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Leyendas: La dama del balcón


Enviado por   •  2 de Junio de 2014  •  Informes  •  3.399 Palabras (14 Páginas)  •  335 Visitas

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LA DAMA DEL BALCÓN

Sucedió hace mucho tiempo que un día llegó a vivir en las tierras de Durango Don Luis Romero del Real y Camargo, aristócrata de abolengo con su esposa y sus tres bellas y virtuosas hijas, educadas en los buenos principios de la época.

La menor de ella de nombre Ana Luisa, era una linda muchacha de agradable figura y devota cristiana, pasaba la mayor parte de su tiempo en la catedral de la ciudad de Durango, ayudando a los necesitados así como bordando primorosos manteles.

Un día mientras caminaba por la calle principal, tropezó accidentalmente de frente con un joven militar, miembro del ejército conservador.

Los manteles planchados y recién almidonados que llevaba la jovencita volaron por los aires, ella yacía sobre el piso con su manta enredada en la cabeza.

Al darse cuenta de lo sucedido el militar de nombre Juan Luis Terreros, se disculpó una y mil veces con la joven y cuando la ayudo a levantarse al contemplar el rostro de Ana Luisa quedó profundamente enamorado de ella.

Ella también al ver la gallardía del militar enfundado en su uniforme galoneado notó como resaltaban sus varoniles facciones no pudo menos que sonrojarse.

A partir de entonces los jóvenes pasaron días inolvidables, aquellas tardes idílicas quedaron guardadas para siempre entre ellos ya que ella lo esperaba al pie de la entrada de la catedral, moviendo continuamente su abanico como señal de que estaba comprometida.

Trascurrieron los meses llenos de dicha y felicidad para la pareja, hasta que Juan Luis tuvo que partir con su regimiento al campo de batalla, antes de marcharse le juró amor eterno a su amada.

El tiempo pasó y Ana Luisa contaba ya con 47 años, cuando una tarde recibió una carta, fechada 18 años atrás, una carta que sobrecogió su corazón llenándolo de dolor.

En ella se le comunicaba que por encontrarse junto a unas minas en pleno campo de batalla, el general Juan Luis Terreros y Mendoza, había muerto.

Las esperanzas que hasta entonces abrigara el corazón de aquella mujer de pronto se marchitaron hasta derrumbarse por completo, la flama que había mantenido encendida desde hacia 20 años el gran amor que sentía por el militar, de pronto una cruel ráfaga de viento gélido la convertía en cenizas e hizo pedazos su corazón para siempre.

Tomó la ya amarillenta y apolillada carta y la estrujo contra su pecho, entro en su casa... se puso su rebozo y se dirigió hacia la catedral a partir de entonces nunca más se le volvió a ver, nada más se llegó a saber de ella.

Sólo que ese no fue el final de la historia… sucede que hasta el día de hoy hay quienes aseguran que por las noches más calurosas de la región, se ve a través de los ventanales a una hermosa dama deambular por los pasillos, corredores y campanarios de la catedral moviendo continuamente su abanico… en señal de que esta comprometida.

LOS CRÍMENES DE DON JUAN MANUEL

La leyenda procede de la época virreinal de la Ciudad de México. Ubicada en la Calle de Uruguay no 94, Col. Centro se encuentra la edificación que alguna vez fue la casa de Don Juan Manuel de Solórzano, un rico hacendado sin herederos y con una esposa muy joven y bella. Este hombre mandó llamar a un sobrino suyo que residía en España con la intención de que le ayudase a administra su fortuna.

Pero las cosas no resultaron como él había pensado, pronto sintió celos de este joven bien parecido que pasaba los días enteros muy cercano a su esposa. Tanta fue su coraje y confusión, que recurrió a los servicios de una hechicera para concretar un pacto con el Diablo. Éste, a cambio de la obediencia absoluta de su alma, le prometió la venganza. Para llevarla a cabo, debía salir de su casa con un puñal justo a la medianoche, y matar al primer hombre que encontrase, ya que el poder demoníaco pondría a su sobrino frente a la puerta.

Don Juan Manuel hizo lo que el Diablo le indicara y a la noche siguiente dio muerte a un hombre en la calles de Ciudad de México. Pero luego se dio cuenta de que el Diablo le había engañado, ya que el muerto no era su sobrino. Desesperado por haber causado la muerte de un inocente y por temor a lo que se asesinato pudiera provocar en su reputación, se colgó.

Desde esa noche, Don Juan Manuel suele rondar las calles de la ciudad en busca de su sobrino, exigiendo al Diablo que cumpla con su parte del pacto. Se dice que las personas que son halladas muertas de una puñalada en las calles son víctimas de la ira nunca satisfecha de Don Juan Manuel.

Actualmente el lugar donde el hombre hábito, se renta para fiestas y eventos sociales, por si alguien quiere incluir en su celebración una posible presencia del más allá.

LAS BOLAS DE FUEGO

Leyenda de Sonora. Se cuenta que en un poblado abandonado ya solo se encuentran unas cuantas paredes de algunas casas completamente en ruinas, los antiguos pobladores que en aquel entonces eran niños, no se olvidan de las bolas de fuego que les causaba mucho temor, todas estas personas abandonaron sus casas. Dicen que pasó, hace como cien años, la gente del pueblo asistía la iglesia al caer la noche se oyó un ruido muy fuerte que al escucharlo se impresionaron, todos corrieron a salir para ver que era, vieron en el cielo una gran bola de fuego con flamantes rayos que se proyectaban al frente, este fenómeno pasó por encima del templo en dirección al monte cercano y desapareció.

La bola de fuego volvió una hora después en el mismo lugar, se cuenta que regresó muchas veces atemorizando a la gente del pueblo, se creía que se trataba de una bruja, los lugareños comenzaron a poner hierbas sobre sus puertas para que ese ser maléfico no entrara a las casas, así que a las siete de la noche todos se encerraban y nadie salía por las calles, se daban cuenta que la bola de fuego sobrevolaba sobre el pueblo la bruja tenía hambre, la leyenda cuenta que las brujas se alimentan de niños. Esto pasó en el pueblo las brujas chupaban a los bebes y les dejaba moretones que apenas se veían, las madres ponían las hierbas en forma de cruz, pasaban las noches y los bebes con los moretones mas grandes hasta que morían. Hasta que cierta noche una mujer que tenía gemelos oyó que los perros ladraban muy fuerte, pero no le dio importancia hasta que amaneció se dio cuenta que uno de los niños tenía moretones, esa misma noche volvió a oír a los perros pero los ignoró, pero en ese momento entro

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