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A partir de la lectura, hace que sobresalgan varias situaciones que hay que comentar, tal es el hecho, en donde se puede ver que el dinero en la vida de las personas, y para nuestro asombro (aunque no sea así), es cierto, un estudio británico de psicólogos financieros presentó un articulo, “Sí, el dinero puede comprar la felicidad” (1), en donde una psicoterapeuta y consultora financiera Olivia Mellan afirma “es muy bueno invertir en una pasión que no has fomentado… siempre y cuando puedas pagarla”, continua “los hombres se identifican con su trabajo, y son más propensos a caer en depresión si son despedidos”, en el caso de María, el hecho de tener el trabajo que ella anhelaba, la hizo deprimir considerablemente, y si no fuere aquel el caso, de igual forma una persona que denote este déficit, es congruente que tenga este tipo de reacción, entonces no hay porque alarmarse si María tomo esa decisión, y todo por tener dinero para poder regresar a su lugar de residencia; el mismo estudio connota: “Después de correr un maratón, algunas personas se deprimen” dice el Dr. Richard Peterson. “De la misma manera, a veces hay un bajón de ánimo al terminar un proyecto importante, quizá se deba pensar en premiarse a sí mismo de alguna manera” en el pensamiento de María, su objetivo era realizar una compra en Brasil, que de alguna manera iba a aliviar su estancia en Ginebra, entonces nos estaríamos encontrando con una realidad vehemente ante la posición del dinero que se marca en la vida de las personas y el ejemplo del libro no es el único, ya que esta situaciones se ven muy a diario, mujeres que dicen estar cuidando a ancianos en el extranjero, en donde la realidad es que se prostituyen, tal vez se dé por cuestiones sociales, o la necesidad que se atañe al estilo de vida de cada persona, sin embargo, se ve un rol muy importante dentro de la vida de las personas.

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