Primer periodo presidencial de Porfirio Díaz 1876-1880
Os Vargas SickeierosEnsayo12 de Febrero de 2017
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Primer periodo presidencial de Porfirio Díaz 1876-1880
Después del que el intento de reelección de Lerdo callera ente el Plan de Tuxtepec, Díaz entro triunfantemente a la capital el 13 de noviembre de 1876. Donde tomo la presidencia provisional, pese a la negativa de Iglesias. Díaz por necesidad tuvo que nombrar a Juan N. Méndez como presidente provisional, quien tiempo después convocaría a elecciones presidenciales en donde Porfirio Díaz gana por mayoría de votos. Y el 5 de mayo de 1877 protesta su cargo ante el Congreso de la Unión como presidente constitucional de México.
“Cuando Díaz tomo su primer periodo de gobierno el panorama del país no era la favorable, pues los problemas políticos y económicos eran enormes. Políticamente el país exigía una paz entre las fuerzas políticas y en lo económico Díaz buscaba que la economía se consolidara y se fortaleciera”[1].
Para que Díaz pudiera tener una pacificación eficiente, llamo a sus opositores para que trabajaran en conjunto para el beneficio del país. Gracias a esta cooperación más el apoyo del Congreso de la Unión, logro una lenta reactivación y un flujo lento del comercio, pues ambos se habían detenido por las constantes guerras que había sufrido el país. Para mantener este avance lento pero seguro, Díaz ordeno el desplazamiento de tropas en las fronteras de los Estado para que salvaguardaran los bienes nacionales pues había muchos grupos delictivos, indígenas, yaquis y opositores al gobierno los robaban.
Por obviedad los grupos opositores, que principalmente eran los lerdistas bajo el mando de Mariano Escobado, resintieron el poder de Díaz. Cabe mencionar que gracias al método de reclutamiento llamado “leva” la composición de las tropas del ejército fue de criminales, presos y vagabundos.
Otro problema serio en el panorama político eran las ambiciones y alianzas de los jefes militares. A fin de resolver este problema, Díaz nombro personalmente a varios jefes militares y gobernadores de confianza en puestos importantes para ayudarlo a tener estabilidad.
Una de las primeras acciones políticas internas que Díaz implemento fue el de respetar los principios que había planteado en el Plan de Tuxtepec[2]. Además, la aplicación de las Leyes de Reforma fue meramente de “adorno” para mantener a la población, a sus adversarios y a la prensa calmados. Otra de las estrategias que se implementaron en su primer periodo, fue devolverle algo de poder a la Iglesia, pues gran parte de este poder lo habían perdido en las Leyes de Reforma bajo con la condición de que sus terrenos e instituciones fueran de uso público y que brindaran salud y educación.
Para empezar a consolidar la economía del país y tener reconocimiento internacional con Estados Unidos. Se empezó a negociar el pago de la deuda externa. Pese a la soberbia del ministro estadounidense John W. Foster de que primero se le pagara a los Estados Unidos y después se reconociera al gobierno mexicano, el Ministro de Relaciones Exteriores Ignacio Luis Vallarta logro que se pagara trecientos mil pesos de la deuda a Estados Unidos. Después, bajo una campaña de promoción mexicana a cargo del economista de la Secretaria de Hacienda José Yves Limantour logro que varios inversionistas estadounidenses se interesaran en México, y el 9 de abril de1878, el presidente estadounidense Hayes reconoció el gobierno de Díaz.
Ya pagada una parte de la deuda con Estados Unidos, Díaz le pidió a Ignacio Luis Vallarta que se esforzara en obtener más reconocimientos internacionales. Vallarta con su gran ingenio, logro varios gobiernos reconocieran a México, los países que reconocieron el gobierno de Díaz fueron: Alemania, El Salvador, Guatemala, Italia y España, tiempo después, lo hizo Francia en 1880[3].
Ya al final de su gobierno, Manuel “El Manco” Gonzales fue nombrado candidato presidencial por parte del Partido Liberal. Tras una campaña electoral sin contratiempos, Gonzales conto con el apoyo político y económico. Y como resultado Manuel Gonzales fue electo presidente y empezó a ejercer su cargo, el 1 de diciembre de 1880[4].
MANUEL GONZÁLEZ (1880-1884)
Manuel González rinde protesta como Presidente Constitucional de los Estado Unidos Mexicanos el 1° de diciembre de 1880.
Manuel González siguió con la política porfirista de consolidación de la paz y de conciliación de todos los grupos políticos y de progreso material[5] e integraría su gabinete con personajes sin filiación política definida. Su gobierno se caracterizó por: celebrar elecciones amañadas e imponer candidatos; tener dificultades económicas respecto a la moneda de níquel que sustituyo a la de plata y provoco un motín, ya que la población estaba en desacuerdo con utilizar una moneda de valor intrínseco menor; las relaciones exteriores con Estados Unidos y España, sin embargo el vínculo con Reino Unido estaba sujeto al pago de la deuda inglesa, que provenía desde antes de la independencia, cuyo fin era liquidar la deuda para el reconocimiento del gobierno y el préstamo de capital.
