La Batalla de Ayacucho
irina1999Ensayo4 de Noviembre de 2014
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Por: Andrea Quispe.
La Batalla de Ayacucho consolidó la independencia de América el 9 de diciembre de 1824, con un ejemplo de unidad latinoamericana donde combatieron junto a peruanos, ecuatorianos, venezolanos, colombianos, panameños, bolivianos y chilenos; en un solo ejercito libertador. Se enfrentaron contra las fuerzas realistas que tras la proclamación de la independencia en 1821, aún se mantenían en nuestro territorio y lidiaban por reconquistar a nuestro pueblo.
Sin embargo esta gran victoria que significó el fin de la dominación española, se vio debilitada por el Acta de Capitulación que favorecía a los españoles, con un injusto final de nuestra independencia que desmerecía los miles de muertos y olvidaba el accionar de los invasores durante la colonia.
El rol de los soldados como pueblo en armas.
Luego de la Batalla de Junín, el Virrey La Serna tomaría el mando de las tropas realistas invasoras, por orden del Rey de España, reorganizaría su ejército y partirían hacia Ayacucho.
Del otro lado el pueblo en busca de su libertad estaba comandado por Antonio José de Sucre, discípulo de Simón Bolívar. Nuestro ejército era inferior en hombres y artillería frente al enemigo.
El ejército español estaba compuesto en su mayoría por peruanos comandados por el Virrey La Serna. Los españoles que lo integraban eran minoría, el resto eran soldados quechuas, aymaras, mestizos prisioneros de guerra y algunos sargentos negros, quienes eran obligados a luchar por una causa opuesta a su libertad.
Sin embargo los peruanos que usaban el uniforme virreynal en las tropas realistas, eran forzados por una cruel disciplina, conspiraron, negándose a combatir, desertando de esas filas, y hasta suicidándose. Quienes a veces se emitían un tiro de sus propios fusiles, se arrojaban a los abismos o ríos caudalosos.
Los peruanos que por mucho tiempo habían sido obligados a defender en el campo de batalla los intereses de la corona española, se dieron cuenta aquel día, que del triunfo de esa batalla, dependía la consolidación de la independencia.
Por ello, en la Batalla de Ayacucho el rol decisivo lo tomaron los soldados andinos enrolados en las tropas del rey ese 9 de diciembre. En la batalla final, ayudaron al grupo libertador, desertando en masa en pleno combate y peleando contra los que se decían sus capitanes, entendiendo a la insurrección en aquel momento, como la única forma de liberación.
La capitulación ofrecida fue tan célebre como la victoria.
La capitulación firmada en el mismo campo de batalla cerró el combate y dejó un gran sabor amargo. Con el temor de no consolidar completamente la independencia y con Rodil y Torre Tagle refugiados con muchos hombres en el castillo Real Felipe, se creyó que podrían recibir refuerzos de España. A estos se les permitió volver a España, donde fueron recibidos con honores por el rey Fernando VII.
Quedó así sellado el carácter blando e inconsistente de la independencia, con la firma del Acta de Capitulación que entre otras cosas respetaba la propiedad de los españoles radicados en el Perú, se les pagaba el viaje de regreso a España, y el gobierno del Perú se comprometía a reconocer la deuda por el gobierno español.
Por el carácter apartida de nuestra oligarquía local, la más reaccionaria del continente, la Capitulación de Ayacucho se tradujo en la posterior debilidad de nuestra vida republicana y en una sociedad en donde los rastros del saqueo y el genocidio perpetrado durante siglos por el imperialismo español, fueron premiados con el reconocimiento y la deuda. Jamás se reivindicó a los explotados y las clases poseedoras, herederas de la Colonia, se encargaron de continuar haciéndolos pasto de sus maltratos
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