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Atractivos Turísticos Del Perú


Enviado por   •  31 de Octubre de 2013  •  6.145 Palabras (25 Páginas)  •  273 Visitas

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CARAL

La civilización caral (fechada entre 3000 y 1800 a. C.) fue la expresión del surgimiento de las primeras sociedades complejas en el área norcentral peruana. Esta área, de 400 por 300 km, comprende los valles de la costa (Santa, Nepeña, Sechín, Culebras, Huarmey, Fortaleza,Pativilca, Supe, Huaura, Chancay y Chillón), los callejones serranos de Huaylas y Conchucos junto con el altiplano de Junín, y las cuencas de los ríos Marañón, Huallaga y las cabeceras del Ucayali en la selva.

En el área norcentral peruana se conocía con anterioridad la existencia de asentamientos precerámicos, a partir de los cuales se había planteado la existencia de organizaciones sociales de nivel jefatural. Destacan los de La Galgada, en el callejón de los Conchucos, Piruro en el Marañón,Huaricoto en el callejón de Huaylas, Kotosh en el Huallaga, Las Haldas en Casma, Los Gavilanes en Huarmey, Áspero en Supe, Bandurria y Río Seco en Huaura y El Paraíso en el Chillón.

En toda esta área destaca nítidamente el valle de Supe, ubicado en Barranca, Lima, donde en los primeros 40 kilómetros desde el mar, se han identificado 21 asentamientos monumentales de esa civilización, entre ellos la ciudad de Caral, de la que ha derivado el nombre de la cultura. La civilización caral fue contemporánea a Mesopotamia, Egipto e India, pero, a diferencia de ellas, se desarrolló en completo aislamiento. Antecede en por lo menos 1200 años a la civilización olmeca de Mesoamérica.

Los arqueólogos conocían la existencia de sitios monumentales en el valle de Supe desde principios del siglo XX (por ejemplo, Áspero fue estudiado por Max Uhle en 1905 y Julio C. Tello en 1937, y por Willey y Moseley en los 60's1 ). La misma Ciudad Sagrada de Caral fue explorada en 1948 por Paul Kosok y Richard Schaedel, y publicada con el nombre de Chupacigarro (tomado de una hacienda local) 17 años después, aunque ninguno de los dos exploradores pudo determinar su antigüedad. Frederic Engel estudió el lugar en los años 70, e informó de la naturaleza precerámica del sitio en 1987, sin embargo, sus afirmaciones no fueron aceptadas por los arqueólogos, como puede verse en la literatura arqueológica, hasta 1997.

En 1994 Ruth Shady inició una prospección en el valle de Supe, con excavaciones en 1996, cuyos resultados publicó en 1997, afirmando abiertamente la naturaleza precerámica de la ciudad Sagrada de Caral, y de la primera civilización andina.2 Esta afirmación fue nuevamente recibida con escepticismo y rechazo por parte de los arqueólogos. Sin embargo, con el avance de las investigaciones, y nuevas publicaciones3 , quedó demostrada la naturaleza precerámica de la civilización Caral.

Macchu picchu

La ciudadela de Machu Picchu ha tenido diversos periodos de ocupación. Tomados de las crónicas, del estilo constructivo y las cerámicas encontradas, se deducen los siguientes:

Periodo Inicial: 1300 dc

Periodo Clásico: 1400 dc

Periodo Imperial: 1533 dc

Periodo de Transición: 1533-1572 dc

La historia de Machu Picchu

La mayoría de los arqueólogos modernos e historiadores coincide en que Machu Picchu fue construida por el Inca Pachacútec, el más grande estadista del Tahuantinsuyo, quien gobernó desde 1438 a 1471. Los arqueólogos presumen que la construcción de la ciudadela dataría del siglo XV, aproximadamente, fecha cronológica dada por el carbono 14 o radiocarbono.

La construcción de Machu Picchu corresponde al momento en que el pequeño señorío Inca comenzó a crecer. Según los arqueólogos, en esta zona se libró la última batalla que definió la victoria sobre los chancas, victoria que cubrió de prestigio y otorgó el poder al Inca Pachacútec.

Pachacútec fue el primer Inca en salir más allá del valle del Cusco luego de su épica victoria sobre los chancas. Fue el que llevó a cabo la expansión del Tahuantinsuyo y se le reconoce como el "constructor" del Cusco. Esta fue una de sus más grandes obras.

El origen de Machu Picchu es atribuido con cierta certeza a Pachacútec, aguerrido mandatario, que se caracterizó por sus conquistas territoriales, y el desarrollo de la religión y la espiritualidad. De allí es que hoy los estudios arqueológicos apoyan la teoría de que fue una hacienda real destinada al culto de los dioses y un desafío a las dotes de constructor del gobernante.

Construida como refugio de lo más selecto de la aristocracia incaica, la fortaleza fue ubicada en la vertiente oriental de la cordillera del Vilcanota, a unos 80 km del Cusco, la capital del imperio. Su estratégica situación geográfica fue elegida con admirable acierto. Rodeada de profundos acantilados y alejada de la vista de extraños por una enmarañada selva, la ciudadela de Machu Picchu poseía la cualidad de tener una sola y angosta entrada, lo que permitía, en caso de un ataque sorpresivo, ser defendida por muy pocos guerreros.

Ocupada por lo menos por tres generaciones de Incas, la ciudadela de Machu Picchu fue abandonada en una decisión repentina y misteriosa. Las hipótesis más sólidas explican su desaparición de la memoria histórica en razón de que Machu Picchu era un lugar desconocido para las castas inferiores y sus rutas prohibidas para cualquiera que no formara parte del pequeño círculo del Inca.

Parte de las conquistas de Pachacútec incluyó el valle de Tampu, que a pesar de estar habitada por esa nación hermana del Cusco, no se libró de su férreo dominio. Por su belleza natural, clima benigno (uno de los mejores de los Andes) y rico suelo, Pachacútec fijó en Tampu el asentamiento predilecto de la nueva nobleza imperial, engalanando el valle con varias de las más fastuosas ciudades del Tahuantinsuyo, como Ollantaytambo y Machu Picchu. La elección del sitio para levantar Machu Picchu debió ser hecha con sumo cuidado, pues era, y aún lo es, un lugar perfecto para levantar un centro ceremonial. Se ubicaba, según el investigador Antonio Zapata, en la cadena de montañas más importante por su carácter sagrado, que comienza en el Salcantay (el apu, espíritu mayor) y termina en el Huayna Picchu. Era un lugar privilegiado para observar el movimiento de las estrellas y del sol, divinidades incaicas.

Además, de acuerdo con sus investigaciones, el lugar contaba con una cantera en las cercanías que podía proveer de las más finas piedras de granito blanco.

EL DESCUBRIMIENTO

El 24

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