Porfirio Diaz El largo camino a la presidencia: 1867 – 1876

Capítulo 3.

EL LARGO CAMINO A LA PRESIDENCIA:

1867 – 1876.

     Un gran factor que se descuida de Díaz es que en 1867 disfrutaba de una favorable cobertura en la prensa, en este tiempo no solo se le alababa por su victoria ante el ejército francés, sino también por su cualidades personales y administrativas, como la ya mencionada en el capítulo anterior disciplina militar, su rectitud moral y la más importante, la ausencia de escándalos públicos o privados. En este mismo, la campaña para la presidencia de Díaz buscaba sacar provecho de lo anterior, pero sobre todo de su defensa a la soberanía mexicana y la Constitución de 1857, al mismo tiempo adoptó el discurso de la lucha patriótica y sostuvo que unirse a Maximiliano, en pocas palabras, era la destrucción de las libertades e Independencia de México.

     Hacia las elecciones de 1867, Juárez abusando de su prestigio y popularidad, aseguraría una victoria al presidente en turno. De acuerdo con Ballart Perry, Juárez había sustituido a los gobernadores inconformes en los estados clave de las elecciones, también había reemplazado a los jefes políticos para que otorgaran un sufragio efectivo. Esto era una clara señal de abuso a la Constitución de 1857 al intentar una dictadura perpetua mediante la manipulación  del proceso electoral y la centralización del poder político.

La reacción de Díaz al fracaso fue, eminentemente  de decepción y frustración. La afirmación de Díaz de hablar por la opinión de toda la republica solo demostraba su determinación de regresar a ala política cuando le fuera posible, posterior a esto, Díaz se convirtió en granjero y empresario, estableció el primer enlace telegráfico entre Oaxaca y Ciudad de México y estableció una fabrica de armas y municiones en la Noria.

     En enero de 1971, Díaz aceptó de manera formal que se presentara como candidato, pero no tuvo mayor participación en este hasta que en noviembre del mismo año lanza el Plan de La Noria, dónde se declaraba parte de la rebelión contra Juárez bajo el estandarte de la Constitución de 1857 y la libertad electoral. La conclusión de esta rebelión no se da por un liderazgo desordenado ni de la derrota militar, sino, por la repentina muerte de Juárez en 1872, posterior a esto Lerdo queda como presidente interino de México. La tare principal durante los cuatro años siguientes sería reconstruir la coalición de oposición, pero las fallidas estrategias de llegar al poder a través de las elecciones quedarían a un lado, y daría paso a una táctica de rebelión militar. Finalmente llegó en 1876, la campaña de Tuxtepec en la cual Díaz había logrado la victoria, pero la “presidencia provisional” se la designo a Iglesias, quien rechazó el poder ya que quien tuviese el control del ejército, tenía el poder. Así es como Díaz ocupa la Ciudad de México a la cabeza del ejército constitucionalista.

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