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Agentes Dinamicos Del NAFTA

Yolanda0920 de Abril de 2015

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LA ECONOMÍA POLÍTICA DEL NAFTA

La firma del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Canadá y México, conocido como TLC o NAFTA pone los cimientos de un gran espacio económico integrado en Norteamérica.

El NAFTA entraría en vigor en 1994: las negociaciones habían finalizado en 1992, pero las elecciones presidenciales retardaron la ratificación del acuerdo por parte del Congreso de Estados Unidos.

El NAFTA establece una zona de libre cambio entre los países miembros, escalonando el desmantelamiento de la protección durante un periodo de transición que, en el caso de las producciones más sensibles, alcanzará, unos quince años. El TLC traspasa el terreno clásico del libre cambio para productos industriales, adentrándose en la esfera siempre conflictiva de la agricultura, y los logros han sido manifiestos: una vez cubierto el periodo de transición, se pondrán exportar sin trabas hortalizas mexicanas a Estados Unidos y maíz norteamericano hacia México. La Zona de libre cambio englobará los intercambios de cualquier tipo de mercancía, con las excepciones de los bienes culturales y las restricciones impuestas sobre la energía. La industria mexicana del petróleo, mantendrá una buena parte de las restricciones que impiden el acceso de inversiones extranjeras. En el sector de la fabricación de ordenadores, se ha acordado la fijación de una tarifa externa común frente a terceros países. La división regional del trabajo se podrá articular flexiblemente en dicha esfera: los intercambios intra-NAFTA serán plenamente libres sin tener que satisfacer el contenido regional de las reglas de origen.

El NAFTA liberaliza notablemente las inversiones y los intercambios de servicios dentro del nuevo espacio norteamericano, exceptuándose el tráfico aéreo y las finanzas. La aplicación de la cláusula de “tratamiento nacional” para los proveedores de los países signatarios garantiza la no discriminación: la apertura de los mercados correspondientes a los contratos públicos constituye un salto cualitativo. La apertura general que está promoviendo la globalización en el mercado mundial exige que las zonas de libre cambio profundices su margen preferencial, adentrándose en terrenos que van más allá de sus caracterizaciones clásicas y son más propios de un mercado único. Finalmente, el NAFTA provee unos mecanismos institucionales efectivos para la resolución de disputas, mediante la creación de una Comisión del Libre Comercio que dispone de representantes con rango ministerial.

El NAFTA ha abierto las puertas de un sector de automoción fuertemente protegido en México. El hilo y la fibra utilizados en la fabricación de los textiles y las prendas de vestir deben fabricarse en Norteamérica para que esos bienes se puedan comerciar libremente. Estas salvaguardas textiles sirvieron para que un buen número de congresistas demócratas procedentes de los Estados sureños apoyaran finalmente la ratificación del Tratado de Libre Comercio.

Cabe destacar que el TLC incluye dos acuerdos colaterales sobre medio ambiente y aspectos laborales. Estos acuerdos crean sendas comisiones encargadas de vigilar el estricto cumplimiento de las legislaciones nacionales sobre medio ambiente y empleo en los tres países.

LA POSICIÓN DE ESTADOS UNIDOS

 La reducción de las presiones migratorias

La divergencia en los niveles de desarrollo, el crecimiento demográfico elevado que registra México, el asimétrico grado de dificultad para encontrar un empleo, explica unas presiones al alza que provienen del sur.

Las consecuencias que puede tener el NAFTA respecto a esto son: en primer lugar, que la firma de un acuerdo de libre cambio constituye una herramienta estratégica para reducir las presiones migratorias procedentes de México en el largo plazo. La razón estriba en el aumento del ingreso que debe producirse en aquel país como consecuencia de la creación de comercio asociada a unas relaciones bilaterales más intensas. La generación adicional de empleos en el sector moderno de las grandes urbes situadas al sur de la frontera neutralizará parcialmente las expectativas migratorias. No obstante, la extrema divergencia en los niveles de PIB per cápita y la magnitud del fenómeno del subempleo en México hacen prever que la reducción de la propensión a emigrar al vecino del norte será muy gradual.

El NAFTA podría aumentar las tensiones migratorias en el corto y medio plazo, como consecuencia de la liberalización gradual del comercio agropecuario. Como contrapeso, la expansión de los cultivos hortofrutícolas en México, con unas boyantes expectativas exportadoras hacia Estados Unidos puede generar una cantidad importante de nuevos empleos en la agricultura comercial. Las autoridades mexicanas deben aprovechar el periodo de transición hasta que se complete la plena liberalización del maíz para fomentar las estrategias de desarrollo rural y favorecer una diversificación de actividades en la economía campesina.

