Ensayo sobre Globalización

La revolución industrial en el siglo XIX y la revolución tecnológica en el siglo  XX, son factores importantes que contribuyen al crecimiento acelerado de las megas corporaciones transnacionales que pugnan por penetrar en las economías nacionales y por posicionarse en los mercados mundiales.

Después de la Segunda Guerra Mundial, los procesos de globalización se intensificaron con la creación de instituciones como expresión de las transformaciones que sufren los sistemas productivos de información y comunicación.

La revolución tecnológica está transformando los procesos de producción que involucran nuevos modos de producción industrial y comercial y están modificando profundamente los conceptos del valor, lo que repercute, asimismo, en una desvalorización del trabajo.

Los factores1 fundamentales de los procesos de globalización lo constituyen el desarrollo de las tecnologías de información, los cambios en la productividad del capital y las nuevas condiciones laborales que afectan de manera desigual a los trabajadores y en su conjunto, a la población.

Es así, que el discurso de la modernidad y de la modernización se articulan dentro de los proyectos de desarrollo y progreso impuestos dentro del contexto latinoamericano, (el capitalismo) y que, en primera instancia se insertan en procesos de industrialización, infraestructura y capacitación de mano de obra para las nacientes industrias y, hoy en día, en la formación de individuos con capacidad de responder a las necesidades, exigencias, lógicas y formas de vida de la sociedad actual: consumismo, competitividad, trabajo tecnificado, producción inmaterial, fragmentación de los vínculos sociales, entre otros, tal como afirma el pensador y académico Enrique Dussel (2001).

Estas nuevas formas de trabajo, separan progresivamente al trabajo mismo de su contenido humano y convierten su producto en simple mercancía, técnica y capital. Tal como sucedió a finales del período de la denominada “edad dorada”, donde lo predominante es la ideología consumista.

El gran promotor de esta crisis es el proyecto neoliberal que se ha instaurado en el mundo y se ha inoculado en la cotidianeidad de los sujetos2, que asumen como normal e incluso necesario sus discursos y sus prácticas. Es aquí donde nos detenemos a reflexionar sobre el papel fundamental que puede jugar la educación, entendiéndola como pieza fundamental dentro de la maquinaria del progreso.

La organización del conocimiento de la comunidad representa un potencial significativo para la promoción de su propio desarrollo. Dicha organización es, por sí misma, una palanca para el desarrollo de la verdadera revolución social.

Se debe reestructurar y reorientar los sistemas educativos, brindando a la juventud herramientas que permitan transitar un medio de formación y transformación de aptitudes y actitudes en el contexto de su desenvolvimiento en la sociedad.

En consecuencia, se estaría evitando poner y disponer de la educación al servicio del sistema económico y economicista.

1  Hobsbawn, “Los Años Dorados”, capitulo IX, parte II,  p 266-270)

2 Ubilla, Pilar Incidir. No publicado. Montevideo, Mayo de 2012, p 1.

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