recopilación de hechos históricos narrados en orden cronológico. La palabra crónica viene del latín chronica, que a su vez se deriva del griego kronika biblios, es decir, libros que siguen el orden del tiempo. En una crónica los hechos se narran según el orden temporal en que ocurrieron, a menudo por testigos presenciales o contemporáneos, ya sea en primera o en tercera persona.

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