LA CATEGORÍA POLÍTICA EN EL PENSAMIENTO DE JOSE MARTI
SoLinares5 de Noviembre de 2012
3.266 Palabras (14 Páginas)570 Visitas
LA CATEGORÍA POLÍTICA EN EL PENSAMIENTO DE JOSE MARTI
Lic. José R. Castillo Águila.
Profesor Auxiliar
Es propósito de este artículo brindar algunas reflexiones sobre el concepto política en José Martí, - esencial para interpretar el Proyecto Social Cubano-, clave en su actuar teórico y práctico emancipatorio. Por otro lado este concepto ante las nuevas realidades resulta de extraordinario valor para los retos que enfrenta Cuba.
Para entender la lógica del concepto política y su profundo nexo con su proyecto de liberación nacional en Martí resulta imprescindible, sino determinante, iniciar el estudio por las fuentes de las cuales se nutrió y que Lugo enriquece permitiendo que su pensamiento desborda la tradicional copia y escale al espacio de la creación.
Lo que Martí concibe para la política, lo concibe también para la filosofía, o sea, la necesidad de que en ella se incorpore la historia a su reflexión; pues ve en este acto la formula de corregir el encierro de la filosofía en sí misma al margen de su objeto social. Se trata de orientarla por una vía práctica de beneficio social. Así dice: "¡Filosofía sin Historia examinadora y concienzuda! ¿Cómo hemos de llegar al conocimiento de la Humanidad futura y probable sin el conocimiento exacto de la humanidad presente y la pasada?".
Un rasgo que presenta el pensamiento humanista de José Martí, y que lo eleva a concepción de la filosofía política, es la comprensión del problema nacional en relación con el mundo y en especial con América Latina, de aquí que su latinoamericanismo corresponda con el amor que siente por sus semejantes y la necesidad de la unidad y solidaridad de los demás pueblos hacia la independencia de Cuba.
Martí es capaz de ver el papel de Cuba y su revolución en el establecimiento de un equilibrio en la región, de ello se desprende el carácter continental de la revolución de liberación nacional cubana dado por la repercusión posible en todas las esferas de la vida en la región.
Si el latinoamericanismo como concepción humanista en Martí es de alto valor por encerrar en sí aspiraciones de redención humana, más lo es el antimperialismo en el sentido de que el imperialismo como régimen niega todas las posibilidades de liberación y desarrollo de los pueblos sobre la base de sus condiciones reales, pues implica el saqueo, la transculturización y la explotación más brutal.
Para Martí, lo concreto en la política no está ajeno a su cosmovisión y se enriquece en su praxis constante en la medida en que las contradicciones políticas y sociales le exigen soluciones superiores a cuantas han existido
Lo concreto en la política es la captación del todo como sistema. El hecho político responde a ideales, pero la política tiene que ser “pura”, para que no sea enfermiza, demagógica, oportunista y atente contra el progreso humano.
La concreción de la política se realiza en aquellas acciones dirigidas por ideales y reguladas por normas éticas y el conocimiento de los hombres. Martí concibe al hombre concreto con deberes, comprometido con el bien, lo justo, lo bello y lo verdadero. Todo lo cual permite llegar al hombre y penetrarlo, despertar intereses, sensibilidades y afirmar valores superiores en la conducta real y concreta que sólo se cultivan en acciones prácticas.
La política concebida a través de la práctica creadora y movilizadora de los hombres, con vocación de universalidad y trascendencia, expresa la concepción del mundo de Martí.
Las aspiraciones y necesidades concientizadas conforman el ideal político, expresándose a través de objetivos, metas y programas; mientras que el conocimiento político, lo constituyen las nociones y fundamentos teóricos que posee el hombre acerca de la sociedad y su dinámica a través del Estado, la historia y la cultura en general. Todo lo cual en su integración conforma la cultura política.
En este caso se requiere también del reconocimiento de los factores objetivos y subjetivos de la realización histórica, elementos a los que Martí presta una gran atención, pues es la forma de liberarse del espontaneísmo y el voluntarismo.
Conceptualización de la política
Para el tratamiento del concepto de política en Martí, necesariamente hay que considerar la existencia de la tradición de pensamiento emancipador cubano que aporta una filosofía política de la que se nutre directamente el Apóstol.
