De La Independencia A La Revolución

De la Independencia a la Revolución

En este capítulo Octavio Paz hace referencia a que la independencia se presenta también como fenómeno de doble significado, la disgregación del cuerpo muerto del Imperio y el nacimiento de una pluralidad de nuevos Estados. Hace ver que la conquista y la independencia sean momentos de flujo y reflujo de una ola histórica, es decir, se forma en el siglo XV que se entiende hasta América y alcanza un total equilibrio en los siglos XVI y XVII que después termina dispersándose en fragmentos.

Octavio Paz menciona que nuestra revolución de independencia es menos brillante, menos rica en ideas y frases universales por las circunstancias locales, que los caudillos, sacerdotes y capitanes no tienen una noción clara de su obra, pero poseen un sentido más profundo de la realidad y escuchan mejor lo que dice el pueblo.

Dice que la mentira política se instaló en el pueblo casi constitucionalmente provocando un daño moral incalculable que alcanza zonas profundas en nuestro ser y nos movemos en la mentira con naturalidad.

Durante más de cien años se han sufrido regímenes de fuerza, sirviendo a las oligarquías feudales, y las obedecemos porque utilizan un lenguaje de libertad, pero la guerra se inicia como una protesta contra los abusos de la metrópoli y de la alta burocracia española. México adopta una carta constitucional liberal, los conservadores acuden a las armas y Juárez responde con las leyes de Reforma, con el objetivo de acabar con los fueros y destruir el poder material de la iglesia.

Plantea que los líderes revolucionarios se amparaban en sus respectivos planes para cambiar las estructuras políticas y económicas del pueblo y por consecuente la situación política se complica desde el norte un golpe de estado. Señala que la reforma le otorga su verdadera significación, porque se plantean las mismas bases de la sociedad mexicana y de los supuestos históricos y filosóficos en que se apoyaban.

Por último, se cita una frase que hace referencia al capítulo y que a su vez hace burla a la Revolución; “Villa cabalga todavía en el norte, en canciones y corridos; Zapata muere en cada feria popular; Madero se asoma en los balcones agitando la Bandera Nacional; Carranza y Obregon viajan aún en aquellos trenes revolucionarios, en un ir y venir por todo el país. Todos los siguen: ¿a dónde? Nadie lo sabe. Es la revolución, la palabra mágica, la palabra que va a cambiarlo todo y que nos va a dar una alegría inmensa y una muerte rápida”.

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