Literatura

Vosotros que me leéis, estáis aún entre los vivos, pero yo, que escribo ahora, hace tiempo que habré partido hacia la región de las sombras. Porque, en verdad, sucederán extrañas cosas, muchos secretos serán revelados y muchos siglos pasaran antes de que estas anotaciones sean leídas por los hombres. Y cuando estos las vean, unos no las creerán, otros dudaran de ellas y muy pocos encontraran tema de meditación en los caracteres que grabo en estas tablillas con un estilo de hierro.

Había sido un año de terror, lleno de sentimientos aún más intensos que el terror, para los cuales no hay nombre en la tierra. Ya que habían producido grandes prodigios y señales, y de todas partes, en la tierra y en el mar, se habían desplegado las grandes y negras a las de la peste. Sin embargo, cuantos sabían leer en las estrellas, no ignoraban que los cielos mostraban aspectos de tragedia. Y para mí, el griego Oìnos, entre otros, era evidente que llegábamos al momento en que cumplida la notación de setecientos noventa y cuatro años, al entrar en Aries, el planeta Júpiter realiza su conjunción con el rojo anillo del terrible Saturno. Si no me equivoco, el singular espíritu de los cielos mostraba suponer, no sólo sobre el globo de la tierra, sino también sobre las almas, pensamientos y meditaciones de la humanidad.

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