El Positivismo

El Positivismo, un modelo que ha dejado huella

Sonia Corcuera en su libro Voces y Silencios, nos define la idea del positivismo relacionándolo con la idea de progreso. Las opiniones estaban divididas en cuanto a la idea de progreso, para algunos es un lento y gradual perfeccionamiento del saber en general, de los conocimientos técnicos, artísticos o científicos. Para otros se centra más en la cuestión moral. Algunos filósofos como Hegel Y Marx pensaron la historia común avance; pero algunos otros como Burckhardt, Nietzche y weber n creyeron que se le debía atribuir esa noción. Por ejemplo Philippe Carrard lo define primero, como un tiempo breve en la historiografía; segundo, como un método poderoso con metas y métodos definidos, y tercero como una escuela metodológica que ha dejado huella en los historiadores actuales.

Sonia Corcuera nos dice que un aficionado se convertía en profesional –hablando claro está de historia- cuando se familiarizaba con el método histórico, que consistía esencialmente en el empleo de las más refinadas técnicas filosóficas para la crítica de los documentos históricos.

En aquel siglo XIX se decía que la historia no era una ciencia rigurosa que empleara leyes o las descubriera, como la física, la química u otras ciencias consideradas exactas. Se decía que su escritura histórica tenía un ingrediente artístico, pero no se podía decir que era un arte libre como el de los poetas; así, el historiador podía interpretar y escribir acerca del hecho ocurrido pero no podía especular ni escribir lo que quiera porque no era válido.

Un nuevo modelo metodológico aparece gracias a Ranke, en el que primero, el historiador hacia el análisis de las fuentes que en su mayoría eran literarias o narrativas; el historiador distinguía las fuentes primarias de las secundarias; y segundo el historiador sometía a criticar aquellas partes más importantes del documento.

Así, los historiadores se limitaban a narrar lo que verdaderamente había sucedido, con lo que intentaba evitar la tentación de imitar a las Ciencias Naturales. Lo que iba con lo que hacían Langlois y Seignobos ya que estos centraban su atención en los hechos, y no en la búsqueda de leyes generales como lo hacen las Ciencias Naturales.

Langlois y Seignobos con su texto ‘‘introducción a los estudios históricos’’ publicado en 1898, quisieron enseñar a los estudiantes de historia como transformar aquella disciplina en una ciencia positiva diferente a esa historia que se estaba haciendo, con especulaciones filosóficas, relatos literarios, etc.

Langlois y Seignobos nos dicen que la historia es la escrita, si la historia no se escribe entonces no es historia; dicen que los historiadores deben tener una relación directa con los documentos y las fuentes, porque según el autor el historiador es un creador que se basa en fuentes, de la cual está obligado hacer crítica. En conclusión, el historiador necesita fuentes para producir conocimiento histórico.

Así, existen dos tipos de críticas de fuentes; la crítica interna de la fuente y la crítica externa de la fuente.

La crítica interna de la fuente, es en la que el historiador interpreta la fuente, verifica si es verdad o por el contrario mentira; para lograr esto, es necesario ir a otra fuente.

La crítica externa de la fuente, es en la que el historiador se pregunta acerca del suceso histórico.

Nos dicen también que los pasos para hacer historia se dividen en cuatro, en lo que los tres primeros son para como producir una historia positiva y el último hace referencia a la manera de cómo escribirla.

La primera parte hace referencia a la recolección de documentos(heurística); la segunda a las operaciones analíticas, efectuando así la crítica interna y externa de los materiales; la tercera describe las operaciones sintéticas en que está, el desciframiento

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