Minimalismo

El minimalismo

El siglo XX expresó su esencia en algunas frases que poseen un altísimo poder de síntesis: “Menos es más” la frase de Mies van der Rohe no se refiere a una moda o a una nueva tendencia sino a una posición que ha sido recurrente a lo largo del siglo pasado y este siglo, y que ha constituido un límite casi inalcanzable: el desafío de conseguir emocionar sin recurrir a una gran densidad de elementos decorativos y simbólicos, conseguir expresar lo máximo con el mínimo de gestos, palabras, notas musicales y formas, en esto consiste el mundo de hoy.

La tendencia a la abstracción, a la simplificación y al elementarismo ha sido uno de los motores de las vanguardias artísticas y arquitectónicas de principios de siglo XX: Adolf Loos, Mies van der Rohe, Hannes Meyer o Ludwing Hilberseimer plantearon propuestas de una reducción máxima en arquitectura y urbanismo.

Cualquier conceptualización sobre el minimalismo en arquitectura debe de tomar dos referencias distintas. Por un lado el “less is more” como categoría intemporal que se desarrolla en la arquitectura. Por otro lado el movimiento de escultura contemporánea, de raíz esencialmente estadounidense, que a partir de 1965 fue denominado Minimal Art y que significó un punto culminante, el momento cero de dicha categoría.

Algunos arquitectos promotores del Minimal Art, existía la pretensión de llevar al límite el objetivo de conseguir la máxima tensión utilizando el mínimo de medios. Estos autores intentaron continuar los objetivos de Málevich y Marcel Duchamp, que habían conducido la obra de arte a su mínimo irreducible.

En todas las obras de estos artistas predomina una actitud antiilusionista, inexpresiva, que busca la esencialidad mediante la ausencia de elementos decorativos y la recurrencia a estructuras geométricas primarias.

Se podría señalar que el eslogan minimalista de Mies “Menos es más”, pueda coincidir con las exigencias ecologistas y con la cultura y la economía de la sostenibilidad de finales del siglo XX. Conseguir el máximo de rendimiento y calidad de vida con el mínimo sacrificio de recursos; la mínima hipoteca del futuro y el máximo de ciclos de reciclaje; potenciar una cultura menos consumista y despilfarradora, con menos objetos pero mejores, que sean más eficaces, ligeros, inmateriales, desmontables, multiusos y reutilizables.

Las referencias a la escultura minimalista de Donal Judo están presentes, junto a influencias de Luís Barragán y, sobre todo de Mies van der Rohe. Pero aunque esta presencia de Mies sea dominante, en ciertos aspectos la posición de Soto de Moura es totalmente contrapuesta.

El minimalismo, en suma, se manifiesta tanto en la reducción de los elementos del lenguaje como en la simplificación de las formas, tanto en la búsqueda de la transparencia y la inmaterialidad como en la creación de cuerpos sólidos, opacos, contundentes, estables, gestálticos. Porque de hecho, la misma esencia del minimalismo, esta categoría intemporal e interdisciplinario es contradictoria. La voluntad de conseguir lo máximo con el mínimo de medios, que de hecho es una posición maximalista, se puede dirigir en direcciones contrapuestas.

Por ello se pueden establecer nueve categorías relacionadas con distintas manifestaciones de la fenomenología minimalista. Cada obra podría adscribirse a una, varias o casi todas entre características, aunque algunas de ellas

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