Pensamientos Aborigenes
adrianib20 de Septiembre de 2012
3.865 Palabras (16 Páginas)641 Visitas
PENSAMIENTOS POLITICOS DE LOS ABORIGUENEZ AMERICANOS
En la actualidad, los aborígenes luchan por rescatar su identidad y darse a conocer al mundo. Para esto, forman organizaciones políticas que se autodenominan indias o indígenas, o bien adoptan el nombre del grupo étnico al que representan. Todos estos grupos pregonan una identificación pan-india opuesta a occidente y a las políticas indigenistas de los gobiernos latinoamericanos, ya que éstos tienen como objetivo la integración de los indios en un modelo de estado nacional napoleónico, que no refleja el carácter pluriétnico de las sociedades englobadas en él. Por lo tanto, estas tentativas integradoras responden a la necesidad capitalista de consolidar y ampliar el mercado interno.
El Movimiento Indigenista Latinoamericano se crea en 1.940 con la realización del primer Congreso Indigenista Interamericano. En él, se reconoce la existencia del pluralismo étnico y la necesidad consecuente de políticas especiales para los pueblos indígenas. Éstas deben tender a la incorporación integral de los indígenas en la vida nacional y estimular el desarrollo de las culturas indias.
Existe también otro indigenismo, el practicado por las iglesias. Éste es rechazado por los auténticos grupos indigenistas, ya que la esencia misma del trabajo evangelizador ha sido siempre etnocida. Esto sin considerar el papel que históricamente han desempeñado las iglesias en América latina, como arma no siempre espiritual de la conquista, como garante del sometimiento de los colonizados y como aliada de las clases dominantes. Con esto, no se quiere decir que rechaza el cristianismo, todo lo contrario, sino que no acepta su auto-postulación, como portavoz de las culturas indígenas.
"En el aborigen venezolano no se encuentran manifestaciones de ateísmo. El indio zuliano tampoco lo fue. Siempre creyó en la existencia del Espíritu del Bien y el Espíritu del Mal Eran de prácticas politeístas y fetichistas. Su más importante actividad religiosa fue la adoración al Sol y a la Luna.
Poseían especial veneración a los muertos a quienes enterraban en grandes tinajas de barro cocido, con idolillos y alimentos; esas tinajas funerarias las denominaban guacas.
A pesar del espíritu profundamente religioso de nuestro aborigen, nunca levantaron templos; pero sí existían lugares sagrados y cuevas en donde practicaban danzas y ceremonias religiosas, presididas por los sacerdotes que a la vez eran los médicos de la tribu o mojanes.
Las ceremonias estaban acompañadas de danzas rituales que se amenizaban con instrumentos de percusión, de maderas huecas y ocarinas y flautas hechas de hueso o caña brava.
Los pueblos indígenas siempre estuvieron regidos por un jefe absoluto, elegido por su valor ante el peligro o la destreza en la lucha con el enemigo. Este jefe, llamado cacique por los europeos, estaba generalmente asesorado o aconsejado por elementos más ancianos de la tribu.
Ante el peligro común, fue práctica muy usada el confederarse varias tribus bajo la autoridad del jefe más valiente.
En el aspecto social prevaleció la autoridad de la madre. Por eso se dice que la organización social fue esencialmente matrilineal. En efecto, el parentesco se determinaba en base a la línea materna y no a la paterna. No conocieron la propiedad privada como la entendemos en nuestra época, sino que fue práctica común la propiedad comunitaria.
Los habitantes del territorio del Lago de Coquivacoa no presentaron un grado de civilización avanzado; por ello no podemos señalar ningún monumento que testifique un antiguo momento cultural. Ello debióse a las condiciones del territorio donde actuaron y a la dura lucha por la existencia.
Restos de sus rudimentarias manifestaciones las encontramos en dos ejemplos de petroglifo (dibujo sobre piedra), realizados posiblemente como primera manifestación escrita de su pensamiento: Cerro del Dibujo, en el distrito Maracaibo, a 32 kilómetros de la Represa de Tule y El Hombre Pintado, en el distrito Mauroa del Edo. Falcón, a 60 kilómetros de los Puertos de Altagracia.
En cuanto a las manifestaciones de su industria cerámica y aspectos religiosos, tenemos muestra clara de ellas en el cementerio indígena que se halla perdido en los montes de las cercanías del poblado La Plata, cerca a Cabimas y en el ya desaparecido cementerio indígena de Tamare, distrito Bolívar.
Pensamientos Mayas
Las emociones y los pensamientos de las personas estaban influenciadas por los movimientos del sistema solar, de la Luna, de las estrellas y de la ciclicidad del agua, así como por los solsticios de verano e invierno. Todo ello les llevó a establecer que los ciclos de ri ik´ (la Luna) y ri q´ij (el Sol) inciden energéticamente en la vida de las personas.
