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Manual De Moral Y Etica


Enviado por   •  30 de Mayo de 2012  •  2.353 Palabras (10 Páginas)  •  919 Visitas

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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DE LA DEFENSA

E J E R C I T O

I N D I C E

CAPITULO Y TEMA PAGINAS

CAPITULO I. Adoctrinamiento profesional. educación moral. los cuadros de oficiales y clase 1 – 18

CAPITULO II. El Jefe. 19 – 32

CAPITULO III. La guerra en sus relaciones con la psicología y la moral. 33 – 41

CAPITULO IV. Factores de deterioro y mejoramiento de la moral. 42 – 45

CAPITULO V. Detención de los cuadros. 46 – 49

CAPITUILO VI. Las perturbaciones de la guerra. 50 – 57

CAPITULO VII. Las fuerzas morales en la guerra. 58 – 69

CAPITULO VIII. Estudio psicológico del combate moderno. 70 – 90

CAPITULO IX. Las multitudes y la tropa. 90 – 100

CAPITULO X. La moral – el Ejército moderno. 101 – 108

CAPITULO XI. La educación moral. 109 – 114

CAPITULO XII. Educación e Instrucción militares. 115 - 121

CAPITULO I

ADOCTRINAMIENTO PROFESIONAL EDUCACION MORAL

LOS CUADROS DE OFICIALES Y CLASES

1 -El Ejercicio del Mando por el Oficial.

El oficial esta consagrado a la función militar, su deber es dedicar su persona. Voluntariamente y en Absoluto, a las tareas que corresponden la misión del Ejercito El mando que ejerce es Impersonal, y no deberá usar¬lo, jamás, para satisfacer sus intereses. Deberá ver en sus jefes, en sus subordinados y en sus iguales, colaboradores suyos en el cumplimiento del deber, con quienes esta obligado a prestar ayuda leal y apoyo constante no pudiendo engañarlos, abandonarlos ni desconocerlos. sin incurrir en traición.

ProfesionaI del deber militar y Jefe de unidades en el conjunto de la nacían en armas, el oficial, está obligado a demostrar Capacidad y Seguridad en el mando que se le ha confiado con relación a los demás Integrantes del Ejercito tiene que desarrollar el Sentimiento del Deber, la Abnegación, la Disciplina, el Honor, la Valentía y el Espíritu Militar.

El Oficial ejerce la función de mandar: de modo que pierde tal condición si deja de emplear su autoridad. Toda facultad que permanece inactiva, se debilita al dejar de mandar el Oficial se transforma progresiva¬mente, según las nuevas ocupaciones que lo embarguen, adoptando el aire de un apaciguador; trata entonces de encontrar en los papeles o en los reglamentos, los medios de su orientación pierde el sentimiento de la fuerza especial que debe animarlo en tiempo de guerra, y, el día en que de nuevo se te dé el mando de tropas, carecerá de condiciones para el mando militar.

Por otra parte cuando el oficial conserva el carácter del mando, pero sólo ejerce una acción limitada a una unidad muy pequeña o insuficientemente organizada, que no de idea de una unidad real de guerra, sus facultades de mando también se extinguen. La desorganización se produce cuando el poco efectivo disponible, le impide reunir a su Unidad ejercer el gobierno de esta, la cual constituye el verdadero mando en tiempo de paz, Lo cual produce, su efecto para la unidad y continuidad de la acción.

Los mismos inconvenientes se producen cuando el Oficial no hace uso de la Iniciativa Inteligente en el cumplimiento de las ordenes; esto trae como resultado que los subalternos no tomen con ahínco el deseo de alcanzar sí fin perseguido y crean que nada puede reprochárseles desde el momento que han ejecutado estrictamente las órdenes recibidas o tomando los dispositivos tácticos marcados por el reglamento.

En consecuencia, es indispensable que el Oficial Ejerza íntegramente el Mando que le confiere su grado sin disminución, ni restricción de ninguna especie, única forma de cumplir a conciencia su pesado deber militar.

La manera de conducirse en el ejercicio del mando depende del carácter y del temperamento del Oficial, no pudiéndose dar en este aspecto sino consejos generales, lo primero es que el Oficial no debe imaginar que su prestigio aumenta manteniendo sus subordinados a distancia; tratándolos no como seres inferiores: todos son iguales ante el deber común; es mas, puede suceder que algunos de los clases o soldados puedan tener superioridad intelectual o social a la suya. Además procediendo en tal forma no Despierta confianza y simpatía en el personal.

El Oficial no debe caer en el extremo opuesto, EL Oficial tiene que tratar a sus soldados con benevolencia y cordialidad pero no incurrir jamás en familiaridad.

2. El dominio de Sí mismo.

Tanto en sus funciones educativas en tiempo de paz, como en la conducción de la tropa en la guerra, el Oficial necesita poseer serenidad y dominio sobre sí mismo, tanto respecto a sus superiores como de sus subordinados.

Si el Oficial llega a encontrarse a la orden de un Jefe que hace del mando una cuestión personal, que se irrita a cada paso y que es presa; de emociones violentas, debe tomar inmediatamente la actitud de servicio en la forma más natural, que lo presenta anta su superior como sujeto a la función que lo cubre y respalda.

El Oficial tiene que cuidarse da no aprovechar ninguna situación para hacer resaltar los errores del jefe, porque así cometería una falta mayor; si está en el derecho y en el deber de proteger la dignidad de su grado, carece de toda razón para demostrar hostilidad o apariencia de hostilidad hacia el superior.

Cuando un Jefe hable con dureza, el Oficial no debe demostrar humillación sino mirarlo de frente, con lealtad, rehusando absolutamente salirse de su función con la actitud de un hombre que solo espera órdenes y a quien nada importa lo demás.

Una de las más duras pruebas a que puede estar sometido un Oficial, consiste en soportar correctamente un reproche en presencia de la tropa. Es entonces cuando sufre intensamente y se revelan su amor propio y su dignidad personal, y cuando el respeto y el amor a la disciplina le hacen intolerable ver como se rebaja públicamente la autoridad que inviste.

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