Dios en la Arquitectura
ixcantolEnsayo16 de Febrero de 2012
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Dios en la Arquitectura.
A Dios le interesa la arquitectura. De hecho, Éxodo 25 muestra que Dios estipuló la arquitectura hermosa, junto con otras formas de arte (trabajo en metal, diseño de indumentaria, tapicería, etc.), en la construcción del tabernáculo. Se dan instrucciones similares para el templo que fue construido más adelante por el rey Salomón. Aquí encontramos algo único en la historia: ¡obras de arte diseñadas y concebidas por el Dios infinito, transmitidas luego a sus aprendices humanos y ejecutados por ellos!
Aparentemente, Él se complace en los colores, las texturas y las formas. El punto es que Dios no indicó a los hombres que construyeran un lugar utilitario donde su pueblo escogido pudiera adorarlo. En palabras de Francis Schaeffer: "Dios simplemente quería belleza en su templo. Dios está interesado en la belleza". Y, en Éxodo 31, Dios llega a nombrar los artistas que Él quiere que creen esta belleza, invistiéndolos de su artesanía para la gloria de Él.
Las características del buen arte:
Ahora nos abocamos a la cuestión de los ingredientes importantes de las diversas formas de arte.
1. La verdad artística incluye no solo lo tangible, sino también el mundo de lo imaginativo, lo intangible. Por lo tanto, el arte podrá incluir o no lo cognitivo, lo objetivo. Una persona preguntó a una bailarina rusa que había terminado una danza interpretativa: "¿Qué significó? ¿Qué estaba tratando de decir?". La bailarina respondió: "Si lo pudiera haber dicho, ¡no lo hubiera bailado!". Hay, entonces, una comunicación de verdad en el arte que es real, pero que tal vez no pueda ser reducido o expresado nítidamente en palabras.
El arte de calidad siempre va aunado también con la dura disciplina de la práctica continua. Los grandes artistas son aquellos que, cuando son observados en la práctica de su arte, parecen estar haciendo algo simple y sin esfuerzo. Lo que no es visible son las arduas y largas horas de práctica constante que precedieron esa espontaneidad y destreza artística. Todo arte tiene un valor intrínseco. No necesita hacer algo para tener algún valor. Una vez creado, ya ha "hecho" algo.
La expresión artística siempre hace una afirmación. Esta podrá ser expresada explícitamente o implícitamente. Algunos artistas reconocen explícitamente que su intención es decir algo, transmitir un mensaje. Otros artistas se resisten, o aun niegan que estén haciendo una afirmación. Pero, conscientemente o no, siempre se está haciendo una afirmación, porque cada artista está involucrado subjetivamente y está influido profundamente por su experiencia cultural.
Una tendencia desafortunada en años recientes ha sido el crecimiento de la cantidad de artistas que reconocen que su deseo primario es decir algo. El arte no se ve beneficiado por un énfasis excesivo en hacer una afirmación. Los gigantescos y destacados murales en países comunistas eran indudablemente útiles políticamente, pero probablemente no contribuyeron mucho estéticamente.
Hasta hay arte cristiano que cae en esta trampa. Centrado en declaraciones, moralidad y piedad, suele quedarse corto artísticamente (si bien es ofrecido sinceramente y es teológicamente sólido), porque es realizado con mala calidad y mal gusto. Poesía y propaganda no son lo mismo, desde el comunista al fanático cristiano.
2. La obsesión con el yo. Dado que el mundo tiene poco significado para muchos modernos, el repliegue narcisista hacia el yo es todo lo que queda por expresarse. Por lo tanto, el público se ve confrontado hoy con muchos artistas que retratan sus propios divagues psicológicos y espirituales personales. En el arte de este tipo, el subjetivismo extremo es considerado una virtud más que un vicio. La afirmación (sumamente personal) abruma el arte. Muchas de estas afirmaciones
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