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Alejandro Magno


Enviado por   •  25 de Febrero de 2014  •  2.217 Palabras (9 Páginas)  •  542 Visitas

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Alejandro Magno

Fué un militar y emperador macedonio, conocido por sus conquistas militares que se extendieron a lo largo del mundo antiguo.

Alejandro III de Macedonia, comúnmente conocido como Alejandro Magno, nació el 20 o 21 de julio del año 356 a. C. en Pella, Grecia.

Fue el hijo mayor de Filipo II, rey de Macedonia (de la dinastía de los Argéadas) y de Olimpia, hija de Neoptólemo I de Epiro. Según dicen los anales era físicamente hermoso, de baja estatura, cutis blanco y cabello ondulado, castaño claro. Una de sus características físicas más notables eran sus ojos heterócromos (uno marrón —el izquierdo— y otro gris), aunque se desconoce si era así de nacimiento o por consecuencia de un traumatismo craneal.

Tras ser educado por los mejores maestros en sus primeros años, al cumplir trece fue puesto bajo la tutela de Aristóteles, quien enseñaría al joven Alejandro política, elocuencia e historia natural. Se convirtió en ávido lector, especialmente de Homero, Heródoto y Píndaro.

A los dieciséis años, habiendo demostrado carácter y liderazgo, su padre lo nombró regente, con la intención de introducirle en la política del estado. Dos años después dio sus primeros pasos militares al dirigir a la caballería de Macedonia en la batalla de Queronea. Ese mismo año fue nombrado Gobernador de Tracia.

En el año 336 a. C. con veinte años de edad, Alejandro asumió el trono de Macedonia tras el asesinato de su padre, el rey Filipo. Alejandro heredó un reinado en crecimiento que se vio en el medio de numerosos levantamientos de regiones dominadas anteriormente y que vieron en la muerte de Filipo y la llegada de Alejandro, la oportunidad de liberarse. Sin embargo, el joven líder demostró sus grandes dotes militares al sofocar dichos levantamientos. Destruyó Tebas, sometió Atenas y se hizo nombrar gobernante absoluto de toda Grecia. En su enorme ambición puso la vista en la conquista del Imperio Persa, el más grande del mundo en aquellos días.

Alcanzó los territorios de Asia Menor en el 334 a. C. y dio inicio a la conquista del Imperio Persa. En sus campañas para tal objetivo, combatió desde Mesopotamia e India hasta Egipto, en donde entró en contacto con la cultura faraónica y se convenció de su ascendencia divina y su destino legendario. En el año 331 a. C., ingresó victorioso en la capital, Persépolis y ponía ya la vista en la consolidación de un imperio gigantesco, mundial, que incluyera distintas lenguas, razas y culturas. Enfermo de poder, pretendió ser adorado como un dios mientras se gestaban diversos complots para asesinarlo.

Murió en Babilonia en el año 323 a. C. poco antes de cumplir 33 años. Existen varias teorías acerca de las causas de su muerte, aunque la más aceptada señala como responsable al virus de la fiebre del Nilo o la malaria.

Hoy en día el nombre de Alejandro Magno continúa siendo símbolo de ambición y poder, siendo considerado uno de los grandes conquistadores, si no el más grande, de la historia de la humanidad.

Batallas de Alejandro Magno

La conquista del Imperio persa por parte de Alejandro fue mucho más que un simple episodio bélico entre griegos y persas. Ya fuera por la magnitud de la empresa, ya por su éxito, el mundo antiguo no volvió a ser igual después de esos diez años de campañas ininterrumpidas de los macedonios y sus aliados por Oriente. Las razones de Alejandro para llevar a cabo una campaña de tal envergadura y dificultad nos son desconocidas. Él mismo arguyó su deseo de vengar las invasiones persas de más de un siglo antes, aunque no hay duda de que, en parte, existía la voluntad de unir las heterogéneas ciudades-estado griegas, antes enfrentadas a Macedonia y entonces bajo su dominio, en una empresa común que aunase esfuerzos y evitase disidencias. Se trataría de buscar un enemigo exterior para evitar que se acabase pensando que el verdadero enemigo era la monarquía macedonia.

Con un ejército compuesto por unos cuarenta mil hombres y el firme propósito de liberar las ciudades griegas sometidas por los persas, Alejandro atravesó el Helesponto en la primavera de 334 a.C., iniciando su marcha contra el Imperio persa y dejando su reino en manos de Antípatro. Precisamente la composición de su ejército, unida a su indiscutible talento como estratega y a la hábil elección de hombres capacitados y de confianza como generales, constituyó la clave de sus victorias.

Ya en la configuración de su primer ejército se reunía un conjunto equilibrado de efectivos con armas diferentes. Este conjunto lo constituían la infantería pesada, integrada por contingentes griegos enviados por la Liga de Corinto y por mercenarios; la falange macedonia de armamento pesado, con la característica sarissa (lanza de unos cinco metros de longitud); la infantería ligera, compuesta por macedonios, tracios y peonios dotados de jabalina; el cuerpo de arqueros cretenses; y, ocupando una posición relevante, la caballería pesada macedonia, principal cuerpo de choque de su ejército, apoyados por la caballería ligera de tesalios y tracios.

Siria, Palestina y Egipto

Encaminándose hacia el norte de Siria, en el otoño del año 333 a.C. llegó a enfrentarse con el propio rey aqueménida, Darío III, en Issos. En esta batalla infligió una nueva derrota a las tropas persas, obligando al gran rey a retirarse más allá del Éufrates y quedando a su merced el campamento en el que se encontraba la familia real: la esposa, los hijos y la madre de Darío.

Las conquistas de Alejandro Magno

Comenzó así una nueva etapa en la que consolidó su control en Asia Menor (en cuyas costas sucumbieron los últimos focos de resistencia persa), mientras las islas del Egeo eran liberadas por la flota macedonia, y abrió nuevas posibilidades de conquista en la región siriopalestina, cerrando las salidas al mar del Imperio persa. Al mismo tiempo lograba acallar las voces de determinados sectores griegos que aún se alzaban en su contra.

Las ciudades fenicias de la costa, desde Arados a Sidón, se entregaron sin presentar oposición alguna ante el irrefrenable avance del macedonio. Simultáneamente, Alejandro rehusaba las ventajosas propuestas de Darío III, que le ofrecía los territorios asiáticos al otro lado del Éufrates, así como una de sus hijas en matrimonio y diez mil talentos, a cambio de la paz y de la liberación de su familia (cuyos integrantes sí que restituyó al rey persa). Empeñado en su campaña de conquista, llegó ante las puertas de la ciudad de Tiro, cuya larga resistencia se reveló inútil, siendo castigada su población de forma ejemplar, al

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