Christian Jacq

Christian Jacq nació en París (Francia) en el año 1.947, se doctoró en Egiptología por la universidad de la Sorbona, ha dedicado casi toda su vida al conocimiento y estudio de la civilización del antiguo Egipto. Su espíritu estaba ya predispuesto a bañarse en las aguas sagradas del Nilo. Sólo así se explica que con trece años leyera la trilogía La historia de la Antigua Civilización Egipcia.

Christian Jacq se casó muy joven, con diecisiete años, hizo su primer viaje a la tierra de los faraones en su luna de miel, y decidió estudiar egiptología. Él lo definió como un regreso a casa. Primero empezó a estudiar Filosofía pero su pasión por Egipto le llevó a centrarse en la arqueología y egiptología. Trabajaba en los ensayos, era egiptólogo y además, editor. Gracias a la insistencia de su mujer, parte muy importante en su vida, que dejó sus trabajos y se dedicó de pleno a escribir.

La historia comienza con la conspiración de cinco conjurados, cuatro hombres y una mujer, que han suprimido la guardia de honor de la esfinge de Gizeh para acceder por un corredor que comenzaba entre las patas de la gigantesca estatua y desembocaba en el interior de la gran pirámide, centro energético y espiritual del país. Han violado el sarcófago de Keops y robado la máscara, el collar y el escarabajo de oro, la azuela de hierro celestial, el codo de oro y lo más importante, el testamento de los dioses, que legitima el poder del faraón. Por aquel texto, el faraón recibía Egipto como herencia y debía mantenerlo feliz y próspero. Cuando celebrara su jubileo se vería obligado a mostrárselo a la corte y al pueblo, como prueba de legitimidad. Pero si era incapaz de enseñar el documento, se vería obligado a dimitir.

Branir, un médico que ha consagrado toda su vida “al arte de curar”, viaja a su tierra, a su pueblo. Persona noble, que aún teniendo un rostro severo se leía en él la bondad y la abnegación, es un hombre respetado por todos, tanto por los nobles como por los campesinos. Su discípulo, en lo que se refiere a su educación, es Pazair, nuestro protagonista, ambos de la región de Tebas, al que enseñó a leer y a escribir desde muy joven, y aunque no se convertirá en médico como su Es un joven de 21 años, que debido a su carácter firme y a su integridad, había sido elegido en su pueblo natal por el consejo de ancianos, aunque normalmente se designaba esta función a una personaje de edad madura, dotado de sólida experiencia, pero sin embargo, Pazair aún siendo muy joven, daba pruebas de su gran competencia, además era respetado y querido por todos.

El trabajo de Pazair es reconocido y Branir, que está ejerciendo en Menfis, es el encargado de llevarle la noticia de que ha sido elegido para el puesto de juez en Menfis, en la provincia de Gizeh, en el bajo Egipto. Y aunque él no desea salir de su aldea, por respeto a su maestro acepta; el que se le aparezca un ibis, confirma su decisión, piensa que el animal de Thot le ha elegido.

Una vez tomada la decisión de aceptar el puesto de juez en Menfis, parte hacia allí con su bolsa de viaje, una bolsa de cuero blanqueado que contenía solamente un paño nuevo, un manto y la indispensable estera de trama trenzada, que servía para muchos usos, de lecho, de mesa, de alfombra, de tapiz, de pantalla ante una puerta o una ventana y de envoltura para objetos preciosos, su último uso sería el de un sudario para envolver el cadáver. Estas son sus posesiones.

En el viaje le acompaña su perro Bravo, mezcla de lebrel y perro salvaje, que le es muy fiel y con un asno llamado Viento del norte, por el que sentía un gran cariño

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