Alejandro Magno en Egipto
Iker RiosMonografía11 de Junio de 2016
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Índice
Prólogo 2
Introducción 2
Capítulo I. Llegada a Egipto. 3
Capítulo II. Fundación de Alejandría 5
Capítulo III. Rumbo a Siwa 7
Capítulo IV. Frente al Oráculo 10
Capítulo V. Egipto bajo el gobierno de un dios 13
Bibliografia 15
Prólogo
Nacido hace unos 30 años en la Ciudad de México, en una familia funcional de clase media de cuatro miembros, mamá, papá, hermana mayor y yo. Después de unos años nos cambiamos de residencia a la ciudad de Cuernavaca donde viví una feliz infancia y a los 11 años aproximadamente volvemos a movernos, ahora a la ciudad de Querétaro.
Ahí curso el último año de primaria, toda la secundaria y preparatoria en el Colegio Nuevo Continente, donde he forjado amistades que han perdurado por casi 19 años.
Posteriormente estudie y me titulé en la licenciatura de comercio internacional en la UCO en la ciudad de Querétaro.
Ejercí profesionalmente mi carrera por aproximadamente 6 años hasta que tuve oportunidad de emprender un negocio propio lo cual me dio oportunidad de disponer de mi tiempo.
Debido a que la Historia en todas sus vertientes es algo que realmente me apasiona decidí no seguir postergando en mi vida lo que he deseado desde hace muchos años, estudiarla profesionalmente.
Me interesa estar en contacto con los hechos que nos preceden, para tener una mejor percepción del presente y emprender acciones para el futuro.
Actualmente estoy casado y en espera de mi primer hijo.
En lo personal escogí este tema particular de Alejandro Magno en Egipto porque la vida de este conquistador se me hace algo impresionante y me intereso ahondar y profundizar en sus experiencias por esta cultura tan basta y rica.
Introducción
Alejandro Magno uno de los guerreros más extraordinarios y enigmáticos de todos los tiempos, a los treinta años gobernaba uno de los mayores imperios como nunca antes se había visto, desde Grecia al occidente hasta la enigmática India al oriente, dichas conquistas cambiaron al mundo antiguo para siempre. Genio militar, sabio y hasta tirano; Alejandro adquirió esos calificativos dado el resultado de sus legendarias gestas.
Nacido en Pella al norte de Grecia hijo de Filipo II de Macedonia y Olimpia de Epiro su padre lo había preparado para reinar, proporcionándole una experiencia militar y encomendando a Aristóteles su formación intelectual. Alejandro tomaría las riendas de Macedonia a la edad de 20 años, después del asesinato de Filipo en el año 336 ane.
Con Alejandro Magno al mando de Macedonia, después de la cruenta batalla de Tiro y posteriormente otro asedio salvaje en Gaza su siguiente conquista en un territorio desconocido inicia de la siguiente manera.
Capítulo I. Llegada a Egipto.
En Nov. 332 Alejandro cruzó el desierto hacia el interior de Egipto, el camino de Gaza a Egipto tenía sus peligros pues debía atravesar el desierto por tres días y cruzar la famosa laguna Baratra, que ocasionó problemas al ejército Persa doce años atrás.
Hacia el mes de noviembre Alejandro se encontraba en el Delta del Nilo en su brazo más al este, con Egipto ante él y un invierno con abundancia de alimentos para su ejército, ya que el Nilo no se encontraba desbordado y el invierno era la estación de ocio para los agricultores egipcios.
Alejandro arriba después de doscientos años de dominio Persa y que un sátrapa fue reconocido como nuevo faraón. Conviene señalar que bajo el dominio Persa los egipcios debían de trabajar para ellos y así mismo pagar tributos a estos, tal como plata y productos de la región. Ocasionando que las rebeliones llegaran por parte de las clases cultas que rechazaron a los persas durante mucho tiempo.
Antes de la llegada de Alejandro, Egipto mantuvo su independencia bajo diversos faraones, algunos de estos eran sureños de Etiopia. Y es en el invierno del 343 los persas intentaron reconquistar sin éxito.
A los cinco años de la caída del emperador de la delta del Nilo, Khabbesha incito a los egipcios a la revuelta y hubieron que pasar tres años antes de que fuera rechazado, fue por esto que Alejandro fue recibido con entusiasmo por los nativos. Al encontrarse con el sátrapa persa en Pelusio se le otorgaron ochocientos talentos de plata y todos sus muebles, a cambio de un pase seguro; los macedonios que acompañaban a Alejandro fueron por el Nilo en barca a Menfis, la capital, y Alejandro se fue por tierra, y al cabo de una semana entró al palacio monumental del alto Egipto.