El significado filosófico que las ancestros y ancestros mayas le dieron a su sistema matemático vigesimal está asociado a los cinco dedos que las personas tenemos en cada mano y en cada pie. De esa cuenta, la multiplicación de 4 x 5 da un total de 20, que en los idiomas kaqchikel y k´iche´ significa Jun Winäq.
Este primer cálculo del tiempo dio como resultado la definición de los 20 Q´ij (días), conocidos también como nawales. Estos nawales en idioma K´iche´ son: Imox, Iq´, Aq´ab´al, K´at, Kan, Keme, Kej, Q´anil, Toj, Tz´i´, B´atz, E, Aj, I´x, Tz´ikin, Ajmaq, No´j, Tijax, Kawoq, Ajpu´.
Cada uno de los nawales o días cuenta con su respectiva carga energética, que en los idiomas k´iche´ y kaqchikel significa raq´än q´ij. La carga energética, por un lado, representa las 13 rotaciones de la Luna alrededor de la Tierra en el transcurso del año solar, y por otro lado significa las 13 articulaciones identificadas en el cuerpo humano, distribuidos así: seis en los brazos izquierdo y derecho, seis en las piernas izquierda y derecha y una en la nuca.
Es así como cada uno de los 20 nawales o días tiene su carga energética, que va de 1 a 13. Por tanto, la multiplicación de los 20 nawales por las 13 rotaciones de la Luna alrededor de la Tierra y los múltiples significados de este numeral en el pensamiento maya constituyeron los hilos centrales para tejer los sistemas calendáricos de medición del tiempo.
Dentro de los sistemas calendáricos mayas más conocidos están el Cholq´ij ó cholb´äl q´ij —calendario lunar y el Ab´, conocido en español como calendario solar o agrícola. El Cholq´ij resulta de la cuenta de los 20 nawales por 13 que da un total de 260 días, a los que se suman cinco días denominados Wayeb´. Este sistema calendárico puede facilitar que las personas, desde muy temprana edad, comprendan su uwäch q´ij y su ch´umilal.
El uwäch quijo está relacionado a las potencialidades, limitaciones y cualidades de la personalidad. Conforme las personas logran trascender sus limitaciones y se armonizan con sus potencialidades podrán identificar con mayor precisión su ch´umilal, que consiste en la proyección social, política, artística y económica, acorde a sus aspiraciones personales libres de imposiciones adulto céntricas, capitalistas, sexistas, etcétera.
Pensamiento Azteca
Las concepciones de las aztecas relativas al Universo reflejaban sus gustos trágicos y sus inclinaciones a los sacrificios y prácticas sangrientas. La creación del Mundo había empezado por el sacrificio voluntario del dios Nanahutzin (dios de la sífilis, como Amimitl era lo era de la disentería), que se arrojó a una hoguera. Quetzalcóatl había sacrificado a su hijo, que tras ello se convirtió en Sol. Cuatro edades o soles se habían sucedido, cada una de ellas terminaba por un cataclismo. Al final de la primera, los hombres habían sido destruidos por los jaguares. La segunda, por el viento. La tercera acabó mediante una lluvia de fuego y la cuarta, en diluvio.
Los primeros sacrificios, los habían hecho los dioses para alimentar al Sol con sangre de corazón. El mundo subterráneo comprendía nueve pisos; los cielos, trece, superpuestos. En fin, práctica esencial en la religión de los aztecas era, como ya hemos indicado varias veces, los sacrificios humanos, costumbres que fueron en aumento a medida que la civilización progresaba.
Esto, la abundancia de dioses y su complicado ritual dio nacimiento a un cuerpo sacerdotal muy numeroso a cuya cabeza estaban dos grandes sacerdotes, que llevaban el nombre de Quetzalcoátl. A sus órdenes se escalonaban una jerarquía complicada y una escuela encargada de la formación de novicios. Había, además, brujos y magos que, mediante remuneración, predecían el porvenir, curaban enfermedades y hacían otros servicios análogos.
Los aztecas creían en la creación del hombre basados en los Dios Ometecutli y Omecihualt, creadores de la vida e inicio de todo, los cuales a su vez tuvieron cuatro hijos: Tezcatlipoca, Xipetotec, Quetzalcóatl y Hutzilopochtli. Los aztecas creían que el mundo estaba destinado a ser creado y destruido cinco veces, así que los aztecas que Cortes en centró creían que estaban viviendo en el quinto y final período de la creación. Los aztecas no tenían nada que se refiriera a la Eternidad, no tenían noción de la misma.
Pensamiento Inca
El antiguo inca tenía una estructura de pensamiento única, las concepciones sobre Dios (Viracocha), el mundo (Pacha) y el hombre establecen el tema central de su pensamiento y mundo ideológico, muchos de estos datos se obtuvieron de cronistas del siglo XVI que pudieron presenciar y trasmitir el apogeo de esta civilización
La crónica española aporta abundante información sobre Viracocha. Viracocha, en quechua 'señor',
...