 La creación de comercio

La formación de una zona de libre cambio ofrece un amplio potencial de expansión comercial entre Estados Unidos y México. La ganancia de bienestar derivada de la mayor interdependencia entre ambos países podría totalizar unos 15.000 millones de dólares anuales. Estados Unidos puede aprovechar su ventaja en la producción de bienes intensivos en alta tecnología, mientras que la ventaja de México reside en una dotación abundante de mano de obra barata. La complementariedad económica por la divergencia existente entre ambas estructuras permite pronosticar un estrechamiento de la red de interdependencias susceptible de ahondar las posibilidades de la división del trabajo en Norteamérica.

La creación de comercio ha resultado manifiesta en los propios años previos a la entrada en vigor del NAFTA. En primer lugar, cabe destacar cómo el tratado de libre cambio con Canadá promovió la creación de comercio. Las causas que explican este fenómeno son las siguientes: el régimen aduanero especial de la maquiladora; la dotación factorial divergente entre Canadá y México, y el fortalecimiento de la división regional del trabajo, como consecuencia de la reacción anticipada ante el NAFTA.

Desde la perspectiva estadounidense, México constituye un mercado en expansión. Las posibilidades de penetración resultan amplias en numerosos segmentos:

 La mayor exposición a la competencia que debe afrontar el tejido industrial mexicano se traduce en un aumento de la demanda de bienes de equipo.

 Un aumento de las tasa de crecimiento en México que sea susceptible de ampliar el tamaño de la clase media podría disparar la demanda de bienes de consumo duradero.

 La liberalización de los intercambios agropecuarios puede propiciar un gran aumento de las exportaciones de maíz hacía México.

 La competitividad industrial.

La estructura industrial de Estados Unidos adquiere una diferenciación tripartida: numerosas producciones intensivas en alta tecnología alcanzan las mayores cotas de competitividad; sin embargo las ramas medias (como la automoción) y, principalmente las industrias más tradicionales (textiles y prendas de vestir, por ejemplo) se enfrentan a un empeoramiento de su posición en el mercado. Algunos factores que explican el éxito del mayor centro mundial de innovación tecnológica en el área de la fabricación de ordenadores son los siguientes: una concentración geográfica que ha facilitado el intercambio informal de información; la estructura descentralizada de las empresas; las sinergias establecidas entre las firmas y la cercana Universidad de Standford; una cultura de trabajo compartida ; el suministro de capital empresarial de alto riesgo, y la garantía de los mercados militares.

El NAFTA puede acelerar el proceso de cambio estructural en la industria de Estados Unidos.

El NAFTA incentiva el cambio estructural de la reducción de las presiones migratorias en el largo plazo.

En realidad, el nuevo escenario de libre comercio regional reduce el poder de negociación de los sindicatos: la amenaza de una deslocalización de la producción de la producción al otro lado de la frontera neutraliza las presiones laborales a favor de unos salarios más elevados para la mano de obra no cualificada en Estados Unidos. La pérdida de empleos explicada directamente por la firma del TLC ha sido notablemente reducida una vez que han pasado tres años y medio desde su entrada en vigor.

La lectura de las repercusiones del Tratado de Libre Cambio sobre la competitividad de la economía estadounidense adquiere una perspectiva dinámica: las ganancias a largo plazo compensan con creces los costes de adaptación en el corto y medio plazo. La ganancia global de bienestar permite arbitrar criterios para compensar a los “perdedores”. Por esta razón, el gobierno federal ha desarrollado algunos programas de formación profesional y reciclaje destinados a aquellos trabajadores susceptibles de perder su empleo como consecuencia del libre comercio con México.

LA POSICIÓN DE MÉXICO

La economía mexicana busca una inserción favorable en el comercio internacional. Se trataba de profundizar un patrón de industrialización apoyado en la diversificación, aprovechar las economías externas pecuniarias derivadas de las inversiones simultáneas en diferentes industrias. Una fuerte protección arancelaria frente al exterior permitiría un acceso privilegiado al mercado interno, supliendo las carencias de competitividad de los bienes nacionales. La especialización en producciones intensivas en capital donde se adolecía de ventaja comparativa y el requerimiento creciente de inputs procedentes

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