Historia Guia

América Precolombina

Hacia el año 1500 existían en América (excluidos Canadá y Estados Unidos) una cantidad difícil de precisar de aborígenes, que los cálculos más confiables estiman en 5.000.000. Su disposición geográfica explica la enorme variedad de grupos étnicos existentes, aunque todos provenientes de un tronco común. También eran diferentes los grados de evolución cultural en que se encontraban, que iban desde los más primitivos (indios amazónicos, onas) hasta los de civilizaciones esplendorosas (chibchas, aztecas, incas). Paralelamente, las lenguas se diferenciaron hasta llegar casi al centenar de dialectos principales. Aunque no puede afirmarse que hubo una lengua común, se reconocen algunas familias lingüísticas.

Origen y antigüedad del poblamiento

Existen diversas teorías que coinciden en estimar que el indio americano tiene su origen en regiones extracontinentales. Su llegada a América se habría producido hace 20 o 30 mil años. La mayoría de las hipótesis hablan de una migración asiática (mongoloides) que cruzó el estrecho de Behring, en el norte, y que se fue desplazando hasta el extremo sur. El antropólogo francés Paul Rivert formuló una teoría, afianzada en los antecedentes etnográficos, folklóricos y lingüísticos, que supone un doble origen: asiático en el norte y centro, y australiano en el sur. Esta última migración se habría producido por los bordes antárticos e islas oceánicas del Pacífico Sur. El hombre americano habría llegado a este continente por el estrecho de Behring, por el Océano Pacífico y por la región antártica, para poblar respectivamente América del Norte y Central, Colombia y Perú, Chile y Argentina.

Los grados de civilización

Los pueblos americanos pudieron desarrollarse, en diversos grados, sin contar con tres elementos fundamentales en la evolución cultural europea: la rueda, el caballo y el trigo. Sin embargo, aun los más primitivos conocían el arco y la flecha, el arpón y el anzuelo, la habilitación o construcción de viviendas y los rudimentos de la navegación. Con estos elementos, prosperaron grupos de cazadores organizados en bandas (pehuenches, indios pampas en Argentina, Pieles Rojas en Estados Unidos, indios amazónicos); también, de acuerdo con los diferentes paisajes geográficos, grupos recolectores y pescadores. Estos últimos han dejado sus vestigios en forma de grandes acumulaciones de restos de mariscos, instrumentos y osamentas (“conchales o “concheros”).

Otros grupos, los más avanzados, llegaron a ser agricultores sedentarios (maíz, papa, camote, yuca, poroto, maní), ceramistas, tejedores y tintoreros, orfebres, matemáticos y astrónomos, médicos y constructores de templos y palacios. Inventaron complejos sistemas de escritura y se organizaron social y políticamente en reinos e imperios.

Grandes civilizaciones florecieron y declinaron antes de la llegada de los españoles. Por ejemplo: los mayas, ocupantes de la península de Yucatán y Centro América (Guatemala, Honduras, El Salvador), creadores de grandes centros urbanos como Tikal, Chichen Itzá, Palenque y Copán; los toltecas, habitantes del valle central de México y constructores del gran centro religiosos de Teotihuacan; los nazqueños, en Nazca, costa central del Perú, realizadores de las complicadas y misteriosas “líneas de Nazca”; los tiahuanacos, en las cercanías del Lago Titicaca, etc.

Las grandes civilizaciones del siglo XV

A la llegada de los europeos, las civilizaciones aborígenes más importantes eran: los aztecas, en México; los chibchas, en Colombia, y los incas, en Perú.

El imperio azteca comprendía diversos pueblos y culturas emplazados entre el golfo de México por el este y el Océano Pacífico por el oeste; desde Tabasco por el norte, hasta Guadalajara por el sur, aproximadamente.

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