ELOGIO A LA DIFICULTAD

Elogio de la dificultad.

A la hora de imaginar un presente o un futuro perfecto, nuestras fantasías salen a flote y hacen que caigamos en un mar de deseos que son exageradamente inalcanzables. Imaginamos una vida sin riegos, sin lucha, sin búsqueda de superación, mejor dicho que todo nos llegue en bandeja de plata sin tener que hacer absolutamente nada.

Pero la verdad es que estamos en una sociedad en la cual si no tienes ambiciones y no buscas la mejor y casi siempre complicada pero no imposible forma de lograrlos, serás rechazado por dicha sociedad, ya que si no trabajas eres pobre y tristemente estamos regidos en clases económicas.

Aunque nuestras fantasías son pan de cada día, hay que admitir que nos ayudan en gran parte de nuestra vida a planear nuestros proyectos, pero aun así no somos capaces de conquistar lo que nos proponemos y aún más complicado cuando deseamos mal. Y es este nuestro gran problema, nos encerramos en una burbuja de miedo, en donde creemos que no es posible lograr nada con nuestros propios méritos, en donde discutimos nuestro razonamiento y rechazamos toda oposición en la cual si no están de acuerdo contigo, están en contra tuya, así de sencillo.

Ahora una solución a esta problemática, consiste en suprimir el miedo y la duda a no conseguir lo propuesto, pues de esto se trata la vida (como una montaña rusa, sube y baja), y en permitir la participación de diferentes miembros de la sociedad. Cuando se comprende esto, nos sentimos preparados para afrontar los retos que conlleva encajar en una sociedad injusta en algunos aspectos, y en donde es importante conservar la voluntad de luchar por una sociedad diferente, respetando claramente las opiniones de la comunidad e impulsando la creación.

Goethe y Marx convocaron a un trabajo creador, difícil, capaz de situar al individuo concreto a la altura de las conquistas de la humanidad.

Dostoievski nos enseñó a mirar hasta donde van las tentaciones de tener una fácil relación interhumana, en donde se busca el poder en general y si no se logra una amistad respetuosa en una empresa en común, esto ya en un mundo laboral, se produce lo que Bahro llama Intereses Compensatorios, que son aquellos que abonan por usar un capital de otra persona y que se dan al no cumplimiento de lo pactado.

A pesar de nuestra contradicción en donde nuestras fantasías y deseos de no luchar por lo que creemos necesario y de vivir felizmente sin hacer nada, vivimos en una época en la cual surge el deseo de luchar por nuestros propósitos planteados en un proyecto de vida, en donde se quiere vivir plenamente con su propio esfuerzo y no por trabajos insensatos que no se pagan con nada, en donde las mujeres tenemos voz y voto y no aceptamos una situación de inferioridad, y algo más importante, en donde nosotros los jóvenes no aceptamos un destino fabricado.

La idea en general es dejar de desear una vida fácil, monótona y sin gracia y hacernos la pregunta de ¿Por qué no luchar por cumplir las aspiraciones que se tienen? Pues bien, nadie dice que lograr nuestros propósitos es fácil y color de rosa, todo conlleva un gran esfuerzo individual y grupal, en donde se trabaje arduamente para mejorar la sociedad actual, en donde cada opinión sea respetada y tomada en cuenta en decisiones para el mejoramiento y crecimiento de una empresa, todo esto nos ayuda en un mundo laboral y personal.

Este enfoque nuevo nos permite decir como Fausto:

“También esta noche, tierra, permaneciste firme.

Y ahora renaces de nuevo a mí alrededor.

Y alientas otra vez en mi la aspiración de luchar sin descanso por una altísima existencia”

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