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Luna


Enviado por   •  10 de Enero de 2014  •  Informes  •  2.458 Palabras (10 Páginas)  •  232 Visitas

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El mapa no es el territorio por que puede estar muy bonito dibujado con caminos verdosos y hermosos con un paisaje bello pero al momento de llegar al territorio nos damos cuenta que la imagen que venia plasmada de ese territorio no era mas que simples adornos , la realidad es que el territorio es demasiado feo y nada que ver con la imagen que se llevaba en mente.Esto también suele suceder en la vida cotidiana cuantas veces nonos dejamos llevar por una bonita imagen pero después nos damos cuenta que esa imagen no tiene nada que ver con lo que hay dentro.

Somos las personas quienes realmente creamos y transformamos los territorios

el enunciado de Korzybski nos dice que en todo pensamiento, o percepción, o comunicación de una percepción, hay una trasformación, una codificación, entre la cosa sobre la cual se informa, la Ding an sich, y lo que se informa sobre ella. En especial, la relación entre esa cosa misteriosa y, el informe sobre ella suele tener la índole de una clasificación, la asignación de una cosa a una clase. Poner un nombre es siempre clasificar, y trazar un mapa es en esencia lo mismo que poner un nombre.

Korzybski hablaba en líneas generales, como filósofo, tratando de persuadir a la gente para que disciplinara su manera d

Korzybski hablaba en líneas generales, como filósofo, tratando de persuadir a la gente para que disciplinara su manera de pensar. Pero llevaba las de perder. Cuando queremos aplicar su precepto a la historia natural del proceso espiritual humano, la cuestión no resulta tan simple. En realidad, tal vez sólo el hemisferio dominante del cerebro traza la distinción entre el nombre y la cosa nombrada, o entre el mapa y el territorio; el hemisferio simbólico y afectivo (que normalmente está del lado derecho) es probablemente incapaz de hacer esas distinciones. No le interesan, por cierto. Así sucede que en la vida humana estén presentes necesariamente ciertos tipos no racionales de conducta. De hecho tenemos dos hemisferios y nos es imposible zafarnos de ello, de hecho, cada hemisferio opera de un modo algo distinto que el otro, y no podemos librarnos de los embrollos que esa diferencia plantea.

Por ejemplo, con el hemisferio dominante podemos considerar que una bandera es una especie de nombre del país o institución que esa bandera representa; no obstante, el hemisferio derecho no traza ese distingo y para él la bandera es sacramentalmente idéntica a aquello que representa. Así pues, la "enseña patria" de Estados Unidos es Estados Unidos. Si alguien la pisa. Provocará la ira de los demás, y esta ira no disminuirá con una explicación de las relaciones entre el mapa y el territorio. (Después de todo, el hombre que pisotea la bandera la identifica también con aquello que la bandera representa.) Siempre habrá, necesariamente, muchísimas situaciones en las que la respuesta no está guiada por la distinción lógica entre el nombre y la cosa nombrada.

Kare kosikl

Toda acción es unilateral, ya que tiende a determinado fin y, por tanto, aísla algunos aspectos de la realidad como esenciales para esa acción, mientras deja a un lado, por el momento, a otros. La tendencia espontánea de la praxis y del pensamiento es a aislar los fenómenos y a desdoblar la realidad en lo esencial y lo secundario, que va siempre acompañada de una percepción del todo igualmente espontánea en la cual son aislados determinados aspectos.

Los fenómenos se reproducen espontáneamente en el pensamiento cotidiano como realidad (la realidad misma), pero no porque sean más superficiales y estén más cerca del conocimiento sensible, sino porque este aspecto “fenoménico” de la realidad es un producto espontáneo de la práctica cotidiana.

La teoría materialista distingue dos contextos de hechos: el contexto de la realidad, en el cual los hechos existen originaria y primordialmente, y el contexto de la teoría, en el cual los hechos se dan por segunda vez y mediatamente ordenados, previamente arrancados del contexto originario de lo real. El hombre no puede conocer el contexto de la realidad de otro modo que separando y aislando los hechos del contexto, y haciéndolos relativamente independientes. Aquí está todo fundamento de todo conocimiento: escisión del todo. El conocimiento es siempre una oscilación dialéctica, oscilación entre los hechos y el contexto (totalidad).

El pensamiento dialéctico distingue entre representación y concepto de las cosas, y por ello entiende no sólo dos formas y grados de conocimiento de la realidad, sino dos cualidades de la praxis humana. La primera actitud que el humano adopta inmediatamente hacia la realidad no es, como tradicionalmente nos inculcan, la de un sujeto abstracto y cognoscente que enfoca la realidad de un modo especulativo, sino más bien la de un ser que actúa objetiva y prácticamente, es decir, un individuo histórico que despliega su actividad práctica con respecto a la naturaleza y a los hombres y mujeres con los que se relaciona, donde persigue la realización de sus fines e intereses dentro de un conjunto determinado de relaciones sociales. La dialéctica no es el método de la reducción, sino el método del desarrollo y/o de explicación de los fenómenos sociales partiendo de la actividad práctica objetiva del sujeto histórico.

La dialéctica es el pensamiento crítico que quiere comprender la realidad misma, y se pregunta sistemáticamente cómo es posible llegar a la comprensión de la realidad. Es, pues, lo opuesto a la sistematización doctrinaria de las representaciones comunes. La dialéctica no considera los productos como algo fijo, ni las configuraciones y los objetos, o sea, todo el conjunto del mundo material cosificado, como algo originario e independiente, sino que los somete a un examen en el cual las formas cosificadas del mundo objetivo e ideal se diluyen, pierden su fijeza, su naturaleza y su pretendida “originariedad”, para mostrarse como fenómenos derivados y mediatos, como sedimentos y productos de la praxis social de la humanidad.

A diferencia del mundo de la pseudoconcreción, el mundo de la realidad es el mundo de la realización de la verdad; es el mundo en el que la verdad no está dada ni predestinada, es el mundo en el que la verdad deviene, la verdad misma se hace, es decir, se desarrolla y realiza. Esto no significa que la destrucción de la pseudoconcreción, sea el descubrimiento de la realidad que se ocultaba tras ella, independiente de la actividad del sujeto, ya que la destrucción de la pseudoconcreción es el proceso de creación de la realidad concreta y la visión de la realidad en su concepción. La concepción dialéctica del conocimiento se manifiesta en la relación dialéctica

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