La sociedad egipcia que le dio la bienvenida se conformaba por estratos muy similares a sus pirámides, en la base se encontraban los campesinos que fueron los dominados por los invasores, en un estrato superior se ubicaban las dinastías familiares de las regiones del delta del Nilo, acordando la paz con Alejandro para continuar controlando los sacerdocios y gobiernos locales que se habían mantenido en su familia por más de doscientos años; y finalmente la clase sacerdotal, que aclamó a Alejandro como vengador de la impiedad de los persas.
En Menfis Alejandro hizo sacrificios en honor del dios Apis agradando a sus probables críticos, con esto revirtió el recuerdo que dejaron los persas de su falta de decoro a los dioses egipcios.
ALVAR, J. y BLÁZQUEZ, J.M. (eds.), Alejandro Magno: hombre y mito. Madrid, Actas, 2000
Como consecuencia de este solo acto Alejandro fue coronado faraón del alto y bajo Egipto. Como faraón era el representante reconocido de dios en la tierra, fue aclamado como Horus hijo divino de Ra cuyo culto prevaleció en el bajo Egipto, y como amado hijo de Amún en los templos del alto Egipto.
Nectanebo II fue el último faraón antes de la llegada de los persas, que se presumía había huido al sur para evitar la reconquista de los persas, pero se creía que estaba preparado para regresar y retomar el gobierno; sin embargo Alejandro lo había reemplazado.
Capítulo II. Fundación de Alejandría
En el año 331 Alejandro embarco a Menfis por el Nilo, y en la desembocadura del rio visitó el fuerte fronterizo de Racotis y exploró los otros brazos del delta del Nilo. Quedó impresionado por las posibilidades que ofrecía en su extremo occidental. Le pareció tan hermoso para fundar una ciudad, la cual se vería gradualmente favorecida.
Él hizo personalmente el trazado mostrando dónde debería construirse la plaza pública y qué dioses deberían tener un templo; eligió a dioses griegos y a la diosa Isis. También dispuso dónde debería construirse el perímetro de la muralla. Y de este modo nació Alejandría, centro de gravedad de toda la historia mediterránea subsiguiente.
Racotis se convirtió en un barrio de la nueva ciudad y absorbió a los pastores que habían vivido en las aldeas de los alrededores.
Para Alejandro, su puerto natural prometía un clima particularmente benigno protegido por la Isla de Faros y una posición elevada en la costa, que en verano se favorecería por la brisa del noreste. Así mismo se sugiere que el acceso al Egeo era el principal atractivo que ofrecía, quizá por razones económicas.
Cuando Alejandro fundó la ciudad el Egeo estaba infestado de piratas y demasiado hostil, como para poder prosperar; incluso cuando la ciudad tenía el desarrollo pleno. Se creía que el comercio que llegaba a Alejandría era mayor del interior de Egipto, que del Mediterráneo.
La rapidez con la que podían enviar los cereales a la ciudad en barco a través del río para alimentar a la población, era más importante para Alejandro, que el comercio esporádico e impuestos procedentes del puerto.
En Alejandría los comerciantes como en otras ciudades griegas, pocas veces eran ciudadanos; como el comercio de Alejandría floreció más, gracias a los empresarios de Rodas, que por sus propios ciudadanos. Los nuevos ciudadanos destacados fueron los veteranos macedonios griegos, prisioneros y un contingente de judíos; mientras que los nativos egipcios se añadieron mayormente como hombres de estatus inferior.
Las leyes y los estatutos de la ciudad se desconocen, pero quizás hubo una asamblea y un consejo desde el principio.
El arquitecto fue un griego de Rodas y la construcción se confió a un griego de Náucratis. Se espolvoreó harina de cebada para trazar la ciudad y se le dio forma de una capa militar macedonia.
La principal preocupación de la ciudad serían los alimentos cultivados en casa, ya que el comercio de sogas, drogas, especias, vino y cerámica, se mantenían en equilibrio.
ALVAR, J. y BLÁZQUEZ, J.M. (eds.), Alejandro Magno: hombre y mito. Madrid, Actas, 2000
Cuando comenzaban las construcciones de la ciudad, Alejandro recibió una agradable sorpresa. Las flotas de Rodas, Chipre y Fenicia habían cambiado de bando, a los almirantes persas se los dejó con los fondos menguados, con solo tres mil mercenarios griegos y únicamente las embarcaciones que pudieran reclutar de los piratas del Egeo.
Sus tiranos y oligarcas habían sido expulsados de las ciudades Ténedos, Lesbos, Quíos y Cos. Entre otros trofeos en Isos, Alejandro había capturado a los embajadores espartanos que se dirigían al encuentro de Darío.
Alejandro dispuso castigos que habían de recibir los expulsados del Egeo, a la mayoría se les envió de regreso para ser juzgados en sus ciudades natales. Pero con los cabecillas de Quíos, Alejandro trató personalmente, debido a su peligrosidad, enviándoseles encadenados a servir a una guarnición persa en la primera catarata del Nilo. Otros malhechores de Quíos, serían juzgados de manera local a lo cual, Alejandro no esperó informes
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