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Hansel Y Greten


Enviado por   •  18 de Mayo de 2012  •  2.518 Palabras (11 Páginas)  •  523 Visitas

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A la orilla de un inmenso bosque vivía un leñador pobre con su esposa y sus dos hijos. El niño se llamaba Hansel y la niña Gretel, y la familia era tan pobre que apenas tenían para comer. Peor aun, una gran hambruna amenazaba el país y al leñador se le hacía más dificil ganarse la vida.

Una noche, estando los niños ya en la cama, el hombre dio un suspiro y le dijo a su esposa, "¿Qué va a ser de nosotros? ¿Cómo vamos a alimentar a nuestros niños cuando ni siquiera tenemos para nosotros?"

"Bueno, yo tengo una buena idea," contestó su esposa.

"Mañana, temprano por la mañana, llevaremos a los niños a lo más espeso y oscuro del bosque. Haremos una hoguera y le daremos un pedazo de pan a cada uno, después nos iremos a trabajar y los dejaremos allí solos. Así, no podrán encontrar el camino de vuelta a casa y nos deshacemos de ellos."

"No," dijo el hombre. "No quiero hacer eso. ¿Cómo puedo dejar a mis niños abandonados en el bosque? Los animales salvajes se los comerían." "¡Oh, tonto!" respondió su esposa. "Si no lo hacemos, los cuatro nos vamos a morir de hambre. ¿Es eso lo que quieres?"

Ella no lo dejó en paz hasta que el hombre estuvo de acuerdo.

Hansel y Gretel estaban tan hambrientos que no podían dormir, así es que escucharon todo lo que la mujer dijo. Gretel rompió en llanto y dijo, "Oh, Hansel, ¿qué vamos a hacer?"

"Silencio ahora, Gretel," dijo Hansel. "No te preocupes. Ya veré cómo nos libramos de este problema."

Cuando sus padres estaban durmiendo, Hansel se levantó, se vistió y salió de la casa.

La luna estaba llena y reluciente, y las piedrecitas que se encontraban delante de su casa brillaban igual que piezas de plata. Hansel se agachó y llenó sus bolsillos con cuantas piedras podía llevar.

Luego regresó a la casa y le murmuró a Gretel, "Duérmete en paz, hermanita. Tengo un plan que nos salvará." Acto seguido se volvió a acostar.

Temprano por la mañana, una hora antes de la salida del sol, la mujer despertó a los niños, sacudiéndolos con brusquedad.

"Despertad, niños flojos. Tenemos que ir al bosque a buscar leña," chistó la mujer.

Después les dio a cada uno un pedacito de pan y les dijo, "Este es el desayuno, pero no lo comáis

tan rápido porque es todo lo que tendréis para comer hoy."

Gretel puso los dos pedazos de pan en su delantal porque los bolsillos de Hansel estaban repletos de piedras, luego todos se marcharon al bosque.

Antes de que llegaran al bosque, Hansel se detuvo a mirar la casa. Se detuvo tantas veces que despertó la curiosidad de su padre.

"¿Por qué te detienes a mirar la casa?" preguntó. "¡Pon atención donde pones los pies o te vas a enredar en ellos!"

"Estoy mirando a mi gato blanco," contestó Hansel. "Está sentado en lo alto del techo y me quiere decir adiós."

"¡Tonto!" dijo la mujer. "Ese no es tu gato blanco, es sólo la luz de la salida del sol que brilla en la chimenea."

Pero, por supuesto, Hansel se había quedado atrás para ir dejando un sendero con las piedrecitas que tenía en los bolsillos. Una por una dejaba caer las piedras en el camino.

Cuando llegaron al centro del bosque, el padre-dijo. "Ahora, vosotros dos, recoged un poco de leña mientras yo voy a encender un fuego para que no tengáis frío."

Hansel y Gretel hicieron lo que se les dijo y dijo y pronto tenían tanta leña acumulada que parecía un pequeño cerro.

El padre encendió el fuego y cuando las llama estaban ardiendo en lo alto, su esposa dijo, Niños, sentaos cerca del fuego a descansar.

Nosotros iremos más adentro, en el bosque, a cortar árboles. Cuando terminemos regresaremos por vosotros."

Hansel y Gretel se sentaron cerca del fuego y al mediodía se comieron su pedacito de pan. Todo el tiempo podían escuchar el sonido de un hacha; por eso pensaban que su padre no estaba muy lejos. Pero el ruido no venía de un hacha era sólo una rama que su padre había atado a un árbol, y el viento la movía hacia adelante y hacia atrás.

Finalmente, el cansancio venció a los niños y se durmieron profundamente.

Cuando se despertaron ya había oscurecido. Gretel comenzó a llorar y dijo, "¿Cómo encontraremos la salida del bosque?"

"Espera que salga la luna," contestó Hansel,abrazándola, "entonces encontraremos nuestro camino de regreso."

Tan pronto como salió la luna, Hansel tomó a su hermanita de la mano, y siguieron la huella de las piedrecitas, que brillaban como piezas de plata y que marcaban el camino de vuelta a casa. Era casi de día cuando llegaron a casa. Tocaron a la puerta y, cuando la mujer abrió y vio a Hansel y Gretel en la puerta, dijo, "Niños .malvados, ¿dónde habéis estado toda la noche?

Pensamos que os habíais perdido."

El padre estaba contentísimo de verlos y los recibió en la casa. pero no pasó mucho tiempo, otra vez, para que los niños escuchasen las quejas de la mujer con su padre.

" Tenemos sólo la mitad de un pan y una vez que lo terminemos ya no habrá más para comer. Tenemos que deshacernos de los niños. esta vez los llevaremos más adentro, en el bosque, para que así no regresen más. No hay otra solución."

Al padre se le partió el corazón y pensó que sería mejor compartir el último pedazo de pan con los niños en lugar de enviarlos lejos, pero la mujer ya no quería escuchar sus palabras y comenzó a regañar hasta que le convenció otra vez.

Cuando sus padres estaban dormidos, Hansel se levantó y fue a juntar piedrecitas otra vez, pero esta vez la puerta estaba cerrada con llave y Hansel no pudo salir.

No obstante, consoló a su hermanita y le dijo, "No te preocupes, ya encontraré alguna manera de librarnos de este problema."

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