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La Batalla de Junín y Batalla de Ayacucho


Enviado por   •  23 de Octubre de 2022  •  Resúmenes  •  3.231 Palabras (13 Páginas)  •  78 Visitas

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República Bolivariana de Venezuela[pic 1][pic 2]

Ministerio del Poder Popular para la Defensa

Universidad Nacional Experimental Politécnica de la fuerza

Armada Nacional Bolivariana

La Batalla de Junín y Batalla de Ayacucho

Realizado Por:

Yoneiker Jesús Colmenares Rondón

C.I 26595948

Ingeniería civil

Cátedra Bolivariana II

María Eugenia Soto

Resumen

La batalla de Junín fue un enfrentamiento bélico que tuvo lugar el 6 de agosto de 1824, en la pampa de Junín, en el centro del Perú. Disputada entre El Ejército Real del Perú: liderado por el general español José de Canterac y El Ejército Unido Libertador comandado por el libertador venezolano Simón Bolívar. Finalizó con el triunfo de las fuerzas independentistas y la derrota de los realistas, que pocos meses después fueron vencidos definitivamente en la batalla de Ayacucho, la cual tuvo lugar el 9 de diciembre de 1824 y en donde el Ejército Real del Perú, liderado por el virrey José de la Serna cayó ante el Ejército Unido Libertador del Perú: comandado por Antonio José de Sucre.

A principios de 1824 se supo en el Perú que el rey de España, Fernando VII, había restaurado la monarquía absoluta. Esta noticia provocó la división en las tropas realistas en territorio peruano, a causa de esto en junio de este mismo año, el general Pedro Olañeta fue protagonista de una sublevación contra el virrey José de la Serna. Dicha rebelión debilitó la defensa del Virreinato del Perú, ya que obligó al virrey a destinar unos 5.000 hombres al mando del General Valdés para mediar una lucha interna contra los rebeldes y así sofocar la rebelión.

Bolívar, quien estaba decidido a terminar con los ejércitos reales que mantenían todavía importantes regiones en el interior del Perú con numerosos efectivos, resuelve la iniciación de la campaña en julio de 1824, al mando de un ejército, integrado mayoritariamente por colombianos y peruanos con alrededor de 8000 hombres. Esta dispersión de esfuerzos realistas llego a oídos de Bolívar, quien  decidió inmediatamente aprovechar la oportunidad, por lo que dirigió su ejército desde Pasco hacia la sierra central del Perú. Su objetivo era aislar a las fuerzas comandadas por el general Canterac y derrotarlas antes de que pudieran unirse a otras unidades realistas.

El 6 de agosto de 1824, se libró la batalla que tan solo duró 45 minutos y dio como resultado el triunfo de las fuerzas independentistas y la derrota de los realistas, quienes serían totalmente derrotados en diciembre de este mismo año. El ejército independentista liderado por Simón Bolívar, que para entonces era el presidente de la gran Colombia llegó a una elevación del terreno ubicada a orillas del lago Chinchaycocha, desde donde pudo ver a los realistas retrocediendo hacia la pampa de Junín. Los españoles se encontraban divididos en dos grandes tropas al mando del general José De Canterac había seis mil soldados y 1.200 jinetes, y bajo las órdenes del general Jerónimo Valdez había unos 14.000 soldados.

Bolívar quien estaba al mando de siete u ocho mil soldados y unos 1.300 jinetes, en su mayoría originarios de Colombia, Argentina, Perú y Chile, entre ellos se puede mencionar a los Húsares del Perú, al mando del argentino Isidoro Suárez, y a los Húsares de Colombia, encabezados por el venezolano José Laurencio Silva. El libertador Ordena a 900 jinetes que trataran de detener el avance de los realistas mientras la infantería, que se encontraba a 5 kilómetros de distancia, los alcanzaba. Al detectar a los patriotas, Canterac se puso al frente de la caballería y volvió sobre sus pasos, mientras la infantería seguía retrocediendo.

La caballería patriota tuvo que marchar en columnas por un espacio angosto situado entre un pantano y un cerro. Cuando logró salir de ese sendero fue embestida por la caballería realista, que llegó al lugar antes de que todos los jinetes patriotas pudieran desplegarse en la llanura. Los escuadrones patriotas “Húsares de Colombia” y “Granaderos a Caballo” fueron arrollados por el ataque enemigo y comenzaron a retroceder. Solo resistió el regimiento “Granaderos de Colombia”, que con sus largas lanzas pudo contener el ataque enemigo.

Al darse cuenta de que el grueso de la caballería patriota se replegaba, Bolívar se apresuró a reunir a los jinetes dispersos y ordenó a la infantería que acelerara la marcha. Los realistas perdieron cohesión al lanzarse en persecución de un enemigo que creían vencido y no vieron que dos escuadrones de los Húsares del Perú se encontraban en la retaguardia patriota.

Al advertir que los realistas presentaban un flanco expuesto a su izquierda, el mayor peruano José Andrés Rázuri se presentó ante su comandante, el teniente coronel Isidoro Suárez, y le comunicó la orden de cargar a la caballería enemiga. Suárez ordenó un ataque sable en mano que tomó por sorpresa a los realistas, que detuvieron su avance. Esta circunstancia fue aprovechada por la caballería patriota para regresar y envolver al enemigo.

Dispersos en grupos aislados, los realistas fueron masacrados en un encarnizado combate librado como una clásica batalla de caballería, solamente con sables y lanzas, donde no hubo ni un solo tiro. Los jinetes que lograron sobrevivir fueron perseguidos hasta las filas mismas de su infantería. Al ver la desbandada, el general Canterac ordenó la retirada, desoyendo las opiniones de algunos de sus oficiales, que sugerían reagruparse y volver al ataque. La retirada realista de Junín partió por la noche en completo desorden, que debió abandonar armas, suministros y municiones, que cayeron en manos de los patriotas. Con esto Canterac le imprimió innecesariamente una actitud de desbande, provocando pánico y cansancio en la tropa. La desmoralización se volvió cuestión de tiempo. Marchas forzadas y el abandono definitivo de la provincia completaron el cuadro dramático del Ejército Real.

Los españoles, hasta entonces habían considerado a su propia caballería como invencible, su derrota fue constituida como un desastre de gran magnitud, tanto para la moral como para la estructura unida de sus tropas, que la derrota en Junín significo prácticamente, el preludio del fin del coloniaje español de más de tres siglos de permanencia en el continente americano.

El Ejército Unido Libertador del Perú emprendió muy lentamente la persecución de los realistas ocupando el poblado de Tarma. Dos días después alcanzó Jauja donde permaneció casi un mes. Mientras que Canterac inició su desplazamiento desde Jauja hasta Carhuamayo a pesar de que su ejército ya había sufrido más de 2.000 bajas entre enfermos, desertores, rezagados, muertos y prisioneros.

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