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MUCHAS NACIONES. PATRIA Y NACION EN LA ESPAÑA DE LOS SS. XVI-XVII


Enviado por   •  4 de Junio de 2017  •  Apuntes  •  3.403 Palabras (14 Páginas)  •  181 Visitas

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UN REY, UNA FE, MUCHAS NACIONES. PATRIA Y NACION EN LA ESPAÑA DE LOS SS. XVI-XVII

La cultura política bajomedieval y moderna se debatió, por un lado, entre la aspiración universal o idea de unidad del género humano (la universitas christiana) y, por otro lado, la constatación de la división en múltiples entidades-jurisdiccionales políticas. Los partidarios del universalismo se apoyaban en la idea de un solo rebaño y pastor de la cristiandad (Miguel de Ulzurrum, fray Aº de Guevara) Los contrarios justificaban la pluralidad de jurisdicciones por culpa del pecado original o como consecuencia del derecho de gentes (Palacios Rubio, F. de Vitoria, Gº López Madera.

GUION

Análisis sobre como la Monarquía Española pasó de ser compuesta y con pluralidad de naturalezas a una Monarquía única de naturaleza española (de raíces castellanas) y una única nación legal.

El paso de:

Un rey, una fe y muchas naciones A un rey, una fe y una única nación legal.

Puntos de inflexión decisivos: el reinado de Felipe II, el valimiento de Olivares y la G. de Sucesión.

  1. Los conceptos de patria y nación en los siglos XVI- XVII
  2. Factores-componentes del sentido identitario de la España de los  SS. XVI-XVII como Monarquía compuesta (un rey, una fe y muchas naciones)
  • El compromiso de “pro patria mori”
  • La religión: minorías e inquisición.
  • Confrontación entre los ideales ecuménicos y de división de la humanidad.
  • Teorías sobre los rasgos comunes-naturales de los pueblos y desarrollo de los escritos sobres los caracteres nacionales.
  • El lugar del nacimiento y el peso de la jurisdicción (vecinos, natural y súbdito)
  • El rey como nexo de unión entre todos sus súbditos: las distintas “naturalezas del rey” y el sistema de Consejos como pegamento de la Monarquía compuesta.
  • La reserva de cargos
  1.  La forja de la idea de comunidad española por encima de las diferencias: factores-componentes de este sentido identitario español en la E. Moderna.
  • Rasgos comunes fuera de España: Roma
  • Goticismo y Reconquista.
  • El déficit de la Historia “pro patria”
  • El ideario religioso común.
  • La confusión Castilla/España: el complejo de superioridad y las quejas de los castellanos.
  • La política reformista de Olivares: La Unión de las armas.

Hacia  1600 no parecía haber dudas acerca de la obra fundacional de los R. Católicos (especialmente sobre Fernando) como artífices de las paredes maestras de la Monarquía española. El desarrollo  institucional y las incorporaciones territoriales posteriores se asentaron en ella sin grandes dificultades, cosa que no ocurría en todos los modelos comparables: Sherley se refirió a la “fabrica amontonada” de los ingleses y, sobre todo, de los rebeldes holandeses.

Para explicar la fuerza de la Monarquía española se invocaba a Dios y la justicia como sus grandes principios inspiradores.

  1. Los conceptos de patria y nación en los SS. XVI-XVII.

La palabra “patria en el tiempo del Quijote tenia connotaciones humanistas y resultaba un término demasiado erudito, quizás, para un campesino como Sancho Panza. Covarrubias la definió entonces como equivalente a la “tierra donde uno a nacido”; de ahí también el sentido de “compatriota” (del mismo lugar)

Todos los caballeros con los que se topó don Quijote se definieron por su “nación” o lugar de nacimiento (vizcaíno, catalán, etc…), distinción que se apoyaba en ciertos rasgos culturales distintivos (lengua, estilo de vestir, parecido físico y de costumbres). Erasmo reconoció la importancia de la “comunidad de patria” y lamentó que en los casos de los matrimonios dinásticos las princesas casaderas con príncipes de territorios lejanos eran poco menos que relegadas al destierro.

La palabra “natío” se refería también al lugar de nacimiento, pero con un sentido más amplio (porque más que referirse a una ciudad o localidad concreta, Covarrubias definía la nación como “reyno o provincia estendida, como la nación española”) El problema era que los limites humanos y geográficos de una nación no estaban precisados, prestándose el término a una gran variedad de significados.

La vida en las ciudades daba sentido a la presencia de la gente de otras naciones agrupadas en cofradías o parroquias como la de S. Antonio de los portugueses de Madrid o con los consulados de los mercaderes extranjeros (guilda española de Brujas) o los estudiantes de las universidades.

Significados tan laxos favorecían que incluso los eruditos se hicieran un lio a la hora de mezclar ciudades, naciones y regiones.

El humanismo fomentó la identidad hispana conjunta a partir de una serie de argumentos culturales: la herencia común de la Hispania romana, la Reconquista y la idea de la “pérdida de España” y la anexión de Portugal. Sin embargo, estos términos eran susceptibles de otros significados más locales.

  1. Factores-componentes del sentido identitario en la España de los SS: XVI-XVII como monarquía compuesta (“un rey, una fe y muchas naciones”).

  • El ideal clásico “dulce es pro patria morir”.

El concepto de “patria” implicaba obligaciones de obediencia a los padres y de luchar por ella. Gracián Dantisco denunciaba en una obra sobre reglas de buena conducta los cuatro peores vicios: renegar de Dios, vender la patria, matar a los padres y engañar al amigo.

La gente común miraba antes que nada por su entorno inmediato: la parroquia y su municipio antes que la corte, que le resultaba muy lejana. El lugar de nacimiento despertaba un elevado sentimiento de vinculación. Por ello cuando la palabra patria alcanzo mayor radio en su significado, surgió el término más preciso de “patria chica” (referido al lugar de origen frente al sentido más amplio de patria vinculada al rey)

  • La unidad confesional y el control de la Inquisición (La religión)

Tener la misma religión favorecía la convivencia. Los R. Católicos se movieron en esta dirección, pero en la sociedad española convivieron con los cristianos viejos dos minorías notables: Los conversos (descendientes de los judíos en tres grandes oleadas de conversión: 1391-1415-1492) y los morisco (descendientes de los musulmanes bautizados en 1502 y 1525)

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