Las características del imperialismo.

El imperialismo surge como un fenómeno de carácter económico en un contexto de desarrollo técnico que potencio la producción industrial, de esta manera, por lo que la demanda de los mercados locales -y los más próximos geográficamente- pronto se vieron superados por la excesiva oferta. Esto, generó una gran crisis económica, y como parte de las soluciones, extender las fronteras territoriales a partir de la colonización de nuevos espacios fue la más importante. Con esto lo que se buscaba era básicamente dos cosas: ampliar el mercado –fortaleciendo además los ya existentes- e incrementar la producción a partir de la mano de obra y las materias primas que obtuvieran de los mismos territorios colonizados. Además, es importante tener en cuenta que durante esta etapa empiezan a ganar fuerza, poder e influencia los grandes banqueros, pues el mercado financiero se desarrolló en la medida que tuvo que financiar los altos costos de producción –que no podían ser cubiertos por las mismas empresas- que implicaban satisfacer una demanda creciente. En tal sentido, se puede observar, en primer término, el imperialismo surge como un fenómeno cuyas causas son principalmente económicas; sin embargo, el componente político es ineludible dentro del análisis. Los movimientos colonizadores se presentaron además como una competencia por ganar espacios de influencia e incrementar ingresos fiscales por parte de las principales potencias industriales en aquel entonces; básicamente, Inglaterra, Francia, y sus principales aliados en el continente Europeo. Finalmente, es no se puede dejar de considerar la base ideológica que tienen los procesos sociales de este tipo. Las principales iban en el orden de la civilización y desarrollo de los pueblos colonizados, lo que necesariamente derivó en dinámicas sociales paternalistas –entre europeos y locales- y redes de poder clientelares que apoyaran la estructura política y social implementada en estos.

Por otra parte, este fenómeno, como todos los que tienen un alcance global, influyó también en el ámbito local. El Perú, por aquel entonces, tenía como clase dirigente a un grupo de personas –o familias- que poseían gran poder e influencia, la misma que se sustentaba en la riqueza que poseían. Esta tenía como fuente la actividad empresarial, sobre todo, con base primario exportadora: azúcar, algodón, petróleo, minerales, lana, etc. El crecimiento de mercados, impulsado en gran medida por el imperialismo, significó una oportunidad para el incremento en el nivel de ventas de estos bienes, lo que a su vez, afianzó el poder de estos grupos económicos cuyos intereses, a pesar de ostentar el poder político, no alcanzaron una dimensión nacional, lo que derivó en procesos exclusivos, sobre todo hacia la población indígena. Además de la influencia económica del imperialismo en el Perú, se vieron replicadas algunas prácticas comunes en los sistemas coloniales europeos: paternalismo –sobre todo en las grandes haciendas- y clientelismo político.

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