En el siglo XVII y las primeras décadas del XVIII, José Agustín Caballero y Rodríguez (1762- 1835) inicia las luchas contra la escolástica, crea las condiciones para que se introdujeran en la Isla las anheladas ideas de la modernidad y abre las puertas para la radicalización de los procesos posteriores en cuanto a la relación entre la ciencia y la filosofía, la crítica como método y cierta independencia de la filosofía como parte de la teología. Este pensamiento es denominado como reformismo electivo. De este pensador, Martí dijo:
“[...] padre de los padres de nuestra filosofía, había declarado, más por el consejo de su mente que por el ejemplo de los enciclopedistas, campo propio y cimiento de la ciencia del mundo el estudio de las leyes naturales [...]”
Aunque en los textos martianos sólo se hacen dos referencias a este pensador, es de importancia para nosotros, el hecho de que el Apóstol reconoce que José Agustín Caballero es el padre de la filosofía cubana, además, en el mismo texto deja ver cómo para Caballero la filosofía no estaba separada de su actuación cotidiana, de sus concepciones éticas y de los problemas de Cuba colonial.
Caballero con su Philosophia electiva (1797) incorpora a la docencia las nuevas corrientes europeas que se enfrentan al escolasticismo.
A pesar de lo fuerte que era el control del poder colonial, unido al papel que desempeñaba la Iglesia, se desarrolla un pensamiento filosófico libre, acorde con el movimiento europeo de la Ilustración, donde los temas de análisis se desplazaran de lo religioso para las cuestiones políticas y sociales.
El estudio de pensadores franceses se convierte en requisito para estar actualizados, así se divulgan escritos de Voltaire, Raynal, Montesquieu y Rousseau, los cuales proponen nuevas formas de ver al hombre y la naturaleza.
La llegada de las ideas modernistas con su matiz sensualista y empirista, sienta las bases para modificar el estilo y método del filosofar, se abre el espectro de los temas filosóficos y su repercusión en la política se hace más notorio.
Figuras como Félix Varela (1787-1853) y José de la Luz y Caballero (1800-1882), sientan las bases para el nacimiento de un pensamiento emancipador. Los problemas del hombre y el progreso son los temas más recurrentes y con ello se cultivan los ideales que llevan a múltiples acciones redentoras que tienen su máxima expresión en la Guerra de los Diez Años.
“Varela radicalizó el pensamiento filosófico cubano al ofrecerle una decisiva batida a la escolástica y, simultáneamente, sembrar la idea de la independencia política de la Isla. Con Varela la filosofía cubana se articula de modo definitivo con el pensamiento moderno [...] se opuso de manera resuelta al dogma de la supremacía de la fe sobre la razón”.
En sus aspiraciones de ver a Cuba dentro de la modernidad, Varela desarrolla una filosofía optimista en el plano de sus ideas sociales y políticas. Defiende el derecho de todo hombre a practicar la libertad, pero teniendo como condición un nivel de conocimiento de la realidad. Es la relación entre justicia y verdad, pues son las condiciones de ignorancia predominantes en la Isla, el principal freno para la independencia que garantice la felicidad material y espiritual.
El principio de la electividad en el pensamiento filosófico de Varela lo lleva a entender la necesidad de una filosofía cubana, por ello abandona la escolástica e incorpora los nuevos paradigmas del pensamiento moderno europeo dirigidos a la liberación del hombre y no a la contemplación pasiva. Su filosofía se proyecta en el terreno de la teoría social y política.
Es el primero que plantea la independencia de Cuba de la metrópoli española, así como la abolición de la esclavitud y una actitud antianexionista ante cualquier país extranjero. De gran valor es su concepción del patriotismo, donde la patria es una unión especial de todos sus componentes, sin distinción de etnias y razas, unidos por el amor, que tiene como centro el hombre y sus creaciones.
José de la Luz y Caballero continúa la defensa de la libertad de la filosofía y su estrecho vínculo con la ética. Para él, la libertad es el cuerpo del alma social, de aquí la necesidad de la emancipación humana como única forma de realización social.
Esta concepción de la libertad es el fundamento de sus ideas sobre la patria, que sólo encontrará el camino del progreso a través de la emancipación nacional. Comprendió que las revoluciones constituyen procesos necesarios y objetivos, aunque son los hombres los que las llevan a cabo.
El profundo contenido ético que caracteriza todo su pensamiento filosófico, hace que sus ideales humanistas se conviertan en un elemento decisivo en la preparación ideológica de la generación que iniciará la guerra independentista.
En esos tiempos la producción intelectual no asume un carácter popular, es elitista, tanto de la clase económicamente dominante como de los sectores intelectuales por el clero. Pensadores como Tomás Romay, Francisco de Arango y Parreño y José Antonio Saco, entre otros, realizan
...