LOS AZTECAS
puntoglg27 de Noviembre de 2012
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En la actualidad, la mayoría de las personas nos quejamos de la educación en México, del sistema, del gobierno, de que antes era de tal o cual modo, pero yo me pregunto ¿quién es el culpable?, ¿dónde se origina el problema de educación?
Al estudiar a los Aztecas, su modo de vida, sus métodos de enseñanza y su organización, he caído en cuenta que el culpable de que mi hijo no aprenda soy yo misma, al consentirle no hacer alguna tarea, escudándome en que por mi culpa llegamos tarde a casa y ya no alcanzaría a hacerla y hasta la he hecho por él, al decirle que la maestra no sabe; no entendemos que para que sean respetuosos hay que predicar con el ejemplo, para que aprendan a ser responsables hay que enseñarles a hacerlo, dándoles responsabilidades, no tan complicadas como la de proveer a la familia, pero si actividades del hogar aumentándolas de manera progresiva y reforzar lo aprendido recompensando lo que hacen bien y reprendiendo lo que hacen mal o no hacen. Hay que enseñar respeto por sí mismos, por los demás y por su entorno.
Debemos darnos a la tarea, y yo como actual madre de familia y futura Asesora Psicopedagógica me comprometo a hacerlo, de informarnos, buscar las estrategias primeramente para aprender y en segundo término para enseñarlas, recoger lo mejor de cada método, y aplicarlo de forma congruente, como lo hacían los aztecas.
Algunos padres tratan a sus hijos como animales, y esperan que cuando lleguen a la adolescencia sean estudiantes ejemplares. Pero a los hijos hay que educarlos con cariño y protección para dotarlos de seguridad, hablarles con claridad, impulsarlos a experimentar para comprobar lo aprendido para que adquieran certidumbre, inculcarles el amor por lo que hacen, a ser, como dijeran los aztecas, suaves y fuertes como el viento; impenetrables como la noche y transparentes como el día; sabios y sencillos. Y la humildad se enseña con disciplina, con el método premio-castigo la aceptación o rechazo.
Por esto, me comprometo a brindar a mis hijos las herramientas necesarias para trascender y a enseñarles a usarlas, con compromiso, amor, respeto a sí mismos y al prójimo, brindarles seguridad y certidumbre, que son dos cosas fundamentales que enseñaban los Aztecas, y que hoy día se han perdido, me comprometo a ser un ejemplo a seguir, para que sea más fácil para mis hijos aprender por imitación.
Con los aztecas retomo que la enseñanza inicia en casa, desde el nacimiento, basada en el consejo, el convencimiento y la persuasión. Siempre siendo coherentes, es decir enseñando según nuestra ideología, hablando según nuestra enseñanza y practicando nuestra palabra.
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