Chac Mool

Chac Mool: análisis interpretativo

Chac Mool es un cuento que lleva el nombre de estatuas de origen maya que representan al dios de la lluvia. Más tarde los aztecas y toltecas incorporaron esta imagen a sus culturas, esto se evidenció al encontrar algunas estatuas en las diferentes regiones que han habitado.

Las voces del relato guían los acontecimientos. El narrador, cuenta la muerte de Filiberto ubicando espacial y temporalmente al lector“Filiberto murió ahogado en Acapulco. Sucedió en Semana Santa (...)Cuando llegué, (...)estaba bajo un túmulo de cocos” y el relato enmarcado, el diario íntimo de su amigo, que da cuenta de los sucesos que vive desde la búsqueda del Chac Mool, su compra y la convivencia con él. La importancia que para el protagonista tiene la cultura maya se insinúa al principio de sus relatos en el diario: “Un guasón pintó de rojo el agua del garrafón en la oficina, con la consiguiente perturbación de las labores. He debido consignarlo al Director, a quien sólo le dio mucha risa. El culpable se ha valido de esta circunstancia para hacer sarcasmos a mis costillas el día entero”.

Arqueólogos y otros investigadores suponen que el recipiente de estas estatuas estaba destinado a contener los corazones de las víctimas sacrificadas en las ciudades mesoamericanas o que Chac Mool servía como piedra para los sacrificios. Esto toma significación a lo largo del relato “El cuarto olía a horror, a incienso y sangre”.

Con estos saberes previos, que marcan intertextualidad con las culturas precolombinas mencionadas, el cuento funciona como una ficcionalización del testimonio de una persona que en la actualidad se topa con el poder ancestral de los pueblos de México.

Este poder se hace presente en sucesos ambiguos, inusitados, que transforman el relato que hasta esos momentos aparenta ser meramente costumbrista, y se transforma en fantástico.

A partir del símbolo de agua que representa el Chac Mool el cuento hila estos hechos que van desde imparables lluvias, inundaciones en la casa del protagonista y agotadoras búsquedas de agua en una fuente cercana, para satisfacción del Chac Mool. Aquí es donde lo sobrenatural y la incertidumbre insertan al lector en un mundo pasado - la cosmovisión precolombina de la región mexicana- desde el presente de Filiberto y en la ruptura de las leyes físicas; cuando la estatua cobra vida.

El hecho de que el narrador lea el diario y al finalizar analice la posible locura de su amigo es un indicio de este tipo de relatos, donde no queda claro el por qué de estos sucesos insólitos que pueden ser imaginados por el protagonista a partir de “un motivo psicológico”.

Los conflictos que sufre el protagonista tienen que ver con la supervivencia del Chac Mool, que comienza a sobrellevar la falta de agua en un mes sin lluvias. “Febrero, seco. Chac Mool vigila cada paso mío” y la tensión que vive por esta situación tiene que ver con que sabe de las consecuencias “Si no llueve pronto, el Chac Mool va a convertirse otra vez en piedra”. Filiberto cuenta el creciente descontento del Chac Mool “Ya no tienen lugar aquellos intermedios amables durante los cuales relataba viejos cuentos; creo notar en él una especie de resentimiento concentrado” que parecen estar unidos al hecho de que vive en un lugar que no le pertenece, que fue arrancado de su territorio y que no cumple la función para la que fue hecho.

Ya lo había adelantado –en una forma de intratextualidad- el mismo protagonista “Su espíritu ha vivido en el cántaro y en la tempestad, naturalmente; otra cosa es su piedra, y haberla

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