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Miguel Hidalgo, el consumador de la independencia


Enviado por   •  20 de Febrero de 2012  •  1.722 Palabras (7 Páginas)  •  883 Visitas

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MIGUEL HIDALGO,

EL CONSUMADOR

DE LA INDEPENDENCIA

Hace algunos años, en el Museo Nacional de Arte se llevó a cabo un ciclo de exposiciones con un título en común: "Los pinceles de la historia". Las obras ahí expuestas revelaban claramente la manera como los artistas de distintas épocas habían contemplado los acontecimientos de nuestra historia. Ahí estaban los pinceles de los conservadores y de los liberales, los retratos que satanizaban o beatificaban a los personajes y los cuadros que condenaban o aplaudían algunos acontecimientos. La polémica de nuestro pasado se materializaba en los lienzos.

En la última de estas exposiciones, que se montó con el nombre de "La arqueología del régimen", el Munal presentó un interesantísimo retrato de Miguel Hidalgo y Costilla: una obra anónima de principios del siglo XX: en la que el cura de Dolores trabaja en una forja. Según algunos críticos -como Mireida Velázquez Torres-, esta pintura "nos sugiere la personificación de un maestro masón", pues el personaje porta un mandil y tiene un martillo en su mano derecha. Sin embargo, creo que este retrato, a pesar de los dos símbolos, es ajeno a la masonería y sólo revela la imagen mítica del sacerdote: Miguel Hidalgo es uno de los forjadores de México.

Esta cualidad de forjador, ampliamente divulgada los libros de texto, nos ha impedido acercarnos a la verdadera personalidad de Hidalgo y ha obstaculizado nuestra comprensión de los alcances y la importancia de su movimiento. Efectivamente, según los historiadores oficiales él le debemos la realización de nuestra independencia, tal hecho no debe ser puesto en duda. No obstante, pesar de las posibles condenas, es pertinente analizar idea con mucho cuidado, pues es evidente que Miguel Hidalgo no consumó la independencia.

Los problemas de la patriótica paternidad de Miguel Hidalgo no se reducen a los alcances de su movimiento sino a un hecho de armas y a su condena a muerte: si bien es cierto que él encabezó una serie de acciones bélicas durante 1810 y 1811 y que obtuvo algunas victorias (como sucedió en Guanajuato y en Monte de las Cruces), también es verdad que el movimiento que él inició fue derrotado por Félix María Calleja en la batalla de Puente de Calderón, y que luego de este combate los primeros insurgentes fueron aprehendidos, juzgados, condenados y ejecutados en 1811. Lo anterior sin perder de vista que Allende, ya en aquel entonces, no sólo había intentado envenenar al cura Hidalgo -quien se hacía llamar Su Alteza Serenísima-, sino que lo había destituido del cargo cuando éste se negó a impedir los desmanes cometidos por sus tropas. Hidalgo y sus seguidores, por estas tampoco pueden ser considerados como los consumadores de la independencia: la, consumación ocurrió once años más tarde, el 27 de septiembre de 1821, cuando Agustín Iturbide entró a la ciudad de México al frente del ejército trigarante.

Pero quizá la prueba más palmaria de que Hidalgo y los suyos no consiguieron la independencia de México la constituye el hecho de que

las cabezas de Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez fueron llevadas a Guanajuato, en donde las pusieron en unas aspas de fierro en los cuatro ángulos del castillo de Granaditas [...] Casi diez años permanecieron enclavadas en los ángulos de la Alhóndiga las cabezas de estos caudillos, hasta el 28 de marzo de 1821, en que por orden de don Anastacio Bustamante fueron sepultadas en el panteón de San Sebastián de Guanajuato .

Miguel Hidalgo y sus acompañantes no lograron la independencia, pues si la cabeza de una persona ha sufrido el ultraje de permanecer durante una década expuesta al público, no es precisamente porque hubiera triunfado.

Pareciera entonces que estamos en un callejón sin salida, pues si Miguel Hidalgo no es el forjador de la patria y la independencia, ¿quién merece esta distinción?

LOS VERDADEROS PADRES DE LA PATRIA

En la historia, la "prueba reina" de la verdad son los documentos. Así ateniéndonos a los textos que generaron los insurgentes durante el periodo 1810-1821 todo parece indicar que la primera proclamación real de la independencia de Nueva España, la del rompimiento definitivo e irreversible, corrió por cuenta de José María Morelos y Pavón en un documento fechado el 14 de septiembre de 1813. En efecto, en las primeras líneas de los Sentimientos de la nación se hace la proclamación libertaria, pues ahí puede leerse: "Que la América es libre e independiente de España y de toda otra nación, gobierno o monarquía, y que así se sancione dando al mundo las razones".

Pero Morelos y sus seguidores no se conformaron con el señalamiento libertario que se muestra en los Sentimientos de la Nación, y unas semanas más tarde -el 6 de noviembre de 1813- la segunda insurgencia, en una sesión solemne del Congreso de Anáhuac, firmó la primera Acta, de Independencia de nuestro país. Este documento -escasamente divulgado-, firmado por Andrés Quintana Roo, Ignacio López Rayón, José Manuel de Herrera, Carlos María de Bustamante, José Sixto Berdusco, José María Liceaga y Cornelio Ortiz de Zárate, puede ser considerado como la primera acta de nacimiento de nuestro país y, justo por ello, bien vale la

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