La historia de la guerra de los pasteles.

Querido Yato:

Recién te conocí, hace a penas unos cuantos días, pero han sido suficientes para saber que he desarrollado un sentimiento por ti. Aun no sé que nombre ponerle, aunque espero que con el tiempo las cosas se vayan aclarando.

Soy consciente de que no soy hiyori, aunque una parte de ella esté en mi, así como también se que somos de mundos distintos, a parte de que tu eres un dios y yo soy otra especie con magia, poderes, voluntades, como quieras nombrarlos, dentro de sí.

El simple hecho de verte, ver cómo eres ha hecho que algo dentro de mi se mueva, y no te imaginas la feli- me equivoco, el torrente de sentimientos al estar a lado de hiyori, pues, aunque es la emoción de una “fan” es como si yo estuviera ahí, si eso lo hubiera vivido antes.

Ya, en resumen, creo que me gustas, no estoy segura; me gustaría ser hiyori? Si, a lo mejor, pero no soy ella, ni ella es yo, sólo una parte de ella vive en mi –no puedo saber si a la inversa es lo mismo-.

Me encantaría conocerte, verte en la dimensión en la que me encuentro, y espero puedas escuchar mi plegaria, fuerte y claro -distinta a la que murmuré- :

No dejes de ser quien eres. Así como eres, con todos tus defectos y atractivos, si fuera tu regalía, tampoco dejaría de serlo.

Tu estas en tu mundo, yo en el mio, pero quisiera, que en algún momento, pudiésemos conocernos.

Eres alguien…o un ser increíble, me has hecho reir mucho, me encantaría escribir historias de ti.

Al principio crei que me había enamorado, pero, bueno; eso puedo dejárselo a hiyori.

Azhyl

P.d. Ha pasado cierto tiempo y creo que si te volviera a ver…. Mis sentimientos no habrían cambiado.

Tengo un favor que pedirte. Quiero cambiar mi deseo.

Porfavor, escúchalo fuerte y claro:

Deseo que nadie pueda olvidarme.

Este es mi deseo. Tengo 16 años y el corazón alterado. Sé que sabes a que me refiero.

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