Mio Cid
CaraSelTesis2 de Febrero de 2013
612 Palabras (3 Páginas)1.868 Visitas
No se conoce con certeza el nombre del autor, aunque Me¬néndez Pidal lo atribuye a dos juglares, uno de San Esteban de Gormaz y otro de Medinaceli, pueblos ambos de la actual provincia de Soria. Se supone que fue compuesto hacia el año 1140. Otros investigadores opinan, en cambio, que se compuso a principios del XIII (1207), e incluso algunos sostie¬nen que su autor pudo ser el propio Per Abatt.
La métrica del poema es irregular, y se compone de series o tiradas de versos sin medida fija, divididos en dos hemisti¬quios irregulares y con una misma rima asonante. La medida de los versos oscila entre las 10 Y 20 sílabas, aunque predo¬minan los de 14, 15 Y 16.
El poema relata la historia de un caballero castellano, Ro¬drigo Díaz, nacido en Vivar hacia 1040 Y muerto en 1099, que había adquirido fama por su valor en la guerra y por sus victorias contra los musulmanes. Había caído en desgracia ante el rey de Castilla y León, Alfonso VI, que por dos veces lo había desterrado y con el que sin embargo acabó recon¬ciliándose. El poema empieza con el segundo destierro del héroe, ignorando todo su pasado, se cambian algunos deta¬lles de la historia (nombre de los personajes, fechas...) y se introducen algunos elementos de ficción, como la aparición del arcángel San Gabriel o el enfrentamiento con un león. En el poema se distinguen tres partes o cantares:
• Cantar del destierro (hasta el verso 1084). El Cid es des¬terrado de Castilla por el rey Alfonso VI. Después de atrave¬sar Burgos, ciudad en la que nadie se atreve a hospedarle por miedo al rey, se separa de su mujer, doña Jimena, y de sus hijas, a las que deja en el monasterio de San Pedro de Cardeña con la promesa de volver a buscarlas. Con unos pocos seguidores leales se dirige a tierra de musulmanes, donde consigue sus primeros éxitos militares.
• Cantar de las bodas. El Cid conquista Valencia a los mu¬sulmanes y se la ofrece al rey, como gesto de reconcilia¬ción. Alfonso VI le corresponde autorizando el casamiento de las hijas del Cid, doña Elvira y doña Sol, con dos nobles castellanos, los infantes de Carrión. Al Cid no le gusta de¬masiado este matrimonio, pero lo acepta para no desairar al rey.
• Cantar de la afrenta de Corpes. Los infantes de Ca¬rrión, que son objeto de burla en la corte del Cid debido a su cobardía, deciden regresar a Castilla. Por el camino, y para vengarse del ridículo sufrido en Valencia, maltratan y abandonan a sus esposas en el robledal de Corpes (en la provincia de Soria). El Cid, tras pedir justicia al rey, se venga posteriormente de ellos y vuelve a casar a sus hijas con los infantes de Navarra y Aragón. Al final, se informa de la muerte del Cid. El Cantar termina de esta manera con la recuperación de la honra, tanto pública como personal, por parte del Cid. La pri¬mera la recupera con las victorias militares y con el perdón del rey, y el honor personal se restituye con las nuevas bodas de sus hijas, que le emparentan, además, con la nobleza.
Uno de los rasgos característicos del Cantar de Mío Cíd es el realismo con que está escrito, tanto en lo que se refie¬re a las acciones guerreras como a la caracterización de los personajes.
Los episodios fantasiosos que aparecen son muy pocos en comparación con lo que sucede en la épica europea. El ci¬tado realismo no solo hay que buscarlo en relación con la verdad histórica, sino también en las localizaciones geográ¬ficas, en las descripciones de las costumbres de la época, de las batallas, y, sobre todo, en la caracterización de los personajes.
...