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Enviado por   •  2 de Julio de 2014  •  501 Palabras (3 Páginas)  •  247 Visitas

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Todos estos hechos fueron llevando a la crisis del 24 de octubre de 1929 con la estrepitosa caída de los valores de la Bolsa neoyorquina. La especulación, basada en una increíble prosperidad que parecía no tener fin, había llevado el valor de los títulos negociados en Wall Street a casi el equivalente del ingreso nacional norteamericano. Cuando se produjo el pánico, 38 millones de títulos se ofrecieron a la venta en solo tres días.

Lo cierto es que las fuerzas económicas del mercado por si solas no pudieron remontar la situación. Solo la intervención de los distintos gobiernos y el estallido de la Segunda Guerra Mundial posibilitaron el nuevo despegue.

Dado que la crisis se relacionaba con las transformaciones de los procesos productivos en el marco de normas de consumo y de distribución del ingreso, hubo un incremento de stocks “no planeados” de productos, es decir, de bienes que no podían venderse. La respuesta de los empresarios ante este problema consistía en reducir su producción, despidiendo a una parte de su plantel de obreros y reduciendo los salarios para ajustar el costo de producción a los precios declinantes por causa de la sobreoferta. Pero la desocupación y reducción de salarios contraían aún más la demanda, agravando el problema que se pretendían combatir.

La mayoría de los países aplicaron tarifas proteccionistas, devaluaciones y controles de cambio.

La crisis financiera provocó el quebranto de muchas empresas industriales y comerciales y la liquidación de buena parte del sistema bancario, se contrajo el comercio internacional, la demanda disminuyó y creció la desocupación. Se había llegado a una depresión mundial.

· Situación política y la ley Sáenz Peña

La ley Sáenz Peña: con la elección de Roque Sáenz Peña como presidente en 1910 se abrió el cause para las expectativas reformistas.

La reforma electoral promovida por Sáenz Peña planteaba la elaboración del padrón electoral sobre la base del Registro de Enrolamiento. En consecuencia, el Ministerio de Guerra pasaba a empadronar e imprimir la lista de votantes: el control se externalizaba, quedando fuera de las influencias de los grupos intraorgánicos sobre la maquinaria electoral. Asimismo, la nueva reforma establecía la obligatoriedad y el secreto de voto

La ley de reforma electoral fue sancionada en 1912, pero el instaurado voto secreto y obligatorio conservaba la exclusividad del sufragio para varones nativos y naturalizados mayores de 18 años (excluyendo a mujeres y a la gran cantidad de extranjeros no nacionalizados). En consecuencia, los ciudadanos habilitados para votar representaban un bajo porcentaje sobre la población total del país.

Las

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