En su oposición como Senador de Luis Mier y Terán modifico el artículo 7 de la Constitución para que los delitos de prensa e imprenta se juzguen por tribunales ordinarios y ya no por jurados populares.
González sufre una crisis ministerial en la cual Francisco Landero y Cos, secretario de Hacienda, el General Jerónimo Treviño, secretario de Guerra y Ezequiel Montes, ministro de Justicia, son eliminados de sus cargos, ellos tenían especial interés en el progreso político, económico y judicial de México. Así mismo expidió el Código Comercio el 20 de abril de 1884 y el Decreto sobre Colonización y Compañías Deslindadoras en el cual aludía a la medición y asignación del precio a los terrenos para el establecimiento de los colonos, así como los requisitos necesarios para adquirirlos (1883). Realizo una reforma al Código Civil (1884).
Se dio una ampliación de la red telegráfica así como de la red ferroviaria, donde estuvieron involucrados los capitales de Estados Unidos. De las redes ferroviarias mexicanas, se construyeron 4,658 kilómetros que en conjunto con las preexistentes formaron 5,731 vías férreas. Sale de la ciudad de México el primer tren que recorre la ruta México- Fresnillo, construcción que estuvo a cargo de la compañía Ferrocarril Central Mexicano.
En su gobierno surgió la controversia con Guatemala, en donde Juan Rufino Barrios reclamaba a México los territorios de Chiapas y Soconusco, pues buscaba reconstruir la unidad centroamericana, sin embargo, estas provincias habían declarado formar parte de la República Mexicana por su libre autodeterminación. Estados Unidos intervino como mediador a petición de Guatemala y declaraba que actuaría como consejero desinteresado en la afrenta; pero México estaba en desacuerdo pues era una disputa improcedente, así que Lorenzo Montufar firmo con Matías Romero una convención que citaba lo siguiente: “La Republica de Guatemala prescinde de la discusión que ha sostenido acerca de los derechos que le asistan al territorio de Chiapas y su departamento en Soconusco”[6].
El gobierno era acusado de derrochador, especulador y deshonesto en el manejo de los fondos públicos, pues había problemas hacendarios, ya que no se contaba con el dinero suficiente requerido para el pago de la deuda externa, por esto el gobierno tomo medidas como reducir gastos, aumentar impuestos y recuperar el crédito.
SEGUNDA PRESIDENCIA DE PORFIRIO DÍAZ (1884-1888) e inicio de su continua reelección hasta 1911.
En las elecciones de 1884 el general Díaz triunfó sin problemas, y en los 4 años siguientes terminó de afianzar su poder gracias a su gran habilidad política, el deseo general de paz y los progresos materiales (el crecimiento de la industria, construcción de ferrocarriles con el ingreso de fuertes capitales extranjeros y un mayor control militar, el desarrollo de la minería y el comercio). Esta situación proporcionó ventajas a empresarios y mejores perspectivas de vida a los profesionistas, empleados, pequeños comerciantes y otros grupos del sector medio, al mismo tiempo se reprimía con fuerza cualquier intento de oposición.
La primera década del siglo xx fue la del triunfo del régimen porfirista. Díaz afirmaba que su gobierno de “mano firme” había creado condiciones para establecer un régimen democrático. El país gozaba de alto prestigio internacional y los empréstitos e inversiones extranjeras crecían a un ritmo nunca antes visto, se incrementaron a un ritmo seis veces superior.
LAS INSTITUCIONES JURIDICAS SON:
En 1885 entra en vigor el nuevo Código de Minería por el cual quedan libres de toda contribución federal, local y municipal, las minas de carbón de piedra en todas sus variedades, las de petróleo, las de hierro y azogue; sin embargo, el código y otras leyes se derogan por la Ley Minera (1892) que reduce a la mitad el impuesto anual sobre minas de plata, oro y platino.
La Ley de Terrenos Baldíos surge por la necesidad de regular las tierras de los latifundistas, ya que la distribución de propiedades era injusta. Los hacendados poseían grandes extensiones de tierra sin uso alguno, por ello el gobierno la reformo en múltiples ocasiones. También se publica una circular (1885) en la cual se reconocen tres clases de baldíos. Los primeros serán los terrenos adyacentes a las poblaciones importantes o a las vías férreas y fluviales, los susceptibles de riego, los bosques de maderas valiosas, los que tengan orchilla o alguna otra planta tintórea y los criaderos de sales o sustancias señaladas en el artículo décimo del código de minería; se consideran de segunda las tierras de temporal, las alejadas de las vías de comunicación y las ganaderas; de tercera, el resto. De esta misma manera la Ley de Colonización sufre reformas como la de 1890 en la que estipula “El concesionario habrá de deslindar los terrenos baldíos aledaños a las vías férreas; el gobierno se reserva para si la tercera parte de los terrenos deslindados; otra tercera se venderá al concesionario al precio vigente, y la restante será propiedad del concesionario de manera automática.”
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